Rusia ha decidido revivir su viejo anhelo de tener un avión supersónico comercial propio. Su primer intento se remonta a las décadas del 60 y 70, con el Tupolev TU-144. En esta ocasión, el Instituto Zhukovsky se encargará de diseñar y fabricar una aeronave capaz de superar los 2.000 kilómetros por hora.
Todavía no se ha definido cómo será el próximo avión supersónico ruso, aunque según algunos bocetos, se espera que tenga una configuración de dos colas y sus motores estén instalados en el centro del fuselaje.
Andrei Dutov, director general del Instituto Zhukovsky, afirma que los desafíos de este proyecto están en “encontrar soluciones efectivas ante el problema de los ruidos muy altos y la explosión sónica, incrementar la eficacia de los motores y reducir las emisiones dañinas con el medio ambiente”.
Todavía no se sabe cuánto el saldrá a Rusia construir un avión supersónico, pero la agencia estatal Tass ha informado que el contrato firmado entre el Instituto Zhukovsky y el Ministerio de Industria y Comercio es de 2,7 millones de euros para este año y de 6,42 millones para el que viene.
El dinero estará destinado para el diseño del avión y sus partes, como también para la investigación de las emisiones y la reducción sonora; tareas que se espera que estén finalizadas para el 15 de diciembre de 2021. Si el proyecto cumple con los objetivos planteados hasta ese momento, se cree que la construcción de la aeronave podría empezar a principios de 2022.
Tras la construcción del primer avión, el cual será un prototipo, se avanzará en el diseño de aviones más rápidos aún, que puedan moverse a más de 2.450 km/h y que sean capaces de llevar entre 30 y 50 pasajeros.
Dentro del rubro de los aviones supersónicos hay competidores de peso, como Estados Unidos e Inglaterra, que llevan varios años de ventaja en su desarrollo. Por ejemplo, podemos citar varios proyectos como el de Lockheed Martin con su modelo X-59, Boom Supersonic con su XB-1 e Aerion con el AS2.
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