Navegar de noche es muy lindo, pero no más seguro que hacerlo de día aunque, si se toman las precauciones necesarias, no tendremos ningún problema. Es real que frases del estilo “está prohibido navegar de noche”, “es peligroso navegar de noche” o “no se ve nada de noche” pueden amedrentarnos, pero también es real que, aunque no pretendamos hacerlo, la oscuridad puede sorprendernos por diversos motivos. Entonces... ¿cuáles son las precauciones que debemos tener?
En primer lugar, conocimiento y responsabilidad de cada piloto. Es preferible reconocer temor y quedarse en un lugar seguro que en tierra, y no hacerse al agua atemorizado. Segundo, es importante y obligatorio llevar la carta náutica de la zona a navegar, pues con ella nos guiaremos en caso de no ver las curvas de los ríos y/o arroyos. Haber recorrido la zona previamente de día es lo aconsejable para recordar los peligros que puedan presentarse cercanos a la costa o en el lecho del río. Muchas veces pueden aparecer árboles caídos o troncos semisumergidos clavados en el fondo que de noche es muy difícil verlos. Los muelles largos que sobresalen de la costa en dirección al centro del río, arroyo o canal también presentan un peligro al navegante si no son vistos a tiempo. A veces esos muelles tienen quebradas las barandas, producto de su envejecimiento o falta de mantenimiento, lo que origina un peligro en caso de haber marea alta, ya que tanto los pasamanos como los escalones pueden quedar cubiertos por el agua.
Si somos responsables, en este punto está de más decir que la embarcación, sea cual fuese, debe tener en óptimas condiciones de estado y funcionamiento las luces de navegación, y nosotros saber qué significa cada una para conocer la condición de navegación de cualquier embarcación avistada, así como los derechos de paso en función a la categoría, según el Reglamento Internacional para Prevenir Abordajes (término que significa choque o colisión).
Otro aspecto importante en navegación nocturna es siempre mantener las luces del interior de la embarcación apagadas. Si tenemos reóstato, lo ideal es bajarlo al mínimo, lo mismo ocurre con las luces del instrumental del tablero. Ambas encandilan en diferentes proporciones y no permiten tener una visual definida del exterior. En lo posible se recomienda que la luz del tablero de comando e instrumental sean de color naranja o rojo (siempre a la mínima intensidad), ello hace que la vista no requiera adaptación al exterior cada vez que se lea el tablero. Si bien muchas naves no tienen separadas la llave de luz de tablero y las de navegación, lo conveniente es que sí la tengan.
De noche se debe navegar a velocidad de desplazamiento en función a la geografía de la zona. No hay que planear (navegar rápido) por más que el ancho del canal o río lo sea. Siempre está latente la posibilidad de que aparezca un tronco u otro objeto flotando y, si lo embestimos a velocidad, el daño puede ser grave. Si viajamos a velocidad de desplazamiento, en cambio, el golpe se minimiza considerablemente.
La niebla es otro factor a tener en cuenta, sobre todo en otoño e invierno. Cuando se sale a navegar en éstas épocas hay que tener en cuenta que el sol se oculta más temprano y, por lo tanto, el aire se enfría, lo que da lugar a la formación de neblina. Si esa fuera nuestra situación, usar un reflector fijo o de mano empeorará la visión, pero sí es muy importante llevar un farol de mano cuando se navega de noche para activarlo ante la presencia de algún peligro o dar aviso de presencia a otra embarcación que esté navegando en zona. Lo conveniente es no llevarlo encendido permanentemente para no encandilar a otra embarcación que puede venir de vuelta encontrada, pero en caso de navegación a ciegas, sí hay que llevarlo encendido, aunque no apuntando a proa, sino a 45º al agua para visualizar la distancia a la costa, ya sea de babor o estribor, según requerimiento de la geografía.
La luz de luna es muy buena guía para ubicar el centro del río, el reflejo de la copa de los árboles que contornean la costa. La sombra de un árbol en función del reflejo indica la tendencia de la caída de las curvas, pero no siempre se dispone de luna llena o cielo despejado para navegar de noche. Salir prevenido.
Si bien no es obligatorio llevar puesto el chaleco salvavidas, es recomendable que estén a disposición inmediata de los tripulantes, aunque siempre es mejor tenerlos colocados. Si se produce una avería por el impacto de algún objeto en el agua, se estará en estado de tensión y estrés, y lo ideal será preocuparse por cómo solucionar el inconveniente o llegar a la costa más cercana, y no tener en mente la incomodidad de tener que colocarse a oscuras un chaleco salvavidas. El silbato es otro elemento de seguridad obligatorio que debe llevarse a bordo y que se utiliza ante escasa o nula visibilidad, ya sea por niebla o cielo cubierto.
Hoy en día los sistemas satelitales de navegación ayudan mucho para viajar de noche. En sus pantallas puede verse con antelación la proximidad de las curvas para tomar distancias de ellas. También visualizar el ancho del canal para evitar aproximarse a la costa. Lo importante en este tipo de actividad es la responsabilidad personal, ya sea en lo que hace a la velocidad, al alcohol y a las luces de navegación. Ante la duda de navegar de noche o no, sepamos que sí se puede pero con mucho más precaución que si lo hacemos de día.
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