Hace exactamente hoy 113 años, el ingeniero francés de origen rumano, Paul Cornu, llevaba a cabo una proeza que iba a marcar un antes y un después en la aviación mundial: el primer vuelo en un helicóptero de la historia.
Nacido el 15 de junio de 1881 en la pequeña comuna francesa de Glos-la-Ferriére y gran fabricante de bicicletas, al enterarse de que el multimollonario aficionado a la aviación francés, Henry Deutsh de la Meurthe, anunció públicamente que le daría una recompensa nada menos que de 50.000 francos a la primera persona que realizara un vuelo circular de un kilómetro a bordo de una maquina pesada, rápidamente, Cornu se puso manos a la obra, ya que estaba totalmente convencido de que sus conocimientos mecánicos le iban a permitir lograr semejante desafío.
El histórico vuelo tuvo lugar el 13 de noviembre de 1907 en la comuna de Lisieux, situada en el departamento de Calvados, al norte de Francia, a bordo de un helicóptero que se había encargado personalmente de diseñar. Su sorprendente modelo pesaba apenas 18 kilos y contaba con un por entonces poderoso motor Antoniette de 24 hp y con dos rotores de rotación inversa, ubicados a ambos lados del aparato.
Ante su propia sorpresa y de todas las personas que se dieron cita en el lugar para presenciar lo que, para la mayoría era una locura imposible de cumplir, Cornu consiguió mantenerse a unos 30 centímetros del suelo durante 20 segundos. Los rotores se movieron a 90 revoluciones por minuto.
Ese mismo día, con su hermano Jaques como acompañante realizó otro intento en el que consiguió elevarse a un metro y medio del suelo. Sin embargo, tras varios intentos posteriores fallidos, Paul se dio cuenta de que el aparato era muy difícil de controlar por lo que decidió no realizar más pruebas.
Cornu falleció el 6 de junio de 1944, aplastado bajo los escombros de su casa, que fue destruida durante los bombardeos que precedieron al desembarco de Normandía por los aliados, durante la Segunda Guerra Mundial
El primer helicóptero
Sin dudas, el helicóptero utilizado por Cornu no tiene nada que ver con los que actualmente vemos volar. Se trataba de un modelo que parecía un enredo de poleas, correas de cuero y guayas a punto de estallar o de volar, pero en pedazos.
Cornu hizo un fuselaje improvisado parecido a una V y a cada uno le instaló un rotor con dos palas gigantes y en el centro de esta extraña mole de hierro y tiras construyó una estructura tubular.
Detrás del poderoso motor ubicó una batería y el asiento de quien iba a pilotear la máquina. Todo en este aparato era rudimentario, especialmente la manera de controlar el primer prototipo: unas palancas que subían y bajaban la nave.
A pesar del gran avance que trajo la invención de Cornu, la industria aérea se demoró para popularizar esta aeronave, por lo que el esfuerzo se centró en la producción masiva y el desarrollo de aviones. Sin embargo, años más tarde se empezaron a fabricar, aunque de manera muy rudimentaria, algunos prototipos que fueron perfeccionándose con el correr de los años hasta alcanzar sus actuales diseños de avanzada que, por cierto, están muy lejos del utilizado por Cornu,.
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