“¿Ves el pique?” le decía Nello Príncipi a un amigo. “No veo nada”, le respondía. Y Nello clavaba uno y otro y otro. Todos pejerreyes de cinco centímetros con boyas del tamaño de un poroto. “Veía el peje antes de que comiera”, afirmó su interlocutor. Así era este periodista y colaborador platense de la revista Weekend.
Había nacido en Macerata (Italia) en 1916 y llegó a La Plata a los cinco años. Aprendió a tocar el violín e integró una orquesta típica. Fue maestro mayor de obras y se casó con Rosa, su compañera de toda la vida. Se inició en la pesca en la casa de fin de semana de sus padres en Mercedes, Buenos Aires, sobre el río Luján. Tomás Giannattasio fue su primer maestro en La Plata. A pesar de ser un hombre muy poco instruido, recordaba Nello, de él aprendió "que el pescador debe de estar alerta y con los reflejos afinados al máximo para clavar su pieza con un diestro movimiento de caña”.
¿Cuál es la boya que más atrae a los pejerreyes?
Su formación como pescador la tuvo en el Club de Pesca la Plata: fue uno de sus fundadores y lo representó a lo largo de tres décadas. Nello ganó cinco veces el Campeonato Argentino de Pesca (entre 1957/58) y treces veces el Nacional, además de llegar a ser campeón sudamericano. Obtuvo más de medio millar de trofeos Su mayor arte era la pesca de pejerrey y lisas. La carnada era una de sus obsesiones, al punto que utilizaba tablas de pino Paraná, para cortarlas, ya que no posee tanino que contamina el cebo. Ya en 1970, a su caña Lerc 511 le cortaba 15 centímetros de puntera para tener mayor rigidez y lanzar más lejos.
Colaboró con los diarios El Día, La Nación y los mensuarios Safari, Diario del Pescador y, por supuesto, Weekend. Esa capacidad de contar la practicaba a diario con sus amigos. Era una fuente de anécdotas. Rescatamos dos: en el muelle del Club de Pesca La Plata fue la salvación para un par de niños que se habían adentrado con una cámara neumática y el viento se los llevaba río adentro. Con gran repentización, Nello sacó los anzuelos de su línea y lanzó con la plomada sola gritándoles que se agarraran del nailon. Muy lentamente, y temblando, logró recoger el divino tesoro hasta los rescatistas que estaban en la punta del espigón.
En 1958, en un campeonato de pesca de bogas en Fray Bentos, todos los uruguayos pescaban a media agua, mientras que los argentinos sabían que este pez toma a fondo. Avanzadas las acciones, Nello notó este detalle y comenzó a imitar a los vecinos. En consecuencia logró un honroso tercer puesto. Luego se enteraron de que los orientales habían cebado la cancha días antes colocando espigas de maíz atadas a un alambre a media agua.
Este pescador fue distinguido con diversos honores y hasta la Confederación Argentina de Pesca y Lanzamiento lo propuso ante la Unesco como una personalidad que había hecho mucho por este sano deporte. Al igual que su colega, Rafael Guglielmi, murió a los 75 años. Fue un 29 de junio de 1991. Su legado son libros, las boyas yo-yo que patentó en 1959 y las notas en Weekend, como algunas que compartiremos en esta serie recordatoria.
Comentarios