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PESCA | 04-03-2013 15:03

Patíes gigantes del Río de la Plata

Una de las bestias enormes que ofrecen las aguas bonaerenses. Cómo buscarlos y pelearlos, técnicas y secretos. Galería de imágenes.
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El fin del verano y comienzo del otoño es el momento de los patíes gigantes, quizá la especie más grande que tengamos posibilidad de pescar en el estuario del Río de la Plata, aunque excepcionalmente podemos ver alguna raya que pueda superarlo en kilos. Podemos encontrarlos en el Paraná de las Palmas, Paraná Guazú, Canal Mitre, Depresión de la Ex Estaca 4, Pozos del Barca Grande, Canal Petrel, los canales de El Infierno y Buenos Aires que rodean la isla Martín García, Canal Santo Domingo y Canal del Este, que viene bajando desde el río Uruguay para perderse o seguir con otro nombre cuando se acerca a Martín García.

El patí es una especie a la que muchas veces no se le da la importancia que merece, siendo objetado por algunos pescadores. Pero teniendo en cuenta el tamaño al que puede llegar (han superado los 20 kilos), creo que es una condición más que valedera para intentar su captura.

Generalmente, los mejores portes se dan pescando embarcado, aunque a veces de costa han salido algunos que superaron los 10 kilos.

El equipo a emplear debe ser acorde al tamaño que podríamos llegar a capturar. Pero como es algo muy difícil de saber de antemano, lo mejor es pescarlos con elementos medianamente potentes. Una caña rápida de grafito, fibra o combinada, con acción de punta, con un largo de 2,10 hasta 2,50 m, ideal para usar con reeles rotativos que pueden ser medianos o grandes con una capacidad de carga mínima de 200 m de nylon del 0,40 mm o hilo multifilamento de 30 libras (1 libra = 453,59 g). En la madre que viene del reel colocamos un plomito pasante de entre 15 y 60 g, según la correntada existente o profundidad donde deseamos pescarlos. Se complementa atando un esmerillón mediano desde el que saldrá una brazolada de nylon transparente de 0,60 mm, donde ataremos un anzuelo bien filoso N° 4/0 al 7/0, preferentemente de alambre fino.

Otra alternativa

 

También se pueden utilizar dos anzuelos atados en tándem: uno arriba del otro, con una separación mínima de 10 cm, aunque puede variar según el tamaño de la carnada. Para armar este tándem pondremos dos medidas de anzuelos: el más chico arriba del grande, atándolo en forma corrediza ya que su función principal es acomodar bien la carnada cuando resulta muy grande (varias veces los patíes vienen prendidos de este primer anzuelo).

También se los puede pescar con una sencilla línea de flote, utilizando una boya mediana redonda o del tipo zanahoria, con un plomito de 10 g y un anzuelo N° 5/0 al final del aparejo.

Es posible usar reeles frontales o rotativos, pero como la pesca embarcada se hace preferentemente al garete, el rotativo nos permite soltar nylon más fácilmente manteniendo apretado el carretel con el pulgar, y sacándolo cada vez que movemos la caña hacia atrás para liberar y dejar que corra nuestro aparejo.

Muchas veces la brazolada se arma agregándole un cable de acero, por las dudas pique algún dorado.

La mejor opción para dar con estos patíes gigantes es probando al garete, dejando que la embarcación sea arrastrada por la fuerza de la correntada. Sólo debemos arrojar nuestra línea hacia delante o uno de los costados y dejarla que se aleje, pero siempre estando en contacto con el aparejo. Cuando sentimos el ataque del pez dejamos llevar línea para asegurarnos la clavada. O clavamos directamente de ser necesario.

Carnadas y al río

Las carnadas preferidas para este tipo de pesca son anguilas enteras, morenas, bogas y sábalos chicos enteros, mojarrones, lombriz blanca grande, postas de sábalo en descomposición y, en menor medida, bagres amarillos y porteños.

