Hemos vivido una buena temporada de caza menor, con abundantes cantidades de perdices y liebres. Sólo el clima nos puso un stop, con varios fines de semana con lluvia, fríos tardíos que no lograron bajar totalmente los pastos o zonas con mucha agua. Y quienes los que más lo sintieron fueron nuestros perros, adaptándose a emanaciones más fuertes con vientos que variaban la distancia de las marcas, lastimaduras en las patas por la combinación de abrojos/humedad y en algunas partes de su cuerpo por pastos/cardos altos.
En una de las últimas salidas, aunque no podía tirar por una pequeña afección en un ojo, no quise dejar de recorrer los campos. Organicé el viaje junto a mis compañeros de siempre: Daniel Callisto, quien oficiaría de fotógrafo/cazador, y Javier Trincheri, que realizaría la logística. Ambos conocían a Feliciano Aguirre, un guía de la zona de Tapalqué del que yo tenía buenas referencias por su seriedad y por manejar costos accesibles.
En esta ocasión dejaríamos a nuestros perros en casa, ya que Feliciano ofreció los suyos, dos bretones: Rocco, un macho de 4 años en su cuarta temporada, y Cielo, una hembra de 1 año finalizando su primer ciclo de actividad. Siempre es una grata experiencia cazar con otros perros y poder calificar su desempeño. A último momento Javier no nos pudo acompañar e invitamos a Luis Conde para compartir con su escopeta la salida.
Llegamos a Tapalqué temprano. El guía nos esperaba para cumplir el trámite de autorización con el dueño del campo y luego verificarlo con la Policía Rural. Después nos llevó a campos cercanos de la ciudad, a 2 kilómetros aproximadamente. Había mucha agua en las zanjas y bajos de los cuadros. El día amaneció soleado y así se mantuvo el resto de la jornada, con muy poco viento. Los pastos estaban largos y espesos. Como yo no tiraría, Feliciano se ofreció a tomar mi lugar para ser tres cazadores.
Al comienzo se decidió hacer trabajar a ambos perros juntos, pero rápidamente nos dimos cuenta de que el resultado no era bueno. Como los pastos altos estaban muy húmedos y las emanaciones eran fuertes, notamos que se dificultaba para la orientación en las marcas con ambos canes que con distintas experiencias y capacidades se molestaban uno al otro.
Bretones en acción
El guía optó por dejar el bretón macho más experimentado para la segunda parte de la cacería y trabajar con la joven Cielo. Fue muy precisa en sus marcas e incansable a pesar de la altura de cardos, agropiros y tréboles (se utilizan para engorde). Daniel, un enamorado de la raza bretona, nos comentó que para el tipo de pastura sería aconsejable salir con un pointer, pero estos bretones y su buen estado mostraron la garra necesaria para que no se notara la diferencia.
A continuación le tocó el turno a Rocco, el macho. Y fue igual de eficiente, pero con un temperamento más enérgico y aportes más precisos: la diferencia de las temporadas jugaban a su favor.
Nota publicada en Weekend 527, Agosto de 2016.
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