No es novedad que la temporada de pesca de dorados en el Río de la Plata atraviesa un gran momento, con una zona norte que no para de brindar buenas pescas a los aficionados que recorren sus aguas. Esta vez, nuestro amigo y colaborador Ariel, conocido en redes como Pescador Enmascarado, relevó un sector del estuario frente al Aeroparque, prácticamente en el patio de la Ciudad de Buenos Aires, desde donde partió junto al guía Jorge de Galatea Pesca desde Puerto Norte.
Pusieron proa al sur, hacia la zona de La Boca, una cancha de pesca visitada frecuentemente, ya que en el sector hay usinas que generan agua caliente y correntadas, lugares ideales para la variada menor y, por supuesto, detrás están sus predadores naturales como el dorado, la atracción de esta salida. El rio se encontraba bajo de caudal por lo que hubo que maniobrar con cuidado para no tocar el lecho. Los primeros intentos los hicieron en la modalidad de baitcast, empleando señuelos del tipo mojarra mediana BNV o lipless con sonajero, que producen vibraciones y ruido al traccionarlos. Inmediatamente fueron devorados por los pirayus. Poseen la ventaja de profundizar según la velocidad de recuperación, es decir, recuperando lento descienden más, recuperando rápido navegan en superficie. Hay que destacar que, muchas veces, los piques se dan al caer los engaños o en los primeros metros, cerca de las orillas. Es una pesca de mucha precisión ya que el señuelo que no está bien posicionado no tiene actividad. Esto implica realizar los lances lo más cercanos a las piedras donde los cazadores están acechando.
En tres horas de intenso pique lograron alrededor de 30 dorados, por supuesto, todos devueltos a su hábitat con el menor daño posible. Para ello, es fundamental usar el bogagrip y pinzas de punta para extraer el señuelo. Se utilizaron en la salida cañas enterizas de 1,70 a 2,10 metros, de grafito y acción 15/25 libras (1 lb = 453.5 g), reeles rotativos o frontales de gran recuperación cargados con multifilamento de 0,20 a 0,26 milímetros.
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Ya de regreso, realizaron otros intentos frente al pabellón de la Ciudad Universitaria, logrando algunos piques más, esta vez empleando boyas y trozos de sábalo o bagre amarillo como carnada.
El Río de la Plata está superpoblado de dorados, una situación poco frecuente que los pescadores capitalinos deben aprovechar. Mientras la temperatura del agua les sea confortable, van a seguir en el estuario, así que podemos seguir disfrutando su pesca, luego con primeros los fríos ya será atracción exclusiva la pesca de pejerreyes, matungos del Plata que iremos a buscar y que es otra especie que tiene muchos adeptos.
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