Al momento de programar la salida en busca de estos enormes patíes estábamos sufriendo unos días agobiantes de calor, por eso decidimos realizarla desde la tarde de un día hasta el amanecer del otro.

El desafío de los gigantes del río atrajo a muchos amigos, incluyendo la presencia femenina de Uky Prieto. Junto a Mauro y Matías preparamos las embarcaciones y llevamos todo lo necesario para pasar una excelente jornada de pesca.

Debido a las diferentes experiencias durante tantos años de practicar esta pesca, esta vez elegimos como escenario un sector bien al norte de la isla Solá, bajando por el canal principal y recorriendo los veriles cercanos al islote El Matón. Toda esta zona la pescaríamos hasta la caída del sol, para luego navegar hasta la isla Martín García y probar en las aguas del Canal Buenos Aires.

Llegamos hasta la boca del Paraná Guazú y, utilizando los bancos de arena como embarcadero, varamos las embarcaciones para comenzar con los preparativos de los equipos. Todos armaron equipos potentes, algunos eligiendo nylon para sus reeles y otros multifilamento, teniendo cada uno su teoría de uso.

Variedad de engaños

La idea era probar con todas las carnadas para ver con cuál se tendría mayor éxito. Matías colocó una anguila entera en un tándem, poniendo el anzuelo fijo de abajo bien cerca de la cabeza pero solo traspasando su dura piel, y el anzuelo corredizo de arriba lo ubicó a una distancia tal que la carnada quedara bien estirada. Uky optó por un sabalito y Mauro se diferenció del resto poniendo un generoso bagre amarillo entero.

Con todo listo navegamos unos kilómetros río arriba para hacer la bajada completa utilizando la generosa correntada del lugar. Y una vez arribados al veril uruguayo, arrojamos las líneas al agua: una para cada costado y la tercera hacia el centro de las dos.

Sintiendo siempre el peso de la línea se fueron alejando los aparejos, pero sin respuestas. El río bajaba sucio y los piques se hacían desear. Algunas especies menores intentaban arrebatar los cebos ofrecidos, pero todavía no sentíamos la llevada característica del patí.

Cuando gareteábamos en la mayor profundidad comenzaron los piques, y allí cambió el humor de la tripulación porque los portes que acercábamos hasta la embarcación eran más que destacables. ¿Por qué utilizamos la palabra acercar? Porque muchas veces el patí aprieta la carnada, se deja acercar hasta la embarcación pero cuando ve esa sombra que insinúa peligro, si no está bien clavado, pega un coletazo y se aleja, dejando con un sabor amargo al pescador.

El gigante de la salida

En un momento la caña de Mauro marcó una llevada firme y sin ganas de parar. Le dio un poco de nylon y, cerrando el reel con un cañazo firme, comenzó una lucha palmo a palmo con el que sería el mayor de los portes obtenidos: 16,700 kilos de una bestia que apenas se dejaba arrimar.

Una vez al lado de la embarcación y viendo que estaba muy bien clavado, lo izamos a bordo para sacar las fotos correspondientes y nuevamente al agua. La noche caía sobre nosotros y la pesca había sido descomunal, con varios patíes de mas de 7 kg, dos muy grandes de 10 y 12 kg y el gigante de casi 17 kg.

Seguimos con nuestra pesca sobre el canal Buenos Aires frente al muelle de la isla Martín García, donde continuaba tan buena como en el lugar anterior, pero los tamaños obtenidos eran menores.

Así concluimos esta jornada con una pesca extraordinaria de la especie más grande que podemos encontrar en el Río de la Plata. Un verdadero lujo.

Nota publicada en la edición 486 de Weekend, marzo de 2013. Si querés adquirir el ejemplar, llamá al Tel.: (011) 4341-8900. Para suscribirte a la revista y recibirla sin cargo en tu domicilio, clickeá aquí.

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Julio Pollero

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