El cambio climático y el consecuente deshielo que este fenómeno mundial está ocasionando en los bloques del hielo Artico han dado lugar a la creación de una nueva especie de osos, a la cual los científicos bautizaron con el nombre de “grolar”. Su nombre deriva de la unión del oso polar (Ursus maritimus) con el grizzly u oso gris (Ursus arctos horribilis).
Según explicó a National Geographic la paleontóloga Larisa DeSantis, quien se desempeña como profesora asociada de Ciencias Biológicas en la Universidad de Tennessee, este desplazamiento forzado por la falta de comida y el por el deshielo ha llevado a que estas dos especies se encuentren, y se apareen, generando esta nueva especie de osos que es mucho más resistente a los cambios de temperatura que el resto de sus pares.
Su pelaje color crema, sumado a su cráneo más alargado que le permite atrapar a sus presas en el mar con gran facilidad, a las uñas alargadas y su espalda encorvada, lo diferencian de los osos pardos. Por otra parte, debido a que sus dientes molares son demasiado pequeños, solo pueden consumir grasas, a diferencia de los osos pardos, que son omnívoros.
Según la especialista, las dos especies que dieron origen a estos osos híbridos se separaron hace medio millón de años, aproximadamente lo que les permite reproducirse con descendencias viables.
Esto, sumado a la catástrofe ecológica que se vive tanto en el Polo Norte como en el Polo Sur, indica que esta nueva variante de osos no sólo es fértil, sino que ya ha logrado generar sus propias crías.
“Aunque la naturaleza es sabia, es cierto que un fenómeno como éste nos hace cuestionarnos el que, híbridos así, sean fruto no de una evolución natural, sino de una alteración humana del entorno cuyas consecuencias han llegado hasta este tipo de sucesos”, destacó DeSantis.
Actualmente, estos osos híbridos viven en libertad y su población crece a un ritmo por demás interesante, contrariamente a lo que sucede con la disminución de la cantidad de osos polares registrada en el Polo Norte.
De hecho, de acuerdo con un reciente estudio elaborado por Biology Letters, si en las próximas tres décadas el cambio climático no se revierte o controla, el declive se pronunciará en un 30 %, debido a la competencia cada vez más dura por los recursos disponibles.
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