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PESCA | 02-03-2013 14:13

Pejerrey: se viene la temporada

Weekend anticipa como vendrá esta nueva temporada de pejerrey, tras las fuertes lluvias que llegaron a la provincia de Buenos Aires. Galería de imágenes.
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A pesar de estar en el mes de febrero y con temperaturas de más de 25 grados, Luis Linch me comentaba que se pescaban pejerreyes tanto de día embarcado como de noche en el muelle municipal. Los portes eran buenos, casi todos de medida, y los capturaban con diferentes técnicas.

La laguna de Chascomús forma parte del sistema de Encadenadas junto a Vitel, Adela, Del Burro, Chis Chis, Tablillas y Barrancas, siendo la de mayor superficie: alrededor de 3.100 hectáreas, con 15 km de largo por 5 km de ancho. Su profundidad media varía según las lluvias; en este momento tiene alrededor de 2,20 metros. Su fondo es limoso, con arcilla, arena y partes de tosca. Sus costas son mayoritariamente barrancosas, con juncales que las protegen. Todos los puntos del espejo son de fácil acceso, ya que lo rodea en su perímetro un camino pavimentado.

La laguna está ubicada al oeste del casco urbano. Es importante a nivel turístico y en sus costas se erigen complejos que albergan a quienes les gusta la pesca, el camping y el aire libre. En los últimos años se ha incrementado el atractivo de la pesca debido al constante apoyo de la Estación de Piscicultura con la siembra de alevinos de pejerreyes y el cuidado permanente del ámbito por parte de personas de Chascomús que patrullan sus costas, tratando de evitar el empleo de redes, trasmallos y espineles que depredan la fauna ictícola.

El equipo listo

Habíamos elegido un día con viento moderado: soplaría del norte /nordeste a una velocidad de entre 15 y 20 km por hora. En el Club Regatas de Chascomús nos encontramos con Luis, proveedor de muy buena carnada en la zona; Ramiro, guía de pesca local que conoce muy bien las características de la laguna, y Leonardo, experimentado pescador.

Las embarcaciones se bajaron por la rampa del club. Luego cargamos los equipos de pesca ya armados: cañas telescópicas o de tramos enchufables de entre 4 y 4,20 m de largo, reeles frontales chicos cargados con nylon 0,26 floating, común con flotalíneas o multifilamento del 0,14/0,16 que flota y no se estira, lo que produce una clavada más directa al mover la caña de manera ascendente para cobrar un pejerrey.

La laguna se encontraba rizada por acción del viento, con sus aguas bien oxigenadas. Con respecto al año pasado, hoy Chascomús tiene 1 m más de agua debido a las lluvias de la primavera,

Armamos dos duplas. Luis compartiría su embarcación con Leonardo, y yo con Ramiro. La idea era garetearla, así que salimos del pesquero enfrentando el viento.

En esta época del año los aficionados arrancan la jornada de pesca muy temprano, apenas amanece. Y regresan alrededor de las 10, lapso en el que uno está más fresco y se dan los mejores resultados debido a que las aguas se encuentran más frías.

En este caso, la temperatura del agua era elevada: alrededor de 25 grados. Al llegar al lugar elegido, Ramiro bajó la marcha de su motor y dejó que la embarcación se deslizara sin hacer ruido. Después preparó el ancla invertido que nos serviría de lastre para el garete, colgándolo del centro de la borda. Luego desplegamos las cañas para colocarle las líneas. Ramiro usaba unas boyas muy livianas verde limón con un palito marcador, a las que les tenía mucha fe.

Yo coloqué unas Criterio N° 8 blancas palito desigual con purpurina, separadas entre sí 1,40 m, armadas sobre una madre de nylon 0,35 mm, con rotores giratorios chicos entre perlas. Delante de éstas se le hacen dos nudos corredizos fuertes para que, al clavar, el peso del pescado no los corra. Detrás del rotor, también entre perlas, otro nudo corredizo. Y otro más detrás de la boya, aunque no tan ceñido para que nos permita desplazarlo. Así se le da juego a la boya para hacerla tramposa unos 20 a 30 cm, lo que aporta muy buenos resultados cuando el pescado come mal, ya que toma la carnada y se desplaza sin notar la resistencia de la boya. Y cuando marca el pique, prácticamente ya está comido.

Ramiro colocó brazoladas de entre 30 y 60 cm, y yo entre 15 y 30 cm buscando opciones de pesca. Todos los anzuelos fueron encarnados con mojarra mediana para que entrara bien, presentada de cola a cabeza en un anzuelo Sode 13 o N° 3 de la serie 1687 o 277 de Mustad, siempre dejando la lanceta libre.

A mover la línea

Arrojamos las líneas contra viento. Empezando el garete con el pick up del reel abierto, se va dando nylon para que la línea se aleje de la embarcación y lo haga bien alineada con la de nuestro compañero. No se había retirado más de 2 metros cuando la boya del medio se le desacomodó. Le dio nylon para que arrastrara, cerró el pickup y con un fuerte cañazo clavó. Era un ejemplar juvenil que volvió a su hábitat.

En la zona de pesca había gran cantidad de borbollones. A medida que la embarcación se desplazaba por acción del viento (garete), la pesca se intensificaba. Había que moverle la línea para que tomara la carnada. Ese movimiento atraía a los pejerreyes, que picaban en las brazoladas más cortas, con ejemplares que llegaban a los 30 cm. En las brazoladas más largas picaban dentudos, que aprovechamos para hacer filetes.

De cada uno sacamos dos, que después de escamarlos los rebajábamos sacándole el exceso de carne, para darle un espesor no mayor de 3 mm. Descartamos la parte superior (piel negra) y usamos sólo la plateada, cortándolo en tiras de 1x4 cm. Se los pasa por el anzuelo de carne a piel, solo o combinado debajo del encarne de mojarra. El filet flamea y es muy efectivo si está fresco.

Piques de despedida

En la otra embarcación la situación era similar, con pejerreyes de diversos portes. Recordar que la medida mínima es de 25 cm y que no se pueden sacrificar más de 25 ejemplares por caña.

Cambiamos de lugar buscando otras posibilidades. Probaríamos más cerca de la costa, con menor profundidad. El viento era del nordeste, por lo que el agua seguía bien oxigenada. Cambié las boyas por otras de color fucsia. El resplandor ya no me dejaba ver con claridad a las blancas cuando se alejaban. Varié un poco la profundidad de las brazoladas, colocando a 10, 15 y 20 cm las carnadas. Cuando movía la línea se veían a flor de agua pero igual las atacaban.

Los piques con desplazamientos de boyas rápidos eran de pejerreyes chicos o justo de medida. Cuando jugaban con la carnada y se veía el movimiento de la cola a ras del agua, en general daban todos la medida.

La pesca ya estaba hecha, por lo que decidimos emprender el regreso. El balance: si con temperaturas superiores a los 30 grados pescamos, con los primeros fríos Chascomús seguramente se convertirá en una de las preferidas.

Nota publicada en la edición 486 de Weekend, marzo de 2013. Si querés adquirir el ejemplar, llamá al Tel.: (011) 4341-8900. Para suscribirte a la revista y recibirla sin cargo en tu domicilio, clickeá aquí.

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Jorge Araneo

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