Un reciente estudio liderado por científicos del CONICET, del cual participaron colegas de Canadá, descubrió una gran diversidad de artrópodos voladores en un área semidegradada de la Selva Paranaense, ubicada en el extremo sur de la Selva Atlántica.
Para llevar a cabo el trabajo que fue publicado en la revista Plox One, los especialistas colocaron una trampa Malaise en el Centro de Investigaciones Antonia Ramos que está ubicado en el corazón de la selva misionera, cerca de la ciudad de Oberá, entre febrero de 2013 y febrero de 2014, y, posteriormente, obtuvieron los códigos de barras genéticos (DNA barcodes) de los frascos colectores 75.000 insectos que lograron atrapar a lo largo de ese tiempo en los que eran retirados semanalmente.
En tanto que para clasificar a todos los insecto, los científicos utilizaron el sistema de Barcode Index Numbers (BINs), que agrupa individuos con un código de barra similar que si bien no son exactamente lo mismo, muchos estudios han demostrado que tienen muy buena correlación con las especies.
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A través de este sistema de clasificación, se obtuvieron 8.651 BINs, de los cuales hasta ahora más del 80% no había sido registrado en la biblioteca de los códigos de barras genéticos a nivel global.
“El hecho de que más del 80% de los BINs que agrupan a los insectos que colectamos en la Selva Paranaense no tuvieran registro hasta ahora en la biblioteca de los DNA barcodes nos habla tanto del alto nivel de endemismo de la región, como de la falta de estudios a gran escala de los artrópodos de la Selva Atlántica”, señaló Belén Bukowski, becaria posdoctoral del CONICET en el MACN y primera autora del trabajo
En muchos casos, la identificación morfológica de las especies está limitada por la falta de especialistas que lo puedan hacer, así como también por el hecho de que el 60% de los individuos que se colectan no sirven desde el punto de vista taxonómico, porque, de acuerdo con los especialistas, en la mayoría de los casos, las guías de artrópodos están basadas únicamente en la genitalia masculina de individuos adultos. “En cambio, el código de barras genético permite identificar a cualquier individuo”, señalaron.
De todo el proyecto global de trampas Malaise, la trampa colocada en la Selva Paranaense es, hasta el momento, la que más individuos y mayor cantidad de especies logró capturar, a nivel mundial, a lo largo de un año de colecta.
“De todos modos se trata de sólo una parte de la diversidad que hay. Si uno quisiera tener una mayor aproximación, se tendrían que poner más trampas en cada sitio y así capturar una mayor proporción de la diversidad de una determinada bioregión. Pero lo que sí se puede hacer es comparar la diversidad hallada en diferentes lugares en los que se colocó una trampa”, explicó Darío Lijtmaer, investigador del CONICET en el Museo Argentino de Ciencias Naturales “Bernardino Rivadavia” (MACN- CONICET).
Los más de 75.000 insectos colectados pertenecen a 28 ordenes diferentes, entre los cuales se destacan seis: Diptera, al que pertenece más del 75% de los especímenes capturados, Hemiptera (7,4%), Lepidoptera (5,2%), Hymenoptera (4,2%), Coleoptera (3,9%) y Psocoptera (1%).
“Esto muestra que hay gran cantidad de especies en abundancia baja y que, indudablemente, debe haber muchas otras que están presentes en el área, pero no llegaron a colectarse”, agregó Lijtmaer, último autor del estudio.
Otro claro indicador que revela que en la Selva Paranaense todavía hay una diversidad importante de artrópodos por encontrar es la variación que hubo entre los insectos capturados en febrero de 2013 y los recolectados un año más tarde. “Esto podría estar vinculado al muestreo, pero también podría significar que los ciclos de abundancia y diversidad de los artrópodos son supraanulaes”, indicó Bukowski.
Además, los investigadores lograron corroborar que durante el otoño y el invierno aumenta tanto la abundancia de insectos como su diversidad. ”Esto se debe principalmente a que es el momento del año en el que hay mayor cantidad y diversidad de dípteros. Otros grupos de insectos tienen patrones de abundancia distintos e incluso inversos”, agregó Bukowski.
Por último, para estudiar el modo en que las variables climáticas afectan tanto a la abundancia como a la gran diversidad de insectos que habitan en la Selva Paranaense, el equipo de investigadores decidió concentrarse únicamente en observar lo que ocurría con las 38 especies o BINs que se encuentran en mayor abundancia a lo largo del año, y que, a su vez, son representativas de los 6 órdenes más importantes.
“Este es el primer estudio del Proyecto Global de Trampas Malaise que tiene lugar en Argentina, y también es el primero en analizar cómo varían los patrones de diversidad a lo largo del año y cuáles son las variables climáticas que explican dicha variación. En general, han sido trabajos más descriptivos respecto de la cantidad y diversidad de artrópodos terrestres que hay en una determinada región”, concluyó Bukowski.
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