Una docena de pingüinos magallánicos (Spheniscus magellanicus) regresaron a las aguas del mar, en San Clemente del Tuyú, luego de ser rehabilitados, durante cuatro meses, en la Fundación Mundo Marino, ubicada en dicha localidad balnearia bonaerense.
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Las simpáticas aves marinas habían sido rescatadas entre finales de noviembre de 2020 y principios de marzo de este año en las costas de Villa Gesell, Pinamar y Valeria del Mar, presentando cuadros de diferente gravedad, como anmeia, desnutrición, deshidratación, hipotermia y una elevada carga parasitaria
Mientras en el caso de los pingüinos hallados en Villa Gesell fueron asistidos por la Asociación de Naturalistas Geselinos, tanto los que fueron encontrados en Pinamar y Valeria del Mar, recibieron los primeros auxilios en la Fundación Ecológica Pinamar.
“Estos animales pasan gran parte de su vida en el agua buscando alimento, por lo que no es un buen síntoma que aparezcan solos en nuestras playas”, explicó Sergio Rodríguez Heredia, biólogo y responsable del Centro de Rescate y Rehabilitación de la Fundación Mundo Marino
“Lo que vemos es que año tras año aparecen desnutridos, anémicos y con cuadros de hipotermia. Nuestros colegas brasileños lo denominan `síndrome del pingüino varado`. Por algún motivo, en su periplo migratorio no están encontrando suficiente alimento y salen famélicos a nuestras costas. Sin asistencia, difícilmente sobrevivan”, agregó.
Según el especialista, generalmente los pingüinos no se hidratan a través del agua de manera directa, sino a través del alimento sólido que ingieren. Por lo que ante la falta de alimento, comienza un grave proceso de deshidratación que los puede conducir a la muerte.
Por ello, en un primer momento los profesionales a cargo de su recuperación llevaron a cabo la tarea de hidratarlos con agua y suministrarles un complejo vitamínico. “Luego, progresivamente, se les ofrece una fórmula líquida con pescado, hasta que finalmente toleran de buena manera pescado cortado o entero”, comentó, por su parte, Juan Pablo Loureiro, médico veterinario y director técnico de la mencionada fundación.
Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), los pingüinos magallánicos se encuentran en estado de “preocupación menor”.
Su hábitat natural se extiende a lo largo de todo el litoral sudamericano, tanto en nuestra Patagonia argentina, como en el sur de Chile. En nuestro país se distribuyen desde Península Valdés, en Chubut, hasta la Isla Martillo, Isla de los Estados e Islas Malvinas, en Tierra del Fuego.
Su ciclo de reproducción se lleva a cabo entre septiembre y marzo, y, luego de esa etapa, mudan su plumaje e inician su viaje migratorio entre fines de marzo y principios de abril, el cual puede llegar hasta la latitud de Río de Janeiro.
Durante ese viaje anual que dura aproximadamente unos 6 meses pueden llegar a recorrer hasta unos 5.000 kilómetros. El viaje migratorio tiene que ver con el movimiento estacional que realiza la anchoita, una de sus principales presas, que durante nuestro invierno, luego de haber migrado desde nuestra Patagonia, desovan en las costas de Brasil. Además de las anchoítas, su alimentación se compone sardinas, merluzas; calamares y langostinos.
“Al ver esos animales volviendo a su hábitat no pude evitar relacionarlo con nuestra actividad diaria, porque todos tenemos que ser conscientes de que hacemos mucho daño al arrojar basura y que tenemos que reducir lo máximo posible el material descartable que utilizamos”, expresó Mariano Boccazzi, presidente de la cooperativa Reciclando Vidas.
“Quiero aprovechar este hermoso momento para agradecerle públicamente a Mundo Marino la compactadora que nos donó y que instalaremos en nuestra sede de Mar de Ajó”, concluyó.
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