Como ya todos sabemos, existen infinidad de comentarios y referencias totalmente equivocadas respecto a la información de todo el armamento portátil empleado por el Reino Unido y, especialmente, por la Argentina durante la Guerra del Atlántico Sur en 1982. Esto es importante aclararlo, ya que se ha dicho varias veces que las fuerzas argentinas tenían armamento obsoleto y en mal estado, lo que no es cierto.
Armas largas y cortas: cómo domar el retroceso
Lo primero que debemos saber es que durante todo el desarrollo de la guerra, y específicamente en el terreno (teatro de operaciones), se sucedieron fallas en el armamento por las condiciones climáticas extremas y por limpieza insuficiente, tanto del lado argentino como del Reino Unido, derivada tal vez por la falta de elementos adecuados para el mantenimiento preventivo, como así también debido al agua y el barro que se congelaba en las partes móviles o conductos de toma de gases, por ejemplo.
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Estas circunstancias, unidas al poco tiempo disponible entre intervalos respecto al cese del fuego enemigo, y sumado además a la realización de otras tareas también prioritarias que tenían que ver con la supervivencia y la defensa, hacían que el soldado relegara ésta tarea de limpieza –que resulta fundamental– al mínimo indispensable o, directamente, la omitiera, razón por la cual muchas armas pudieron trabarse o funcionar en forma deficiente.
Armas no letales: pimienta en proyectiles a gas
No nos olvidemos que la munición también puede ser susceptible –en estas circunstancias extremas– de verse afectada por la excesiva humedad y el frío, lo cual generaría fallas en la alimentación y extracción en las armas portátiles, principalmente (semiautomáticas y automáticas) que allí se utilizaron.
Aclarada esta cuestión debemos resaltar que las fuerzas argentinas contaban no solo con mejor armamento que su enemigo inglés, sino también con una variedad de armas que otros pocos ejércitos de la época podían anhelar o tener a su disposición. Un dato importante para tener en cuenta es que la Argentina no solo se defendió del Reino Unido, sino que también tuvo que hacer frente al apoyo prestado a ese país por otros como Chile, Estados Unidos, Francia, etc.
Pocos saben que, además de fuerzas regulares, actuaron de los dos lados mercenarios de varias nacionalidades, lo que le dio a esta guerra particularidades singulares y características complejas.
Armas blancas argentinas
En esta materia, las fuerzas argentinas contaban con las bayonetas del fusil FAL de primera generación (planas) y las de tipo tubulares cóncavas de los modelos posteriores y más actuales. También se emplearon los cuchillos modelo AB-200, diseñados y confeccionados por Fabricaciones Militares (DGFM-DM) y por el Batallón de Arsenales 141 en Córdoba. Otro modelo de cuchillo fue inicialmente el diseñado por ETA, más conocido como “paracaidista”, el cual contaba con manopla de bronce o aluminio agregada a la empuñadura, una hoja con dos filos sin lomo, que calzaba en una vaina de cuero. Este mismo modelo fue realizado más tarde y en distintos períodos por Fabricaciones Militares, Jofra, Erizo, Incufi, etc.
Entre otras armas blancas que también fueron utilizadas por las tropas argentinas, podemos nombrar el machete de artillería modelo 1909, el Erizo Comando, y un cuchillo-machete modificado por AAMZ en Zárate, realizado a partir de bayonetas alemanas con hoja tipo Bowie y lomo aserrado, destinado a la infantería de marina. Como no había una estandarización en la provisión de armas blancas para las distintas fuerzas, se utilizaron también algunos pocos cuchillos y machetes Puma y KCB-77, de origen alemán fabricados por Gebruder Weyersberg y Eikorn.
Armas blancas británicas
Por su lado, el Reino Unido contaba con las dagas de comando Fairbain Sykes, usadas por miembros del SAS y SBS, mientras que el regimiento colonial Gurkha empleaba cuchillos Bowie KA-BAR de origen norteamericano y machetes curvos nepaleses Kukri.
Hoy en día, y a título informativo, se sabe también por los dichos de varios veteranos de guerra argentinos e ingleses, que el regimiento Gurkha nunca entró en lucha cuerpo a cuerpo o enfrentamiento cercano con las fuerzas argentinas, lo cual contradice antiguos rumores que relataban matanzas despiadadas, endilgándoles falsamente a los Gurkhas la hazaña de cortar y llevar como trofeo las orejas de nuestros soldados patriotas cuando eran muertos en combate.
Es probable que el Reino Unido haya hecho correr este rumor posguerra, con finalidad propagandística destinada a mostrar una falsa bravura de su regimiento Gurkha en combate, circunstancia que nunca se concretó. Por otro lado, existen innumerables testimonios de que los soldados conscriptos, suboficiales y oficiales argentinos de distintas armas sí pelearon cuerpo a cuerpo contra las distintas fuerzas regulares y especiales (o comandos) de ingleses, galeses, escoceses, irlandeses, etc.
De acuerdo a esto, hoy en día existen por demás documentos y relatos ingleses que exponen y afirman varios actos heroicos de ataque y de valor en combate atribuidos a los soldados argentinos, que se refieren tanto a lucha cuerpo a cuerpo con cuchillo, al combate y enfrentamientos permanentes y próximos con diferentes armas de fuego portátiles y no portátiles, tiro de precisión (francotiradores), golpes de mano ,sabotajes, emboscadas, etc, sin olvidarnos de la participación especial de la Fuerza Aérea Argentina que a pesar de las dificultades diezmó la flota británica, hecho que hoy se reconoce mundialmente.
