Thursday 2 de May de 2024
PESCA | 07-02-2024 18:30

Carnadas para tentar a las corvinas rubias

En tiempos donde es la vedette en la costa bonaerense, consejos para atraer a una especie muy disfrutada desde su pesca como en la gastronomía.
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Pescar una corvina es muy usual en estos tiempos. Desde San Clemente a San Blas, por nombrar una franja de la costa bonaerense, las capturas son asiduas y se disfrutan, no sólo en la pelea, sino que es un excelente plato para llevar a la mesa familiar. En este fin de semana, para los que están en las playas del partido de Tres Arroyos, esa extracción puede significarles un auto 0 km o un suculento premio, ya que son las grandes animadoras del mítico torneo “24 horas de la corvina negra”, un concurso que busca otra variedad, pero, ante su segura ausencia, salvo raras excepciones, las rubias o doradas son la atracción principal. 

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El mejor momento para intentar con las corvinas rubias es con el mar en creciente, ya que se arrima a la costa en busca de alimento, y es cuando se ubica a tiro de caña en la primera y segunda canaleta, siendo su actividad máxima en la pleamar. Luego, a medida que el mar comienza a bajar, decrece el pique. Y cuando la bajante es muy pronunciada, desaparece. Prefiere las aguas turbias, por la tanto los días de viento norte son buenos para intentar su pesca. En cuanto a los momentos de pesca, el amanecer rinde un poco mejor que el anochecer, pero ambos son preferibles al día. La previa de la pleamar y sus horas posteriores suelen ser ideales para dar con ellas. No necesita una gran técnica, ni equipos demasiados especializados para dar con ellas. A veces, es cuestión de suerte, pero, siempre corren con ventaja los que disponen de buenas carnadas para tentarlas. 

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Como se alimenta de moluscos bivalvos, poliquetos, caracoles y similares, los fondos rocosos pueden ser el mejor escenario. Suele estar allí comiendo los pequeños mejillones que se forman en el verdín de la piedra. Las complicaciones vienen entonces ante la dificultad del enganche y la posibilidad de perder los aparejos. En la cancha de “las 24”, por ejemplo, la zona de los saltos es donde más corvineros se apuestan, un lugar clave, sobre todo cuando el agua está algo entremezclada y con leve movimiento.

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En la dieta de la especie aparecen pequeños crustáceos y algunos peces pequeños. Es allí donde entra en juego la carnada. Un encarne con langostino es lo más tentador y usado, ya sea sólo o combinado con otras alternativas. Un sanguchito con la anchoíta funciona muy bien, aunque no se pueden obviar otros cebos rendidores que no pueden faltar en la conservadora, como el camarón, chipirón, calamaretti, pejerrey e incluso carpa. Fuera de las opciones tradicionales, el librito del pescador se extiende hasta el infinito. Desde pechuga de pollo, pasando por dientudos o sardinas hasta el filet de magrú o de lisa, sin olvidar una tentación muy pagadora como la lombriz de mar. 

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La corvina tiene un pique franco, muchas veces con bajada de caña incluida y otras veces de afloje. Por eso el encarne debe ser prolijo y dejar descubierta la muerte del anzuelo, que puede variar desde un 2/0 hasta un 5/0. Es que a veces la pieza viene tragada, pero otras tantas apenas agarrada del labio. Es importante tener la captura siempre en tensión, dado que en la pelea se puede soltar. 

La clave de las carnadas es mantenerlas lo más frescas posible. Si pensamos pasar muchas horas en la playa, lo mejor es dividirla y tener, con buen frío, la mayor porción sin abrir la heladera o recipiente que la almacena, utilizando otra conservadora para el uso constante y de apertura en el tiro a tiro. Aunque todo suma en la pesca, y la suerte debe acompañarnos, un buen cebo fresco es una innegable razón de éxito. 

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