El nuevo aeropuerto internacional de Berlín, BER, se inaugurará finalmente el 31 de octubre, nueve años después de lo previsto por reiterados problemas técnicos y corrupción. La terminal del futuro aeródromo, que deberá sustituir a los dos que actualmente operan en la capital alemana, recibió el visto bueno de la autoridad de obras públicas del distrito de Schönefeld, en las afueras de Berlín, en abril pasado.
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El BER, que debería haber entrado en funcionamiento en 2011, ha sufrido todo tipo de contratiempos por cuestiones técnicas, entre ellas las derivadas de la instalación de un sistema de extracción de humos y del de protección contra incendios, que resultó defectuoso. El proyecto arrancó en 2006 y el objetivo era sustituir a los tres aeródromos que durante décadas funcionaron en paralelo en la ciudad -Tegel, en el antiguo sector oeste; Tempelhof, en pleno casco urbano; y Schönefeld, en la mitad este-. El viejo aeropuerto de Tempelhof -utilizado ya bajo el nazismo, durante la división alemana y también en la primera fase tras la reunificación- quedó fuera de servicio en 2008 y se ha convertido en un espacio abierto al ocio ciudadano. Los otros dos siguen en funcionamiento, pese a que quedaron obsoletos.
Los contratiempos acumulados en la construcción del BER y los problemas de sobreprecios generados en ese proceso fueron motivo de escándalo persistente en la capital alemana y de sucesivos relevos en la cúpula directiva. La noticia de su posible apertura el próximo octubre coincide con el peor momento para el transporte aéreo mundial, como consecuencia de los estragos causados por la pandemia de la Covid-19 en ese sector y el del turismo. La actividad tanto en Tegel como en Schönefeld se ha reducido a un 5 % de lo habitual, en medio de las restricciones impuestas a los viajes a escala tanto alemana como internacional.
Fuente: DW.
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