Si bien la mayoría de los estudios que se han llevado a cabo hasta el momento para tratar de entender cómo y cuándo surgieron los primeros organismos unicelulares hablan de unos 1.000 millones de años, una reciente investigación publicada en la revista Nature sugiere que esto podría haber ocurrido entre 3.700 millones de años y 3.950 millones de años, cuando la Tierra era muy joven, en islas remotas.
Para llevar a cabo su investigación, los científicos Jun Korenaga, de la Universidad de Yale, y Juan Carlos Rosas, del Centro Ensenada de Investigación Científica y Educación Superior de México, tomaron como punto de partida la posibilidad que la vida microbiana hubiera nacido en estanques de la superficie terrestre.
Así fue como tras ponerse a trabajar en una serie de modelos computacionales que les permitieran recrear cómo eran las condiciones de la tierra hace 4.000 años, llegaron a la conclusión que existía una altísima la posibilidad de que hubieran emergido una serie de islas por encima del nivel del mar.
En un segundo paso, apoyándose en la estructura terrestre primigenia y en el calentamiento radiogénico —es decir, la energía térmica liberada como consecuencia de desintegraciones nucleares espontáneas—, descubrieron que los montes submarinos podrían haber aparecido por encima del mar, formando islas.
Según los especialistas, esta situación habría originado que, al emerger los montes submarinos, la propia orografía de las montañas habría llevado adherida agua submarina, pudiendo generar estanques naturales tanto por el agua oceánica agregada como por las lluvias que se producen sobre la sobre la Tierra.
Por su parte, la propia acción del Sol habría calentado el agua, generando temperaturas ideales en aguas poco profundas y ubicadas sobre la superficie donde la vida microbiana podría haber nacido y haberse consolidado de manera importante. El paso de los años habría permitido que sus cadenas evolutivas fueran mejorando hasta convertirse en organismos pluricelulares mucho más desarrollados.
Cabe destacar que la investigación experimental sobre el origen de la vida comenzó en la década de 1950, con el trabajo de dos científicos pioneros en química prebiótica: Stanley L. Miller y Joan Oró. Y, si bien probablemente nunca sabremos cómo empezó la vida, lo cierto es que la ciencia sigue trabajando para tratar de arrojar luz a esta fascinante cuestión que sigue teniendo en vilo a toda la humanidad.
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