La medida tiene por fin reducir los graves problemas de salud y socialización que afectan a las mascotas que son criadas en malas condiciones por personas inescrupulosas, que las explotan para sacarles crías con fines lucrativos, en condiciones de hacinamiento, con poca atención, y aprovechándose de los altos precios disponibles para ciertas razas.
Además, esta medida se produce como parte de la propuesta de la “Ley de Lucy”, llamada así debido a una King Charles Spaniel severamente desnutrida que fue rescatada de un criadero. La perra había sido obligada a reproducirse varias veces al año y sus cachorros fueron vendidos después de cuatro semanas de su nacimiento, es decir, en la mitad del tiempo recomendado.
En concreto, esta propuesta de ley exige el cese inmediato de la venta de cachorros por parte de comerciantes y terceros. El Secretario de Medio Ambiente de Inglaterra, Michael Gove, rindió homenaje a esta campaña asegurando que la prohibición de la venta garantizará que estas mascotas tengan un inicio correcto en sus vidas.
Una petición que respalda la Ley de Lucy ya fue firmada por casi 150.000 ciudadanos ingleses y debatida como proyecto legislativo en mayo pasado en el Parlamento. Finalmente, desde el 1° de octubre entraron en vigencia nuevas regulaciones que prohíben a los vendedores autorizados, como los negocios de mascotas, ofrecer cachorros y gatos de menos de ocho semanas de edad.
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