Tuesday 16 de April de 2024
PESCA | 10-03-2020 18:05

Cuáles son las 10 trampas más frecuentes en los concursos de pesca

Hacerlos "comer" plomo o arena son las dos más frecuentes, pero hay más. El ictiólogo Juan Manuel Piscicelli revela cómo algunos pescadores falsean el peso de un pez o el momento en que lo capturaron.
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Los concursos de pesca recreativa con línea en las costas bonaerenses son todo un acontecimiento, tanto para los pescadores como para las instituciones organizadoras que trabajan arduamente para que cada competencia sea un éxito. Pero para que sea realmente una competencia deportiva como corresponde, y poder entregar los premios a los ganadores que obtuvieron una pieza de manera deportiva, hace falta saber si realmente es pescado fue capturado de forma deportiva. Para tal fin, los clubes e instituciones organizadoras de estos concursos de variada y corvina de mayor peso, entre otros, cuentan con la labor de Juan Manuel Piscicelli, licenciado en Ciencias Biológicas con especialización en Recursos Acuáticos, estudia hace más de 10 años la biología de peces. El ictiólogo es el responsable de verificar cada una de las piezas (tanto peces óseos como cartilaginosos –rayas y chuchos, principalmente–) que entran en la clasificación de un certamen. Su compromiso es determinar que haya sido capturada, primeramente, en la zona donde se realiza la competencia, durante el horario establecido para ella y, tercero, que el pez sea fresco y recién capturado.

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Juan desarrolla su labor, según nos comenta, en las costas de Necochea, Orense, Claromecó, Reta y Marisol (partido de Coronel Dorrego, sudeste de provincia de Buenos Aires), desde donde nos señaló cuáles son las “trampas” más comunes que detecta en los peces de los concursos. El trabajo del licenciado Piscicelli comienza cuando ya se realizó el pesaje oficial y la pieza entra en clasificación, y consta de dos partes. La primera es un análisis externo de las posibles anomalías que podrían presentar los peces, para lo cual revisa absolutamente todas sus partes. Y, la segunda etapa, la más detallista, es la apertura del pez y análisis de los órganos internos, es decir, el estudio de la esplacnología y patologías.

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Pero vayamos a las trampas más frecuentes: 
1) Plomadas en el interior del pez: es habitual encontrar plomadas de pesos variados en el interior del tracto digestivo de los peces, con el objetivo de aumentar su peso. Ha encontrado desde numerosas plomadas pequeñas de 10 gramos hasta algunas de 200 gramos que, obviamente, para las entidades organizadoras que utilizan balanzas de precisión al gramo, hace que el peso oficial no sea el verdadero. Juan informa a la comisión fiscalizadora y ellos determinan la validez o no de la pieza.


2) Arena en cavidad bucal, branquias y resto del sistema digestivo: si bien cuando el pescador está recogiendo la línea, el pez sigue respirando, y ya sobre el trayecto final puede incorporar algo de arena en la zona bucal, no es común por la anatomía de los peces que se encuentren cantidades mayores, ni repleción completa del primer tramo del tracto digestivo (esófago, estómago e intestino anterior, para peces óseos; y cavidades branquiales, esófago y estomago para rayas y chuchos) de arena. Aquí, dependiendo de cada institución, se retira la totalidad de la arena incorporada y se descuenta al pesaje oficial. Previamente al pesaje oficial, las piezas son lavadas con agua y cepillo para eliminar la mayor cantidad de arena que puede traer adherida al cuerpo y se les enjuaga la cavidad bucal. Luego, se la escurre dejando caer el agua sobrante para que no afecte el pesaje. 


3) Pez traído de otro lugar: prácticamente esta trampa ha dejado de utilizarse porque el pescador deportivo sabe que las piezas son revisadas y no se arriesga a una descalificación del concurso. Pero ha visto piezas traídas desde el norte de la provincia. Aquí, un análisis completo de la granulometría y sedimentología que contiene del pez en su interior, sumado al estrés del trasporte y las presas que ha consumido, ayudan a determinar la validez o no de la pieza presentada. Ha visto corvinas traídas de Bahía Samborombón o capturadas por medio de embarcaciones mar adentro. 


