Volver a viajar. Compartir el mate, disfrutar del verde interminable, pisar descalzos la playa, sentir el viento campero. Parece poco, y vaya si es mucho. “Después de un tiempo tan difícil es emocionante ver la alegría con que tanta gente llega a disfrutar. A ese desafío lo afrontamos con nuestro capital, que son las playas, las termas, la gastronomía o la historia que destaca a Concepción, y actividades a las que estamos apostando mucho, como el senderismo en la costanera de la Isla del Puerto, donde ya estamos recibiendo visitas en la reserva y con muchas novedades”, asegura María Laura Saad, directora de turismo. A sólo 300 kilómetros de Buenos Aires, Concepción de Uruguay ofrece cercanía, mucha naturaleza y actividades para toda la familia.
A diferencia de otras ciudades sobre la RN 14, Concepción se hace esperar. La entrada misma le da cierto suspenso a la llegada. Entre las novedades hay que destacar los dos sectores de acceso para personas con capacidades diferentes (la más notable en la amplísima área verde de Banco Pelay) y La Ruta de Turismo Rural, aún en desarrollo y prometida para el verano, que ofrecerá un abanico de opciones, entre ellas, visitas no sólo a estancias clásicas con granjas de animales, sino la llegada a rincones con fabricantes de cerveza y alfajores, y chacras que producen quesos, stevia o rosas.
En este último caso, además, la ya conocida Casa de Te Flora está armando un laberinto de rosas, programa ideal para el paseo familiar, que asegura tener a pleno aromáticos pimpollos para febrero-marzo. También hay una movida viñatera donde el syrah Martín Pescador de la bodega Viñas del Río se afianza. Pegadito, y haciendo gala de su lago artificial y un inmenso parque acuático lleno de toboganes, Termas de Concepción ofrece además 10 piletas y un prestigiado restaurante en medio de un complejo de 30 hectáreas con hospedaje en cabañas, bungalows y un apart hotel. La recorrida al casco histórico, el colegio nacional y el cementerio, los constantes encuentros gastronómicos y una agenda cultural, que incluyó el arranque de la Feria de la Palabra como previa al Encuentro Entrerriano de Teatro, hacen de la ciudad un atractivo todo el año.
A pedalear
Bicicleta a cuestas, la guía Marisa Delfino propone ampliar cada año la forma en que puede conocerse Concepción. La dinámica de este paseo implica unas tres horas y unos 10 kilómetros, alternando asfalto con senderos de tierra, y dificultades bajas y medias. Salimos desde el centro hacia Banco Pelay y el paseo no escatima ya de movida, con miradores como La Toma, una rampa directa al río Uruguay, y el Faro Stella Maris. “Lo más lindo está por venir”, alienta Marisa a los cansados. Habla del sendero por la selva en galería, una suerte de tubo en el que los ciclistas requieren su lado más aventurero. Hay una breve parada para conocer la flora y fauna nativas, compartir un mate y algo para comer, y se termina en el puerto con relatos sobre su rica historia. El costo de esta recorrida es de $ 1.500 por persona e incluye la bici, el casco, un guía habilitado con amplio conocimiento de los recorridos, y que está provisto de un equipo de comunicación y el seguro.
Otra salida con el mismo costo y servicios incluidos plantea una visita de características más urbanas, recorriendo cada rincón del casco histórico, donde predomina la plaza Francisco Ramírez, declarada lugar histórico nacional desde 1956; la biblioteca Alberto Larroque, la basílica Inmaculada Concepción, el Colegio Nacional Justo José de Urquiza, el puerto y el faro fluvial de río. El espíritu del primer presidente constitucional argentino habita cada rincón y es ineludible. Esta ciudad no sólo vio nacer a este hombre complejo de nuestra historia, sino que fue partícipe y escenario de muchas de sus grandes obras y acuerdos políticos.
Al palacio
Volviendo hacia la RN 14, a unos 30 km en inmediaciones de Colonia Caseros, se llega al Palacio San José, hoy museo y Monumento Histórico Nacional. Fue la residencia más emblemática de Urquiza y de su esposa Dolores Costa, y motivo de visita permanente. Intrigantes etapas locales, regionales, nacionales e internacionales; recuerdos del enfrentamiento de Justo José de Urquiza y Pancho Ramírez con los unitarios, aparentes traiciones a la causa federal, y misterios y acuerdos de masones habitan más allá de la belleza arquitectónica de este edificio italiano-criollo-colonial español.
Sobre el río
Para concluir la visita, el kayak es una gran propuesta por los atractivos de la zona. Nuestro recorrido transita la Isla del Puerto, ladeando la costa hasta bancos de arena y pequeñas islas. Desde el puerto, el tramo más atractivo es hasta Cambacuá, la isla tesoro uruguayense que en verano recibe familias, amigos y turistas, y forma parte del tercer parque náutico del país. Desde allí vemos a Santa Cándida vigilando el acceso desde lo alto del faro. Sus luces guían no sólo a remeros, sino a los enormes buques que llegan al puerto comercial de Concepción del Uruguay, uno de los más importantes de la región. Madre del general Urquiza, la santa de María Cándida García es también vigía de esta reserva, de los ciudadanos y navegantes de estos pagos en que campo y puerto, río y tierra, modernidad y tradición, parecen encajar sin grandes contradicciones.
En Cambacuá se realiza una caminata por un sendero de la selva en galería. Hay un rato de mate y paseo libre y se regresa. El costo es de $ 3.500 por persona e incluye todo lo necesario (kayak, chaleco, cobertor, seguro y, claro, el guía). En la misma zona hay mucho para ver, desde embarcaciones más grandes que permiten tomar dimensión de la generosidad de este ecosistema, donde río, selva y playas están siempre a mano.
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