Un equipo de investigadores del Museo Argentino de Ciencias Naturales, del CONICET, del Museo de La Plata y de la Fundación Azara han detectado unas 18 especies de invertebrados provenientes de países lejanos en plena ciudad de Buenos Aires.
Según informaron los especialistas, entre los pequeños invasores se encuentran distintos tipos de gusanos, ciempiés, arañas y babosas, entre otras especies.
“Algunas de estas especies exóticas son nuevas para la Argentina y otras para toda Sudamérica”, explicó el doctor Federico Agnolin, investigador del Museo Argentino de Ciencias Naturales, del CONICET y de la Fundación Azara Agnolín y autor principal del estudio publicado en la revista “Acta Zoológica Lilloana”
“La ciudad de Buenos Aires está plagada de estos invasores silenciosos que están en abundancia y aún no sabemos de qué manera han modificado los ambientes a los que han llegado”, agregó el profesional.
Por su parte, el investigador Agustín Agnolin del Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano (INAPL-CONICET) reconoció que si bien todavía no pueden precisar con exactitud en qué momento llegaron ni de qué manera llegaron estas especies a la ciudad de Buenos Aires, se están dispersando cada vez más
“Sabemos que algunas especies de las babosas que hemos observado se han vuelto plagas para la agricultura en otras partes del mundo, así que tenemos una idea del impacto negativo que pueden generar en el ambiente”, resaltó.
Por último, el doctor Elián Guerrero, miembro de la División Plantas Vasculares del Museo de La Plata manifestó que “si bien se ha detectado por primera vez la presencia de estas especies exóticas, son muy constantes y muy numerosas en cualquier jardín o baldío en la ciudad de Buenos Aires. Están siempre”.
En tanto el estudio también dio cuenta de que se también encontraron en Buenos Aires al gusano cabeza de ancla (Bipalium kewense), del cual hasta el momento solo se tenía referencia de su existencia en las provincias de Misiones y Tucumán. “Su tierra de origen se radicaría en Asia, posiblemente Indochina, mientras que el gusano sanguíneo (Austroplana sanguinea) es originaro de Nueva Zelanda”, explicó Guerrero.
“Se debe conocer y monitorear a estas especies exóticas para entender cuál es el efecto que ejercen en los ecosistemas autóctonos y nativos. Hay casos de especies exóticas que llegan incluso a hacer extinguir a especies locales”, concluyó.
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