Desde el comienzo de abril se fue afirmando la pesca del pejerrey en el Río de la Plata, con ejemplares sorprendentes en cuanto a tamaños y cantidades, las cuales son más que aceptables para darnos por satisfechos en una salida. Una fuerte baja de la temperatura con vientos del sur instalo a este magnífico pez en los primeros días del mes de mayo, decretando de ahí en más abierta la temporada para buscarlo en los más diversos puntos de nuestra cuenca, aunque, inesperadamente, otras especies siguen en actividad compitiendo por el alimento con los pejerreyes, ofreciéndonos así un abanico de sorpresas a la hora de esperar el pique.
Una doble tentación llamada San Nicolás
Para comprobar está situación, nos embarcamos desde la guardería Marinas del Sur en Berisso rumbo a la zona de Palo Blanco, a unos 8.000 metros de la costa. Una vez allí después de ajustar las coordenadas y unos breves mates que sirvieron de combustible a nuestros sentidos, preparamos los equipos y comenzamos un lento garete. El mismo se llevó a cabo desplegando dos anclas de capa que actuaron de freno contra un viento de 20 kilómetros del sudeste y marea en bajante que hacía trabajar las boyas a favor, haciéndolas mover lejos de la embarcación.
Buen arranque del pejerrey en La Picasa
Ya se pescan pejes en la Arenera del Faro
Al principio todo parecía demasiado tranquilo, no había señales de lo que en transcurso del día se iba a dar en piques y capturas, mientras tanto las radios de las otras embarcaciones empezaban a comentar el desconcierto porque la jornada anterior la pesca se dio de inmediato. Solamente los paties parecían estar despiertos, atacando las mojarras con voracidad y en todos los tamaños.
Amigos que en ese momento navegaban zona norte nos informaban que se daba otra curiosidad, manduvas a flote y también con mojarra. Lentamente fue cambiando la marea y ahí fue apareciendo lo que vinimos a buscar, nuestros anhelados pejerreyes. Medianos al principio, y que comían tímidamente haciéndonos tener fallidas clavadas, aunque algunos arremetían las boyas dándonos las primeras alegrías. Las líneas eran de dos boyas bien grandes y en colores llamativos para poder distinguirlas, hay dejarlas derivar en promedio 50 metros y en general cuesta ver la llevada por lo cual perdemos oportunidades, pero como es ley en el Río de la Plata, la boya bigotera fue la que daba más satisfacciones. Sabemos que este elemento trabaja libremente ofreciendo dos mojarras a la vez, y suele ser eficaz atrayendo muchas veces piques en ambos anzuelos.
De repente, mi línea sale disparada y la caña se frena en seco contra un soberbio dorado que enojadísimo llego apenas agarrado de la mandíbula, antes de cortarme todo. Después, otro apareció, quizás atraído por el aceite de pescado, dándose un inesperado espectáculo mientras a la par, mis compañeros traían poderosos tarugos de 40 cm entre enérgicas corridas y saltos. Podemos afirmar que la pesca del pejerrey esta para recomendar, pero hay que esperar invitados, a estar atentos.
Agradecemos el apoyo de Fernando Sánchez (Tel.: 011 5379-8430), quien brinda servicios a bordo del “Mesías” de 8 metros de eslora, provisto de dos motores y todo lo necesario para la navegación rio adentro. Sánchez es guía habilitado por PNA y brinda muy buenas salidas en Berisso.
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