Pistolas semiautomáticas
En lo que respecta a pistolas semiautomáticas, la Argentina usó la Browning HP-35 en calibre 9x19 mm, las HAFDASA modelo Ballester Molina y Ballester Rigaud, las Colt Government modelo 1911 norteamericanas y las DGFMAP (sistema colt 1927), estas tres últimas en calibre .45 ACP. El Reino Unido, por su parte, optó por las pistolas Walther PP y PPK en calibre .32 Auto y .380 Auto de origen alemán, y su clon la L-47 A1. También por la poco conocida pistola con reductor de ruido integrado Welrod Mark 1 de 1942, y las FN Browning HP o GP-35 belgas en calibre 9x19 mm, y las fabricadas por la Royal Small Arms Factory y por la Enfield Lock.
Pistolas ametralladoras
En lo que respecta a estas armas, la Argentina utilizó las PAM 2, similares a las M-3 “Grease Gun” norteamericanas, y las FM-K3, ambas construidas por Fabricaciones Militares. También las Halcón ML-63, fabricadas por Metalúrgica Centro, las inglesas Stalwart Sterling L2 A-3 y L-34 A1, ésta última con reductor de ruido integrado, y las UZI de origen belga e israelí, todas en calibre 9x19 mm. Por su lado, nuestro enemigo inglés empleó las Stalwart Sterling L2 A-3, las Sten originales de la Segunda Guerra Mundial y las UZI de origen israelí, todas en calibre 9x19 mm. Además de las Ingram Mac-10 de origen nortemericano en calibre .45 ACP y las Heckler und Koch MP-5 alemanas.
Escopetas y fusiles
En materia de escopetas calibre 12, Argentina usó Hi-Standard modelo 10, Ithaca Gun M-37, Remington 870 de origen norteamericano, Bataan modelo 51-71 (fabricadas por Industrias Marcati) y la excelente semiautomática Browning 2000. Inglaterra optó por la Ithaca M-37, Remington 870, Winchester M-12 y la Browning A-5,todas en calibre 12.
Respecto a los fusiles tradicionales y de asalto, nuestro país utilizó los FAL de infantería con culata fija en sus dos versiones y el modelo paracaidista (PARA), ambos en calibre 7,62 x 51mm manufacturados por FM; los Colt modelos CAR-15 y M-16 A1 norteamericanos, los austríacos Steyr AUG, ambos en calibre 5,46 x 45 mm; los Ganand-Beretta modelo M-59 en calibre 7,62 x 51 mm, algunos FN-49 de origen belga y el fusil pesado de apoyo denominado FAP. Inglaterra, por su parte, tenía fusiles en versión semiautomática de los FAL, denominados L1-A1 (SLR), fabricados por la Royal Small Arms Company y Birmingham Small Arms Company.
Entre los fusiles de precisión que se emplearon en la guerra por parte de las fuerzas argentinas están los FAL de infantería y el PARA de Fabricaciones Militares equipados con miras telescópicas y nocturnas, los Remington 700, los Steyr SSG-69, algún Lee Enfield N°4 Mk-1. También los fusiles modificados con acción de cerrojo Mauser, por lo menos un fusil norteamericano Weatherby en calibre .300 Win y algunos M-14 dotados de miras nocturnas optrónicas, modelos National Match fabricados por la Springfield Armory en EE.UU.
Los ingleses usaron los fusiles Parker Hale M-82 y los Lee-Enfield L-42 A-1 en calibre .303 British y 7,62x51 mm Nato, los cuales les dieron varios problemas mecánicos a sus operadores en el campo de batalla, lo que generó un gran desprecio y desconfianza entre los francotiradores ingleses.
Refiriéndonos a las armas de apoyo de pelotón, Argentina empleó la ametralladora FN MAG en calibre 7,62x51 mm, la dinamarquesa Madsen y la excepcional Browning M-2 en calibre 12,7 x 99 mm o .50 BMG. El Reino Unido utilizó una copia de la FN MAG, fabricada localmente y denominada L7-A2 GPMG; la conocida Enfield L4-A2 Bren, el denominado L2-A1 (LMG), versión inglesa similar al FAP; y la ametralladora pesada antimaterial L1-A1 (HMG), similar a la Browning M-2.
Por último y respecto a los explosivos portátiles, Argentina contaba con las granadas ofensivas de fragmentación FMK-2 Mod 0, las españolas EXPAL EA M-5, las M-69 (baseball), las de humo M-18 norteamericanas y las de fusil FM K-3 mod 0 (P.D.E.F) de 40 mm. Gran Bretaña, en cambio, tenía las granadas de fragmentación AL 2 A-2 (tipo lemon), las Mills pre-fragmentadas MK 1,2,3 n°5, n° 23 y n°36, y también las de humo M-18.
Para concluir puedo afirmar que, a pesar de haber combatido en desventaja respecto a sus enemigos (por el apoyo que le dieron varios países al Reino Unido), en el sentido logístico, ayuda humanitaria, comunicación, espionaje, armamento y demás cuestiones, la Argentina le infringió importantes bajas y daños inimaginables al enemigo inglés, a tal punto que ellos mismos en entrevistas y documentales públicos y oficiales reconocieron que estuvieron a punto de perder la guerra por dos factores importantes, que fueron –por un lado– el desgaste y, por el otro, por la determinación, la resistencia y el coraje que mostraron los combatientes argentinos movidos por el noble y legítimo sentimiento de defensa de sus camaradas y de la patria.
A todos y cada uno de los veteranos desconocidos de la guerra de las Islas Malvinas, y a mis amigos que allá combatieron con valor, los llevo en mi corazón con profundo respeto, admiración y reconocimiento permanente.
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