La lógica decisión de las autoridades brasileras de suspender el carnaval de Río de Janeiro como consecuencia de la pandemia del coronavirus que tiene a Brasil como al segundo país del mundo con mayor cantidad de muertes, dejó una sensación muy amarga no solo entre los brasileños sino en los miles de turistas que año tras año disfrutaban del mejor carnaval del mundo.
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Instaurado en 1723, si bien la primera vez que el festival se suspendió fue en 1912 debido al fallecimiento de José Paranhos, popularmente conocido como “el padre de la diplomacia brasileña”, una semana antes del inicio de los festejos, en esa oportunidad las autoridades brasileñas decidieron posponerlo al mes de abril, cosa que esta vez no sucedió ya que la Alcaldía de Río de Janeiro dio por tierra con la posibilidad de celebrarlo en el mes de julio debido a las dificultades logísticas para su organización.
Así, lamentablemente, este año tanto los desfiles como las carrozas y los coloridos trajes que representan el arte y la historia brasileña quedaron guardados en las casas o en los centros de reunión de cada una de las murgas participantes.
La habitual alegría callejera que se respira durante el carnaval de Rio, dio lugar a un profundo silencio que aún por estos días se sigue percibiendo no solo en los desconsolados rostros de los sambistas que todo el año sueñan con esta fiesta, sino, también en los de todos los residentes de la ciudad.
“Nadie imaginó nunca Río de Janeiro sin carnaval. Es como si estuviese en medio del mar ahogándome, intentando respirar. Estoy desesperada, con una tristeza muy grande”, afirmó en una entrevista a BBC News, Squel Jorgea Ferreira Vieira Ferreira Vieira, abanderada de la Escuela de Samba de Mangueira, una de las más importantes de Brasil.
Es que por culpa de la pandemia, los 4.000 sambistas de Mangueira- la comparsa ganadora de 2019-, se vieron privados de lucir sus sofisticados y coloridos disfraces de lentejuelas y plumas en la vibrante competencia cuyas imágenes son transmitidas a todo el mundo.
Para tratar de levantar el ánimo de los sambistas y de los habitantes de Rio de Janeiro, la red Globo transmite segmentos con los momentos más relevantes de carnavales anteriores.
En tanto, en el Museo de Arte Moderno de Río de Janeiro (MAM) está llevando a cabo, junto con los integrantes de Mangueira, una serie de conferencias y talleres alusivos al festival.
“Nunca imaginé que sería invitada a un museo, que entraría por la puerta principal para dar una clase, que personas que quieren entender mi arte agotarían las entradas. Pero, igualmente, me irrita que la gente no entienda nuestro dolor”, concluyó.
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