¿Qué tienen en común ciudades como Londres, París, Roma, Barcelona y Ámsterdam? Pues que son urbes que vale la pena visitar pero en tiempos normales de turismo están atestadas de gente.. Si, son muy populares y por eso no es tan adecuado elegirlas cuando se vuelva a viajar. Por eso hoy te proponemos que empieces a investigar otras ciudades de Europa que son tan interesantes como las grandes capitales y tiene la ventaja de que aún no están en la mira del turismo de masas. Aquí va el listado para tener en cuenta.
1. Innsbluck, Austria: Viena y Salzburgo con las grandes metrópolis culturales de Austria. Sin embargo, también Innsbruck, en Tirol, tiene mucho que ofrecer para un clásico tour turístico, por ejemplo el Tejado Dorado (Goldenes Dachl), el palacio imperial Hofburg, la Torre de la Ciudad y el castillo de Ambras. Autodenominada "capital de los Alpes", con sus galerías, restaurantes, cafés y bares está de moda entre los jóvenes austríacos. Posee un ambiente de gran ciudad en medio de las montañas: esa es su característica distintiva. El encanto alpino local se mezcla con un estilo de vida urbano.
2. Valencia, España: en tiempos normales, entre abril y septiembre Barcelona está invadida de turistas. La preciosa y moderna Valencia es una alternativa que no tiene mucho que envidiarle a la cercana capital catalana. Tiene un casco antiguo pintoresco, casas de estilo art déco y un ambiente portuario encantador. En esta ciudad costera es posible pasar algunos días de forma relajada.
Un oasis verde es el antiguo lecho del río Turia, convertido en un área ajardinada recreacional que da acceso a la Ciudad de las Artes y las Ciencias, una obra futurista del arquitecto estrella local Santiago Calatrava. Allí hay una ópera y un gigantesco acuario. Y, para refrescarse, la ciudad cuenta con anchas playas urbanas. Y todo se puede combinar en un radio no muy amplio.
3. Tallin, Estonia: cuando se trata del Báltico, uno piensa generalmente en Riga, la capital de Letonia, con sus suntuosos edificios de estilo art decó. Sin embargo, Tallin, la capital de Estonia, es igual de bonita. El núcleo de esta metrópoli no demasiado grande, situada en la costa del golfo de Finlandia, es el casco viejo medieval, declarado Patrimonio de la Humanidad. Las clásicas atracciones turísticas son las iglesias, la plaza del ayuntamiento y la antigua muralla con su torre Kiek in de Kök. Fuera del centro se recomienda visitar la antigua prisión de Patarei y el centro cultural Creative City en Telliskivi.
4. Breslavia (Wroclaw), Polonia: esta metrópoli de la región polaca de Silesia fue en 2016 una de las dos Capitales Europeas de la Cultura porque ofrece un programa de teatro, ópera y conciertos casi inabarcable. Para los habitantes de la ciudad y los turistas, el principal lugar de atracción es la plaza mayor con su impresionante ayuntamiento. Muchas de las casas señoriales fueron destruidas durante la Segunda Guerra Mundial y después restauradas. La Isla de la Catedral es su parte más antigua. Además, los turistas pueden rastrear el pasado judío de Wroclaw (o Breslavia). La ciudad, que antes de la guerra pertenecía al Imperio Alemán, tenía la tercera comunidad judía más grande de Alemania.
5. Aarhus, Dinamarca: fue Capital Europea de la Cultura 2017. Está situada en el centro de la península de Jutlandia, fue elegida, merece ser tenida en cuenta en intercambio por Copenhague. Aarhus es tan pequeña que todas las atracciones turísticas se pueden explorar a pie: el museo de arte AroS con su gigantesca pasarela multicolor, el museo al aire libre Den Gamle By (la vieja ciudad), la Casa de la Música, el Barrio Latino con sus boutiques y tiendas vintage. En una isla se está construyendo el nuevo barrio de moda, Aarhus Aarhus Ø.
6. Lieja, Bélgica: es la nueva metrópoli cultural belga, en el centro de Valonia, una auténtica alternativa a la bulliciosa Bruselas. El turismo en Lieja está creciendo, lo que se debe a un ambicioso proyecto de revalorización. La perla más joven y principal atracción cultural de la ciudad es el museo de arte moderno y contemporáneo La Boverie, que acaba de ser renovado. Otro importante punto de atracción es el museo Grand Curtius, ubicado en un antiguo palacio del siglo XVI, que reúne bajo su techo cinco colecciones diferentes.
7. Belgrado, Serbia, es la ciudad de moda de los Balcanes. Y aunque no es precisamente el destino turístico más popular en Europa como consecuencia de la guerra de la década del ’90, la capital de Serbia se ha convertido en una auténtica ciudad trendy que espera ser descubierta por el turismo internacional. De 1,7 millones de habitantes, ofrece mucha historia. Por ejemplo, la fortaleza, el Museo Nacional, la Catedral de San Sava, el palacio antiguo y el palacio nuevo. Hay excursiones subterráneas para explorar el sistema ramificado de catacumbas. El barrio artístico de Skadarlija es algo así como el Montmartre de Belgrado. La ciudad es joven y bohemia, y tiene una vida nocturna desenfrenada.
dpa
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