Sunday 28 de April de 2024
TURISMO | 29-10-2023 19:00

Viaje al pasado en Ramallo: la Vuelta de Obligado, el Flaco Traverso y buena gastronomía

Recorrido de 50 km desde Ramallo, pasando por El Paraíso, un pueblo con apenas 300 habitantes. Naturaleza campestre con paisajes primaverales, cosas ricas para comer y la posibilidad de conocer al campeón del TC en su museo. Galería de fotos.
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Al mirar desde la costanera se observan magníficas vistas del río Paraná. Una barcaza surca lentamente las aguas llevando su cargamento hacia Buenos Aires. En la orilla opuesta se aprecian las islas Lechiguanas en todo su esplendor; y hacia la derecha, sobre la ribera, se extienden distintos balnearios, paradores y complejos de cabañas que en el verano se suelen colmar de lugareños y visitantes. De entrada nomás, Ramallo, situada a 200 km de Buenos Aires, nos brinda este pintoresco escenario. Sumado a sus campings y recreos, zona portuaria, hotelería y algunos restaurantes costeros donde el pescado de río es la estrella del menú: dorado a la plancha, boga y sábalo a la parrilla con diversas salsas, brochettes y empanadas de pacú son algunas de las delicias más codiciadas. 

Comienzo del periplo

Estamos en el Paseo Viva el Río, que reúne además amplios espacios verdes con juegos infantiles, mesas, bancos y buena arboleda. En todo el trayecto por la costanera se suceden miradores naturales que son verdaderos balcones hacia el Paraná. Por último, las extensas playas de arena clara se pueblan de aficionados al sol y a las caminatas, quienes recorren los puestos de artesanos, barcitos y lugares para alquilar cuatris, bicis y caballos, propuesta ideal para una travesía por los alrededores. “Tienen que venir en el verano y participar en la Rural Bike –acota Federico, habitué del balneario local–, que es un circuito donde una gran cantidad de ciclistas recorren caminos rurales, cruzando viejos puentes y llegando a los pueblitos del partido”. 

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La zona del puerto posee amplios playones para ingresar con el auto, buena opción para tomar mate frente al río o probar suerte con la pesca. Aquí las aguas del Paraná resultan aptas para la navegación a vela, windsurf, motos de agua, esquí, kayaks y paseos en lancha. Desde este sector hacia el Norte se extiende la nueva franja costera que llega hasta el Paseo de los Olivos, donde resaltan añejos ejemplares de esta especie, en medio de la más absoluta tranquilidad y ante fantásticas vistas de todo el entorno.

Un poco de historia 

A pocas cuadras de la costa tomamos el bulevar Mitre que nos lleva hasta la zona céntrica, y es aquí como en la avenida San Martín donde se concentra la mayoría de los locales comerciales. Ambas arterias desembocan en la plaza principal José María Bustos, denominada así en honor al primer agrimensor que realizó el trazado de la ciudad. El predio consta de cuatro manzanas y destaca en la parte central una réplica de la Pirámide de Mayo. Enfrente se levanta la iglesia San Francisco Javier, del año 1910, y el museo histórico (ex sede del gobierno municipal hasta 1969) con distintas salas que exhiben testimonios del pasado local, propios de este partido nacido allá por 1864, cuyo nombre proviene de uno de los primeros pobladores afincados en estas latitudes, partícipe además de la Expedición Libertadora del Perú: don Bartolomé Ramallo.

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Dejamos la ciudad cabecera para continuar el periplo hacia Villa Ramallo, distante tan sólo 8 km. Este centro urbano refleja una interesante actividad comercial y administrativa, concentrada principalmente  en la avenida San Martín, engalanada por la hilera de sus palmeras que acompañan hasta la estación ferroviaria. “Mucha gente vive acá –explica Bernardo, vecino del lugar– dada la actividad agropecuaria y el asiento de varias firmas cerealeras”. De estos lares son oriundos el actor Federico Luppi, como también muchos de los integrantes de La Mosca (famoso grupo musical nacido aquí), y el flaco Juan María Traverso, múltiple campeón en Turismo Carretera y TC 2000. Junto a un grupo de amigos, tuvimos la suerte de conversar un rato con él y recordar aquellas páginas de su exitosa trayectoria. 
El ex piloto de carrera vive cerca de la estación del tren, y en su casa recibe a los visitantes que deseen recorrer su recinto denominado el “Galpón del Flaco”, donde se exhiben sus emblemáticos autos, títulos y numerosos recuerdos. La cita es en Rincón 397 y hay que reservar previamente ingresando a: www.facebook.com/elgalpondelflaco/. Para completar la temática, en la esquina de Avenida Dusso y Ruta 51 se encuentra el Monumento al Flaco Traverso, homenaje que la ciudad le realizó en vida a este ídolo del deporte argentino.

