Friday 26 de April de 2024
SITIOS EXTERNOS | 21-04-2015 16:54

Piedra del Águila: marrones del río Limay

Entre las represas de El Chocón y Piedra del Águila se encuentra el santuario de la pesca de estas truchas enormes y luchadoras. Nota con video.
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Las grandes marrones migratorias de agua dulce, o marrones potádromas, resultan uno de los mayores desafíos para la pesca con mosca en la Patagonia norte. Pasión de multitudes, el sueño de miles, impregnado de un fervor y una mística que roza lo religioso. Desgraciadamente, también una de las más románticas, por la velocidad a la que desaparecen.

En muchos pesqueros históricos, las marrones gigantescas de antaño se extinguieron, tal vez para siempre. Y hoy, salvo honrosas excepciones, el mayor bastión donde resisten es el río Limay. Un curso que en término de trofeos, tanto en el tramo superior como medio, resulta una máquina del tiempo hacia los años dorados de Jorge Donovan y el Bebe Anchorena. Para reflexionar y cuidar este recurso casi irrepetible en el mundo, como realmente lo merece.

Esta temporada nos medimos con ellas en el río Limay Medio, en sus primeros 20 kilómetros. Todo en el marco del Tercer Encuentro de Marrones Migratorias, organizado por la Municipalidad de Piedra del Águila, que celebra estos peces maravillosos. Convocaron a destacados instructores de todo el país, en dos jornadas de clínicas tan jugosas como intensas. El guía, que con conocimiento y pasión nos conduciría por el Limay Medio, fue el amigo Diego Rodríguez, de Fario Fishing.

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Especie migratoria 

A comienzos de marzo, fecha de nuestro relevamiento, el río recibe los primeros runs o corridas reproductivas de trucha marrón, provenientes del embalse Exequiel Ramos Mexía. A lo lejos semeja un mar interior, rebosante de peces forrajeros autóctonos, como puyenes, percas y pejerreyes. Es un ambiente que favorece notablemente la piscivoría y sus tasas de crecimiento. Durante esta fase temprana se puede reconocer los peces ingresantes al río por su librea cromada. Plantean un combate poderoso y explosivo. El momento de la conexión es sumamente emocionante, con un pique agresivo que parece arrancarnos la línea de las manos.

Con el agua aún caliente, entorno a los 18 ºC, las truchas arco iris se encontraban sumamente activas, brindando la posibilidad de una pesca con ninfas y secas incomparable, muchas veces a pez visto. En los papeles la pesca de arco iris estaba asegurada, mientras la de marrones nos llenaba de incertidumbre. Pero paradoja del

destino, todo resultó al revés.

Un mediodía, en la zona de Fortín Nogueira, encontramos un lote de arco iris de 1,5 kg promedio, cebándose alocadas de pequeños midges y pelechos de microcaddis.

Tremendamente educadas y selectivas, me propiciaron la denigrada más alevosa que recuerde en años. Cientos de presentaciones sin éxito y no menos de 25 rechazos a centímetros de la mosca.

Nota publicada en la edición 511 de Weekend, abril de 2015. Si querés adquirir el ejemplar, pedíselo a tu canillita o llamá al Tel.: (011) 5985-4224. Para suscribirte a la revista y recibirla sin cargo en tu domicilio, clickeá aquí.

21 de abril de 2015

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Diego Flores

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