Friday 19 de April de 2024
PESCA | 16-03-2017 09:12

Taruchas a puro remo

Siempre célebre por sus enormes tarariras, una sequía la había dejado sin su principal encanto, pero ahora este espejo de Maipú vuelve a darnos a darnos buenos ejemplares.
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La búsqueda de un pesquero en donde despedir la temporada taruchera en kayak fishing nos condujo con las mejores referencias a Kakel Huincul, hermosa laguna de Maipú (Buenos Aires) que siempre fue considerada la patria de la tararira hasta que una sequía producida hace un lustro la tuvo a maltraer. Felizmente, ahora pudimos comprobar que las grandes están de vuelta y que la querida Kakel recobró la gloria.

Evocar otros tiempos de una laguna tan apreciada ineludiblemente nos remite al empuje de quien otrora dejara su sello en el lugar: el Hippie Santille, extraordinario y querido personaje que conocía este laberinto de juncos inexpugnable como la palma de su mano. Desde aquellas épocas no volvía a este espejo, al que una seca lo dejó sin el vital elemento y con la consecuente desaparición de su riqueza íctica. Felizmente desde hace un par de años, los atisbos de recuperación se volvieron una realidad maravillosa en este presente donde las grandes tarariras han vuelto a decir presente en este pesquero que ofrece múltiples variantes de pesca. Nosotros fuimos a hacer kayak fishing, pero terminamos comprobando que el lugar permite también una cómoda pesca a pie seco desde su muelle de 205 m de extensión hacia el centro de un gran claro, o bien la clásica salida en bote a remo o motor, que se suma a una propuesta de salida guiada con un notable guía local: Nicolás, hijo del encargado del predio, Marcelo.

La jornada elegida tenía un pronóstico desalentador de tres días consecutivos de lluvia. Y he aquí una primera gran ventaja de este espejo: la cercanía del ámbito a la autovía 2 (apenas 1,5 km ingresando por el Km 264 mano a Buenos Aires) hace que aquí siempre se pueda entrar o salir. Habiendo pactado con los amigos de Rocker Kayak una movida que incluía llevar tres modelos de la firma para testear y con muchas ganas de despedir la temporada taruchera, no quisimos bajar el plan y salimos chispeando desde Buenos Aires notando con agrado que la lluvia aflojaba hacia Atalaya, donde levantamos algunos filets de carpa y dientudos en El Repollo y seguimos hasta nuestro destino.

Kayaks al agua

Armamos velozmente los kayaks a utilizar: un Twin para dos personas y dos Mirage simples, y junto a nuestro fotógrafo en un bote del lugar partimos a buscar pejerreyes –otra de las especies del lugar– a primera hora en un claro grande cerca de El Molino. No hubo suerte, acaso porque los dientudos atacaban ferozmente nuestras mojarras. Así que tras sumar algunos para usar de carnada, cambiamos de equipos para pescar tarariras. El Rocker team compuesto por Hernán Fernández y Leo Meiriño optó por un combo de cañas de spinning de 2,10 con reel frontal mediano para pescar con señuelos, y otra similar para boya plop. Yo armé una de 2,40 para la plop Doble T con rattlin y un combo de bait de caña de 5,5” medium power y de 1/4 a 5/8 libras (1 libra: 0,453 kilos de resistencia).

Mi primera captura fue en un señuelo Goziosoft al que le adosé una hélice. Mis compañeros, esparcidos en un radio de 50 m tomando como referencia nuestro paparazzi, lograron sendos ejemplares con boyas plop. Pero durante la mañana no pudimos encontrarlas acardumadas y la clave fue moverse tras uno o dos piques.

Precisamente aquí es donde encuentro la mayor ventaja del kayakfishing, que permite una aproximación muy silenciosa al lugar de pesca, por lo cual no es raro obtener respuestas inmediatas si uno no armó barullo al atarse de los juncos o echar el ancla.

Los portes de los ejemplares iban de 1 a 2,5 kilos. Y en cuanto a la pesca con cebos naturales, era clave mover constantemente la boya, armando barullo en superficie y ofreciendo el cebo unos centímetros debajo de la superficie, en acción de sube y baja por los tirones, muy irritante para la tarucha que tomaba muy firme.

Fue una mañana intensa a puro remo, que cortamos al mediodía para almorzar y tomarnos un descanso. Allí recibimos una sorpresa: Marcelo, regente del lugar, se acercó a ofrecernos si tras el almuerzo queríamos ir a pescar en el trucker con su hijo Nicolás, verdadero conocedor del espejo. Claramente aceptamos, sumando así una variante de pesca más a las que puede optar el pescador. Mientras degustábamos algunas vituallas, nos entretuvimos viendo a la gente que pescaba en el muelle clavar dos tremendos ejemplares que pasaron los 2 kilos, más otro par de taruchitas menores. Sin dudas, una interesante opción de pesca familiar a la que se le podría sumar mucho entretenimiento si algún amante del ultraliviano se dedicase a pescar dientudos con señuelos. Seguramente se irá muy satisfecho en este ámbito bien poblado de un pez tan agresivo.

Tarde en los callejones

Como nos habían prometido, por la tarde partimos en el trucker del lugar rumbo a callejones que están pasando la casa construida en medio de la laguna, postal clásica de Kakel. Allí, mientras el motor renegaba enredando gambarrusa, vimos la notable concentración de taruchas que salían disparadas en todas direcciones. No obstante, el guía nos llevó a unas zonas del fondo más despejadas donde pudimos operar con mayor comodidad.

Las boyas plop puntearon nuevamente, dándonos pocos pero enormes taruchones de 2 a 3 kilos. Finalmente, tras cambiar de ámbito un par de veces, logramos activarlas con señuelos, siendo letal la combinación de gomas blandas con hélice –acción irritante del día– en mucho mayor medida que otras propuestas como señuelos crack, ranas antienganches y demás.

En este contexto logró Nicolás un tremendo ejemplar de 3 kilos que fue la tarucha del día, cerrando un reencuentro maravilloso con este espejo tan querido en el que dejamos de vivir de recuerdos para volver a disfrutar realidades.

En conclusión, por cercanía para muchos aficionados, facilidad de acceso, múltiples posibilidades de pesca que van desde el kayakfishing o la pesca en lancha al vadeo o la pesca a pie seco desde el muelle, Kakel lo tiene todo para volver a formar parte de la agenda grande de los pescadores. Quedan varias semanas de calor por delante en las que podrá divertirse con los cocodrilos de la Kakel. Y luego, cuando empiece el frío, intentar con sus esquivos pejes. Pero esa será otra historia. Vaya y disfrute.

Nota completa publicada en revista Weekend nº 534, marzo 2017.

https://youtu.be/VXB6PJIHtGo

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Wilmar Merino

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