Un reciente estudio llevado a cabo por científicos del Imperial College y del Museo de Historia Natural de Londres afirma que en los últimos años, el número de abejas, abejorros y de otros insectos polinizadores ha disminuido progresivamente como consecuencia del cambio climático
Tras analizar y estudiar minuciosamente el comportamiento de cuatro especies de abejas de ese país europeo, los investigadores descubrieron que el estrés aumentaba a medida que avanzaba el siglo desde su punto más bajo alrededor de 1925.
En tanto que, gracias a un segundo estudio, los profesionales lograron determinar que cada una de las 4 especies de abejas presentó un indicador de estrés consistentemente mucho más elevado en la segunda mitad del siglo XX.
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A su vez, teniendo en cuenta las condiciones climáticas durante el año de recolección, es decir, la temperatura media anual y la precipitación anual, el equipo también descubrió que las abejas mostraban una mayor asimetría en las alas durante los años más cálidos y húmedos.
"Usando un indicador del estrés visible en la anatomía externa de la abeja y causado por el estrés durante el desarrollo solo unos días o semanas antes, podemos buscar rastrear con mayor precisión los factores que ponen a las poblaciones bajo presión a través del espacio y el tiempo históricos”, explicó Aoife Cantwell-Jones, miembro del Departamento de Ciencias de la Vida en el Imperial College.
Por su parte, en un estudio paralelo, un grupo de científicos del Museo de Historia Natural y del Instituto Earlham del Reino Unido cuantificaron la preservación del ADN utilizando solo una pata de abeja de cada uno de los individuos estudiados.
Ahora, los autores del estudio usarán los datos obtenidos para analizar cómo los genomas de las abejas han cambiado a lo largo del tiempo, obteniendo una comprensión de cómo las poblaciones enteras se han adaptado, o no, a los entornos cambiantes,
“Poder determinar cuándo las poblaciones animales experimentaron el estrés el en pasado es una pieza fundamental para llegar a entender cómo los factores de riesgo impulsan las respuestas de las especies contemporáneas y futuras al cambio ambiental”, concluyó la especialista.
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