Camino a El Paraíso

Desde Villa Ramallo arranca un trayecto de unos 20 km recomendables, porque permite circular por caminos rurales que atraviesan chacras y campos sembrados. Emprendemos por la Ruta 1.001 de tierra firme y sin dificultades, salvo en días lluviosos, tal nos indican los lugareños. Bien cerca y sobre un añejo puente, aparece el arroyo Las Hermanas junto al camping y recreo homónimo. Aquí el cauce provoca ciertos desniveles y forma apacibles saltos de agua. 

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A corta distancia, el arroyo corre en zig-zag y el camino pasa frente al antiguo puente de hierro del tren. Más allá, una escuela rural y el arribo a El Paraíso, pequeño pueblo de 300 habitantes que destaca su pintoresca capilla neoclásica Del Sagrado Corazón ubicada en la placita Damiro Rocco, denominada así en honor al único sacerdote nacido en el poblado. Al cruzar la ruta, el añejo apeadero ferroviario y, lindero a la capilla, un antiquísimo almacén de ramos generales. Es del año 1935, y hoy está reciclado y convertido en el restaurante de campo El Paraíso. Fachada de chapa e interior con mucha madera en piso, mesas, bancos, mostrador, estanterías y cajoneras.
“El lugar estaba cerrado desde 1986 –comenta Federico Di Bucci, uno de sus titulares– y a partir del año pasado volvió a abrir sus puertas transformado en restaurante”. El menú combina lo clásico con platos propios del chef Leandro Acosta, quien viajó por el mundo descubriendo sabores. Así se alistan pechito de cerdo con tabbouleh, pollo al ajillo, bondiola con ensaladas, malfattis gratinados y costillar con papas y batatas, apenas algunas de las exquisiteces que se cocinan, la gran mayoría al horno de barro o en estacas parrilleras.

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De nuevo en el camino rural, pasamos por inmensas extensiones cultivadas. Dimos con el acceso a la estancia Estrella Federal, sitio por donde pasó San Martín cuando fue rumbo al Norte para enfrentarse con las fuerzas realistas. Circulamos luego muy próximos al río, rumbeando por un tramo de frondosa naturaleza donde las copas de los árboles se cierran en galería, hasta dar con el predio en el que se encuentra el señorial castillo del poeta Rafael Obligado (foto arriba), autor entre otros del famoso libro gauchesco Santos Vega (hoy en día no puede visitarse). 

Lugar de grandes batallas 

Finalmente, tras corta distancia y ya en el partido de San Pedro, arribamos a la histórica Vuelta de Obligado, simbólico sitio que aún mantiene fieles vestigios del combate naval librado el 20 de noviembre de 1845, en el que las tropas nacionales conducidas por el general Lucio Mansilla fueron derrotadas por la escuadra anglofrancesa que alistó 90 barcos mercantes de diversas banderas. Pasaron 178 años de aquel desigual combate sobre el río Paraná, famoso por las líneas de cadenas que los defensores argentinos dispusieron en el lecho para evitar el paso de los barcos enemigos. 
A pesar de la derrota y la sangrienta defensa, el bando contrario pagó un costo muy alto. Hoy, restos de estas cadenas se conservan en un muro, como también placas recordatorias, algunos cañones y un monumento a esta lucha en defensa de la soberanía nacional. 

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Lindero a ello, el museo histórico con acceso gratuito donde se recorre un amplio parque con cartelería, murales interpretativos, pasarelas y miradores hacia el río; y la escultura central con el rostro de Rosas (quien también intentó repeler a los realistas en la Guerra del Paraná) y aquellas cadenas representadas a gran escala, conformando una obra artística de importante tamaño. Más allá de todo esto, el lugar está enclavado en un rincón de particular belleza, con barrancas que descienden hacia el río y a una extensa playa de suave arena. 
Barcitos, deportes al aire libre y muchos visitantes disfrutando de este bello paisaje natural. Broche final para una escapada que –sin duda– ofrece múltiples lugares y actividades, y propone disfrutar sin prisa de las bondades de esta región del norte bonaerense, a pocos kilómetros de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y con muy buenos recursos para una escapada.

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Marcelo Ruggieri

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