4) Pez capturado antes del inicio del concurso: las necropsias a los peces que aparecen en las primeras horas de cada concurso son fundamentales por varios motivos. El pescador se encuentra ansioso de pasar el control antes del deterioro del pez. Como estas especies no pueden regular su temperatura corporal, la descomposición comienza inmediatamente después de su muerte por procesos de autolisis (rotura de las células con liberación de su contenido celular, en especial, enzimas degradadoras de proteínas) y la propia acción bacteriana presente en el mucus que recubre al pez.


5) Pez mantenido en cautiverio: es fácil de detectar ya sea sí estuvo en jaula o enganchado de la línea. Sobre todo, por las marcas que presenta al intentar liberarse de la línea y el anzuelo, el estrés traumático, los golpes en diferentes partes del cuerpo y las manchas sanguinolentas, entre otras características. Este tipo de infracción se da sobre todo en los concursos de pesca embarcada, el cual Piscicelli ha constatado personalmente. 

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6) Pesca con almeja amarilla (Mesodesma mactroides): la legislación que rige desde el año 1996 con la veda total para la extracción de la almeja amarilla en las costas de la Provincia de Buenos Aires, debido a las grandes extracciones comerciales y mortandades naturales que han diezmado las poblaciones, ha llevado a que en todos los reglamentos de pesca de cada competencia se prohíba el uso de este bivalvo. Si bien es alimento natural de los peces, sobre todo de los bentófagos, se han encontrado todas las evidencias que concuerda que el animal se ha alimentado con almejas. Pero en otras oportunidades, se ha encontrado almeja que fue utilizada como carnada, lo cual no está permitido.


7) Piedras, envoltorios de alfajores con arena, anzuelos con una carnada que el pez jamás podría ingerir por la anatomía de sus mandíbulas: a la hora de ganar un premio y poder hacer que el pez pese más, la creatividad del pescador (en este caso, no deportivo) hace que nos sorprendamos en el momento de las necropsias. Jamás olvidaré un envoltorio de un alfajor de marca muy conocida, lleno de arena, metido a presión en el estómago de una corvina rubia. Tenía el tamaño de un puño cerrado (también les “ingieren” piedras). Estos tipos de peces no ingieren piedras (en base a las publicaciones científicas existentes para cada especie en la actualidad) y las observaciones personales a lo largo de tantos años.


8) Pez congelado: como comentábamos anteriormente, el pez que muere comienza su inmediata descomposición. Por eso, algunos “pescadores” se van unos días antes del concurso a probar suerte, a buscar la canaleta o el mejor pozo para el lance. En caso de que saquen una pieza de buen porte, lo más común es mantenerla refrigerada. Luego, el día anterior o en el mismo día del concurso, sacan la pieza del frío para que tome temperatura, pero ya absolutamente toda su fisiología y anatomía ha cambiado, lo cual es motivo de una descalificación de la pieza.


9) Inserción de alambres en el musculo: sí, así como lo leen: les atraviesan alambres en distintas partes del cuerpo. ¿El objetivo? Que pese más. Pero una buena necropsia a las corvinas, sobre todo, hace que el animal cambie la conformación del músculo y sus posiciones típicas, sumado a las marcas que dejan las incrustaciones. Es fácil de descubrir dónde está la trampa.


10) Enarenado: muchos de los pescadores que se anotan para competir omiten la lectura del reglamento elaborado por cada institución y, con ello, algo muy importante. Cuando capturan una pieza que podría llegar a obtener alguna recompensa, la entierran, y las llenan de arena, por todas las cavidades, para que pese más. Pero como nos regimos por un reglamento, las piezas que llegan al control son lavadas, escurridas para determinar el peso exacto. De constatarse la presencia de arena en el interior, es recogida en un envase correspondiente con el número de precinto de la pieza y queda a disposición de las comisiones fiscalizadoras si se rechaza la pieza o solo se descuenta.

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Juan Manuel Piscicelli, Lic. Cs. Biológicas – Ictiología, Becario Doctoral CONICET, Laboratorio de Ecología Evolutiva Humana, Facultad de Ciencias Sociales UNCPBA, Unidad de Enseñanza Universitaria Quequén.

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Marcelo Albanese

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