Estamos pasando por un buen momento en esta temporada de pejerreyes en nuestra zona de influencia, más precisamente en lo que tiene que ver con el Paraná Guazú y el Paraná Bravo. Lógicamente que por factores climáticos podemos tener días mejores que otros, pero en líneas generales se dan lindos portes, digamos de medianos a grandes.
Allá por el mes de octubre del año pasado tuve la suerte de conocer a Lucas Vázquez, un chico de 16 años de edad con capacidades especiales que cursa cuarto año de la escuela secundaria normal, con el apoyo de una maestra particular y de un colegio integrador. Con él y su papá Pablo Vázquez, realizamos una jornada de pesca variada en dónde, por primera vez, Lucas tuvo la posibilidad de hacer sus lances embarcado, ¡y vaya si le fue bien con las capturas que realizó!
Pejerreyes y otras gratas sorpresas
Después de charlar con Pablo decidimos iniciarlo a Lucas en la apasionante pesca del pejerrey. Lo primero que hice fue armarle una línea especial, compuesta por dos boyas amarillas con brazoladas a 25 y 35 centímetros, y un pilotín con una bajada de 50 centímetros. Desde ya, fue enorme la emoción de Lucas al enterarse lo que iba a vivir en mi embarcación.
Buenos pejerreyes a pesar de todo
Primera jornada abundante de piques
Así fue que, promediando las 8:00, Pablo me pasó a buscar con Lucas por mi domicilio y de ahí, como de costumbre, nuestra primera parada la realizamos en carnadas El Toro, en Ruta Provincial 6 y Calixto Dellepiane, donde nos proveímos de unas excelentes porciones de mojarras vivas para lo que se venía.
50 años hablando de la pesca del pejerrey
La mañana se presentaba un tanto fría y además con la combinación de una niebla bastante cerrada, motivo por el cual nuestro viaje hasta la guardería del camping recreo Keidel lo realizamos a una marcha lenta pero segura.
Ya con todos los elementos de pesca necesarios en la embarcación, procedimos a bajarla y calentar el motor amarrados al muelle de la marina, en espera de que se levantara la niebla. Aproximadamente a las 9:45 y con una visibilidad de unos 80 metros, navegamos lentamente aguas abajo del Guazú, donde ni bien pasamos los muelles de la Asociación Argentina de Pesca nos fondeamos para el armado de nuestros equipos.
Fue aquí donde aproveché la oportunidad para sorprender a Lucas con mi regalo de aquel juego de boyas que les mencioné al principio. No se puede describir la felicidad del joven al recibirlas y pasárselas a su papá para que las colocara en su caña.
En este sector y fondeados en una profundidad de unos dos metros, comenzamos a realizar los primeros intentos dejando derivar las líneas aguas abajo, dado que la niebla todavía no se levantaba del todo. Los piques no tardaron en llegar y adivinen qué: el primero fue en la línea de Lucas, que al arrimar la pieza a la embarcación se desprendió antes de subirla, pero no importó porque ya estábamos hechos con el disfrute de la primera captura.
Posteriormente, en este mismo punto logré mi primera captura, una gran sardina, “una hermosa zapatilla” cómo les suelo decir. Pablo, por su parte, daba también con la captura de un pejerrey de lindo tamaño y, posteriormente, se dio otro pique en el palito pescador de mi equipo. Si bien estábamos teniendo muy buenas respuestas fondeados en este lugar, debo decir que me gusta este tipo de pesca pero gareteando con la embarcación, de esa forma hay posibilidad de recorrer muchos más lugares en busca de mejorar tanto los piques como las capturas, y también la de ir sondeando los resultados con los tamaños de los pejerreyes.
Con la niebla ya bastante disipada, casi promediando las 11:00, navegamos hasta las inmediaciones de los muelles del pantano, donde nos largamos en un garete suave y con aguas prácticamente planchadas hasta la boca del Doradito. Así vinieron un par de pejerreyes de buen tamaño. Decidimos poner nuevamente el motor en marcha y, siempre aguas abajo, llegamos a las inmediaciones de la boya 167 del Guazú. En este sector y por momentos teníamos aguas un poco más movidas, factor que nos favoreció en cuanto a poder lograr mejores respuestas en los piques, de tal manera que Lucas aquí, sí pudo obtener definitivamente su primer pejerrey y subirlo a bordo, ¡qué felicidad inmensa expresó!
Varias fueron las gareteadas que realizamos en la 167, que por la influencia del poco viento del día nos tiraba por el medio del Guazú y nos llevaba, muy suavemente, aguas abajo y hacia la costa entrerriana. Realmente los resultados eran buenos, no teníamos un pique constante pero no se les podía sacar la vista a las boyas, así fue que después de obtener varias capturas más con Pablo de pejerreyes de muy buenos portes, vigorosos y combativos, y de que Lucas sumara algunos trofeos, promediando las 13:20 decidimos visitar el Paraná Bravo.
Al llegar al Bravo reacondicionamos los equipos y carnadas, y nos largamos al garete en el juncal, frente al Alférez Nelson Page, donde comenzamos a tener una seguidilla de piques constantes en nuestras pejerreyeras. Respuestas que se dieron en todas las brazoladas y tanto con mojarras vivas como con filet del mismo pejerrey, cortado en tiritas muy finitas. Lucas, sumamente feliz, venía con respuestas también de piques y capturas en su equipo, piezas que, tenemos que resaltar, fueron concretadas por él solo.
Como de costumbre, realizamos un garete muy extenso y de varios kilómetros en esta zona del Paraná Bravo que habíamos iniciado, como dije, frente al Alférez Nelson Page y terminamos prácticamente en la boca del rio Gutiérrez en el kilómetro 161.
El Paraná Bravo nos regaló esa parte de la pesca que buscábamos, piques y capturas constantes con pejerreyes de portes inmejorables para esta altura de la temporada. Sin embargo, nuestra mayor felicidad junto a Pablo, fue haberlo iniciado a Lucas en la pesca de esta generosa especie y verlo disfrutar de sus capturas. Todas alegrías inmensas de un día realmente inolvidable.
Datos útiles:
Carnadas “El Toro”, Ruta Provincial 6 Y Calixto Dellepiane (Ex Ruta 12 y Lavalle), Campana, Buenos Aires. Abierto desde las 6:00 hasta las 20:00. Reservas: Tel. 03489-15-293296.
Camping recreo “Keidel”, guardería y bajada de lancha. Contacto: Tel. 03487-15-470576.
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