En su permanente lucha por salvaguardar a las principales Áreas Marinas Protegidas del mundo contra los grandes buques arrastreros, Greenpeace instaló una barrera protectora de 200 kilómetros en South West Deeps, un área marina que está ubicada en la zona del canal occidental y el mar Céltico, a 190 kilómetros de la costa de Cornualles, en Reino Unido.
Según informaron desde la mencionada organización ambientalista no gubernamental, la misma consta de 18 rocas gigantes de amonita de entre 500 y 1,400 kilogramos de peso cada una que fueron arrojadas hacia el fondo marino con el objetivo de proteger a esa región marina europea que, si bien según afirman goza del título de Área Marina Protegida (AMP) por parte del gobierno inglés, es objeto de una creciente pesca de arrastre que está acabando con el ecosistema de la región.
De esta forma, desde la mencionada ONG buscan que las redes de los buques no puedan arrastrar el lecho marino, arrasando con todo a su paso, ya que se quedarían enganchadas en estas enormes piedras recientemente instaladas en esa zona que, debido a los 4.600 kilómetros de extensión en los cuales habitan especies de gran importancia como la marsopa de puerto, la tortuga laúd y distintas especies de corales, es considerada como una de las AMP más explotadas de toda Inglaterra.
“Solo en los últimos 18 meses, barcos de pesca industrial han pasado cerca de 19.000 horas pescando dentro de esta área. Nuestra nueva barrera de rocas asegurará que una de las partes más explotadas de esta Área Marina Protegida esté fuera del alcance de la pesca de arrastre de fondo”, comentaron desde Greenpeace, a través de un comunicado de prensa.
“Ya habíamos instalado esta protección de rocas naturales en el Área Marina Protegida (AMP) de Dogger Bank en 2020 y en el AMP de Brighton en alta mar en 2021 para cerrar varias zonas de estas áreas protegidas a la pesca de arrastre”, agregaron.
Según denunciaron, este método de pesca que cada vez es más practicado en la zona especialmente por barcos pesqueros españoles. arrasa los fondos marinos destruyendo hábitats, alterando las grandes reservas de carbono azul y poniendo en peligro la salud a largo plazo de las poblaciones de peces, invertebrados y corales de profundidad.
“También pone en peligro a las comunidades pesqueras locales, cuyos métodos de pesca sostenibles no pueden competir con una extracción tan intensa. Nuestras moles naturales de granito natural obstruyen a los arrastreros de fondo, protegiendo efectivamente estas áreas que están oficialmente reconocidas como protegidas, pero que eran explotadas antes de nuestra intervención”, concluyeron desde Greenpeace.
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