¿Existen armas que disparan debajo del agua? Para entender esto, tenemos que dividir el tema en tres situaciones diferentes, según el comportamiento de los proyectiles de acuerdo con el medio en el que se desplazan. En primer lugar, y teniendo en cuenta que un disparo se produce hipotéticamente con el arma totalmente fuera del medio líquido, en un principio el proyectil saldrá normalmente del cañón, iniciando su trayectoria con la fuerza y la velocidad previstas, hasta el momento exacto en que llega y comienza a moverse dentro de éste fluido.
Al instante en que el proyectil alcanza el agua, comienza a perder velocidad de manera muy rápida y súbita, y este fenómeno se debe en primer lugar a que la densidad del agua que es casi 950 o 1000 veces mayor que la del aire y además al ejercer el proyectil un movimiento rotacional proveniente del paso de estría, provoca una mayor turbulencia, haciendo que se frene y se desestabilice casi instantáneamente.
Armas neumáticas: historia y técnica
Como perito balístico y experto en armas de la Dirección de Policía Científica de la Gendarmería Nacional Argentina, llevé a cabo durante varios años disparos de armas cortas y largas de diferentes calibres, a fin de recuperar “Proyectiles testigos” y, por otra parte, observar su comportamiento hidrodinámico al ser disparados hacia el interior de un tanque preparado para tal fin con 10.000 litros de agua. Es así que repetidas veces observé que los proyectiles de arma corta, cuando son disparados desde una distancia de 50 cm fuera del agua en un ángulo de 45 grados aproximadamente, recorren en el medio líquido no más de 2 a 3 de distancia desde la boca del cañón, dependiendo del calibre y la velocidad.
Curiosamente, al disparar en las mismas circunstancias un fusil FAL u otro de grueso calibre, el proyectil terminaba su trayectoria no más allá de los 3,50 m de distancia, lo cual demuestra que más potencia genera más turbulencia y la resistencia al avance es mayor, lo que resulta en una desaceleración igualmente violenta. Esto sucede porque si bien el agua es un fluido newtoniano, al querer atravesarla en alta velocidad con un proyectil disparado por un fusil, por ejemplo aumenta repentinamente su densidad, obligando a los átomos a comprimirse forzadamente, de tal manera que se comportan como un sólido, circunstancia conocida como inercia del medio, cerrando así el paso y consecuentemente dificultando o interrumpiendo el movimiento.
Como dato curioso, y varias veces probado, puedo asegurar que cuando un proyectil de punta hueca choca en sentido diagonal 45° o perpendicular contra el agua, se abre y se deforma totalmente como si fuera una flor con los pétalos abiertos, tal cual lo haría contra una placa de metal. Por lo tanto, si comparamos ambos tipos de proyectiles, y tenemos en cuenta la baja y alta velocidad de cada uno, veremos que proporcionalmente el que respecta a una pistola calibre 9x19 mm ojival encamisado recorre casi el mismo trayecto que uno de calibre 7,62x51 mm, justamente por la relación proporcional que existe entre la velocidad de ese proyectil y la resistencia antes mencionada.
No hay que olvidarse de que, balísticamente hablando, un proyectil de arma corta y en especial de arma larga, la mayoría de las veces al salir de la boca del cañón y alcanzar un blanco cercano que se encuentra a pocos metros, no consigue estabilizarse correctamente y de manera efectiva, lo cual genera que arribe torcido o con algún vicio al medio líquido que hacemos referencia, aumentando las posibilidades de desvío y desaceleración.
Otro es el caso del disparo con el arma totalmente sumergida en el agua, donde se producirá efectivamente la ignición del cartucho y eventualmente la correcta acción de carga y descarga, mientras que en otros casos diferentes, el ciclo mencionado se verá afectado de acuerdo al tipo de arma, a la tensión de sus resortes y muelles, y al diseño de su sistema operativo. Aún así, existe la posibilidad real y fáctica de disparar un arma de fuego normal debajo del agua y que su proyectil se desplace y salga sin problemas, ya que las presiones son estables e iguales dentro y fuera del cañón. Por lo tanto el proyectil se empieza a mover inicialmente dentro de éste medio líquido y lo hace de manera más lenta dentro del ánima, debido principalmente a que el agua es más densa que el aire y por consiguiente produce una desaceleración más acentuada, dando como resultado trayectorias fuera de la boca del cañón que no superan el 1 m o 2 de distancia como máximo.
Por otro lado, cuando el proyectil vuela desde afuera del agua hacia adentro, logra su velocidad máxima de aceleración inmediatamente luego de salir de la boca del cañón, pero al momento exacto de hacer contacto con el agua esa velocidad comienza a mermar junto con la energía cinética que se disipa en un área mayor, debido al cambio repentino de densidad del medio en que se mueve, tal cual lo mencioné anteriormente. El aire posee moléculas mucho más separadas entre sí, lo cual hace que sea poco denso a igual volumen respecto del agua, pero no obstante si un cuerpo se mueve a altas velocidades en este medio, aumentan proporcionalmente la densidad y la resistencia que ofrece.
Al producirse un disparo subacuático, el agua que inunda el cañón, es literalmente empujada por los gases de la explosión de la pólvora y por el proyectil, actuando como un “tapón” en el interior del ánima que ejerce una considerable presión. A medida que descendemos en profundidad y/o el agua se enfría, su densidad aumenta según la variación de temperatura y, de acuerdo a este factor, no es lo mismo disparar a 5 metros de la superficie que a 20, ya que en éste último caso la resistencia será mayor y el alcance y precisión menores. En cambio, si pretendemos disparar un arma introduciendo parte del cañón en el agua y la otra restante afuera, lo que sucederá es que por existir diferencias significativas en la presión y la densidad entre el aire y el agua, al momento de querer pasar el proyectil por el ánima se producirá una inminente explosión.
Las verdaderas armas subacuáticas
Dejando las armas convencionales de lado, quiero mencionar que hace varias décadas atrás tanto Alemania como Rusia inventaron y desarrollaron armas de fuego subacuáticas que disparaban dardos de una forma similar a como lo hace un arpón, abriéndose camino más fácilmente y evitando así la desaceleración en este medio líquido, alcanzando según el caso trayectorias con distancias que varían desde los 15 a 35 metros, con gran precisión. Estas armas son las pistolas Heckler und Koch P-11 de origen alemán, la pistola rusa SPP-1, el fusil APS calibre 5,66 mm, el prototipo de fusil ASM-DT y el nuevo fusil de asalto dual anfibio con sistema bull- pupp TULA- ADS, capaz de disparar munición convencional, subacuática y granadas a partir de un lanzador, también de origen ruso.
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