Una plataforma robótica impulsada por cuatro ruedas de tracción controlada, y especialmente equipada con cámaras, sensores, un brazo, paneles solares y wi-fi, acaba de cumplir de manera exitosa con la primera etapa de reconocimiento del terreno y las condiciones climáticas en el glaciar Bahía del Diablo de la isla Vega, ubicado a 60 kilómetros al norte de la Base Vicecomodoro Gustavo Marambio, la principal estación científica y militar permanente de la Argentina y una de las más importantes de toda la Antártida.
Ideado y creado por el Ingeniero y docente investigador argentino Andrés García, este "Robot de uso científico en el sector antártico"- tal como fue bautizado-, cuenta con dos formas diferentes de navegación: una, por control remoto, mediante un operador, y otra, más avanzada, que posee una inteligencia de navegación donde, mediante una aplicación de celular desarrollada específicamente para este robot, se le pueden cargar puntos geo-referenciales- (latitud y longitud), de los lugares a visitar.
“Estoy sorprendido porque funcionó perfectamente. Incluso, llegó integro todo el sistema electrónico”, comentó, al diario Clarín, el científico que se desempeña como docente de la materia Sistema de Control Aplicado a Artillería en la Escuela de Oficiales de la Armada (ESOA), en la base naval de Puerto Belgrano, Punta Alta, provincia de Buenos Aires.
”De todas maneras, la idea es cambiar y mejorarle algunas cosas”, agregó García, quien, entre su vasto currículum científico también cuenta con un doctorado en Control de Sistemas.
![1202_robotperro](https://fotos.perfil.com/2020/12/02/trim/64/64/1202robotperro-1094951.jpeg)
Para trasladarse en diversas direcciones, el robot posee un giro diferencial por el cual, mediante la tracción de dos ruedas hacia un lado y dos hacia el otro a distintas velocidades, efectúa el giro para corregir su rumbo.
“En cada actualización on line del GPS analiza el punto donde estaba, el punto donde está y el punto a donde tiene que ir, triangula la posición y corrige el rumbo”, agregó el científico argentino.
Este robot ciento por ciento argento también cuenta con sensores capaces de detectar obstáculos o pozos, que le permiten detenerse y recalcular las posibilidades de avanzar, con muchas piezas que fueron fabricadas en 3D y con baterías especiales para trabajar a muy bajas temperaturas, que pueden cargarse mediante un panel solar incorporado, con alternativas de carga mediante una toma de 220v y otra de 12v.
Además, posee dos cámaras: una, que le permite realizar grabaciones tanto de audio como de imagen de manera diurna o nocturna mientras el robot se desplaza, en tanto que la segunda cámara, mucho más compleja en su funcionamiento, está conectada a una red neuronal y a un software mediante el cual puede cargársele datos para que la cámara realice todo tipo de búsquedas, y, cuando detecta el objetivo cargado, lo pueda filmar o fotografiar.
Ahora, García y su equipo de colaboradores construirán la caja contenedora que permitirá transportar al robot durante la próxima Campaña Antártica de Verano, donde será probado por personal de la ESOA y del Instituto Antártico Argentino durante 21 días.
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