Los investigadores han descubierto seis nuevos tipos de coronavirus procedentes de murciélagos en Myanmar (Birmania), lo que podría ser un foco potencial de nuevas enfermedades. Entender cómo funcionan, cómo evolucionan y, sobre todo, cómo se transmiten a humanos es una cuestión a resolver de vital importancia para prevenir futuras pandemias como la actual, porque en esta zona la convivencia entre estos animales y los humanos es común.
De los virus encontrados, tres alfacoronavirus y tres betacoronavirus son completamente nuevos, además de haber hallado otro alfacoronavirus presente en otras zonas del Sudeste Asiático pero nunca antes en Myanmar. Según estiman los investigadores, deben existir miles de especies, de las cuales apenas conocemos 40. Coronavirus es como se denomina a los virus de la subfamilia Orthocoronavirinae, del orden de los Nidovirales. Estos virus constituyen una de las dos subfamilias de Coronaviridae, y son virus con una cadena de ARN en su núcleo.
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Los Orthocoronavirinae se dividen en otros cuatro grupos: los alphacoronavirus, los betacoronavirus, los gammacoronavirus y los deltacoronavirus. De ellos, los primeros afectan principalmente a ganadería, los segundos a seres humanos, los terceros a aves y los cuartos también a humanos. El SARS-CoV-2, causante de la COVID-19, es un betacoronavirus, un grupo asociado también a murciélagos, donde residen como reservorio. Entre otras cosas, los coronavirus son causantes de enfermedades como el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS) y el síndrome respiratorio agudo grave, además del SARS-Cov-2 que estamos viviendo actualmente. Por ello, es necesario conocer mejor a estos virus.
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En las últimas investigaciones se maneja también la posibilidad del perro como posible origen del coronavirus específico que ha causado la actual pandemia. Esta hipótesis, que todavía está siendo objeto de debate, explicaría que el virus procedería de murciélagos, como muchos otros betacoronavirus, y habría mutado en el intestino de un cánido, probablemente un perro callejero, del que habría saltado al ser humano. Lo que realmente interesa saber es cómo evoluciona, muta y se transmite para poder anticiparnos a nuevos contagios.
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