Entre las medidas más eficaces para evitar el contagio del coronavirus que sigue acechando al mundo entero, se destaca el uso del tapabocas, elemento que, según algunos especialistas afirman, parece haber venido para quedarse entre los humanos durante un largo tiempo. Al menos hasta que la ciencia descubra una vacuna o medicamento que nos proteja totalmente de este virus que sigue acechando al mundo entero y al que, lamentablemente, todavía los profesionales no han terminado de entender cómo funciona, cuánto tiempo podría durar y si tiene efectos secundarios permanentes en las personas contagiadas.
“Hasta tanto no llegue la vacuna y ésta se distribuya de forma masiva entre la población, la única defensa posible para detener la propagación del COVID-19 será la que ya conocemos: distanciamiento social y el uso permanente de mascarillas mientras las personas se encuentran fuera de sus hogares. Sabemos que a muchos les fastidia tener que usarlos pero no les queda otra. Solo es cuestión de tiempo para que, quienes todavía se niegan a hacerlo, comiencen a adoptar las medidas por miedo a enfermar y morir”, afirmó Eric Toner, catedrático de la prestigiosa Universidad John Hopkins, sin duda alguna, la principal referente de la situación mundial de la pandemia gracias a su preciso mapa en tiempo real.
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Toner llevó a cabo un minucioso estudio en octubre de 2019 con posibles evoluciones del virus en Nueva York en el que tras analizar varias alternativas de protección ante el virus llegó a la conclusión que la mascarilla es vital para detener la propagación del virus. “Los tapabocas son la manera más segura que hay para prevenir los contagios del coronavirus y aunque a muchos les resulten fastidiosas o molestas vamos a tener que usarlas por años”, agregó.
Al ser consultado sobre la fuerte ola de rebrotes que se están registrando a lo largo y ancho del mundo, aseguró que “tal como está pasando en EE.UU. a medida de que algunos estados van retomando sus actividades normales, se van a registrar profundos rebrotes durante los meses de julio y agosto, hasta la llegada de la segunda gran ola que se espera para finales de año en todo el planeta. Los rebrotes van a continuar hasta que se vuelva a tomar la decisión de confinarnos de nuevo. De hecho, en países como España ya se se están reservando camas en las unidades de cuidados intensivos hospitalarias ante la segunda gran ola que se espera para los últimos meses del año”.
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