En los Estados Unidos, el deporte profesional es un
gran espectáculo. Ya sea fútbol o baloncesto, en ningún lugar del
mundo el nivel de juego es tan alto. Aquí el deporte es en parte una
segunda religión que atrae incluso a visitantes que no son
aficionados pero quieren vivir la experiencia.
En el Yankee Stadium del Bronx juegan los New York Yankees, un equipo de béisbol conocido mundialmente. En el American Airlines Center, Dirk Nowitzki defiende la camiseta de los Dallas Mavericks desde hace casi 20 años y el Lambeau Field, en la
pequeña localidad de Green Bay en Wisconsin, es el estadio de la NFL que se utiliza desde hace más tiempo y la casa de los Packers, uno de los clubes con más tradiciones y éxitosos.
En este país hay cuatro grandes ligas deportivas con relevancia
a nivel mundial: la de baloncesto NBA, la de hockey sobre hielo NHL,
la de béisbol MLB y la de fútbol americano NFL. Sus seguidores
conocen a las estrellas por los partidos emitidos en directo y a
través de numerosos videos con los momentos más destacados que cada
una de las ligas cuelga en Internet de manera gratuita para todo el
mundo.
Pero poder experimentarlo en directo, en el estadio, es algo distinto.
Asistir a un partido puede ser el punto álgido de un viaje. O incluso
que todo el viaje gire en torno al deporte y a los estadios. También
hay una tercera posibilidad: acudir a varios encuentros y aprovechar
para visitar el país, como hace Jan-Hendrik Köhler.
Köhler se hizo hincha del fútbol americano tras pasar un año en Texas
como estudiante de intercambio. “Allí el fútbol es una
segunda religión”, cuenta. Desde entonces, este treintañero ha estado
varias veces en los Estados Unidos y ha incluido siempre en sus viajes
visitas a los estadios, casi siempre de esa disciplina pero también
de otros deportes. ¿Cómo se organiza?
Primero estudia el calendario de partidos. El de la NFL, por ejemplo,
se suele publicar a comienzos del verano del hemisferio norte. Entonces comprueba dónde van a tener lugar los encuentros interesantes y qué ciudades no
conoce todavía. “Suelo buscar regiones donde se disputan varios
encuentros y que sean atractivas como destino de vacaciones”. Un
ejemplo sería Miami, cuna de los Dolphins (NFL), de los Heat (NBA),
de los Marlins (MLB) y de los Florida Panthers (NHL).
Una vez que ha trazado el plan, Köhler busca los vuelos y hoteles por
cuenta propia. Aquellos que prefieran ir con un viaje organizado
pueden recurrir a los distintos paquetes que se ofrecen. ”Muchos sólo quieren pasar entre tres y cinco noches en el país y asistir a un par de partidos, otros en cambio prefieren quedarse más tiempo”, dice Ringo Goldmann, director comercial de
Fairflight, un operador turístico especializado en viajes a Norteamérica y que, desde hace 15 años, también ofrece viajes a partidos de las grandes ligas estadounidenses.
Hay paquetes cerrados pero, a menudo, los clientes preguntan por
competencias especiales a las que quieren asistir. Para ellos se
organizan viajes individuales. Sobre cómo se ha desarrollado la demanda hay distintas opiniones. Desde que los partidos de la NFL se emiten en directo en televisiones
de todo el mundo, aumentó el interés por este tipo de viajes, dice Tom
Rostek de Dertour. Esta agencia de viajes ofrece paquetes para partidos individuales de la NFL y para la Super Bowl, el encuentro final de la liga, que es el preferido a pesar de sus elevados precios.
En Fairflight los viajes que incluyen la visita a un partido suponen
alrededor del 10 % del total de ventas, calcula Goldmann, que también informa sobre un aumento de la demanda para partidos de la NFL. En general, los pedidos para los partidos de las ligas profesionales se incrementaron enormemente, siendo el fútbol americano, el hockey sobre hielo y el básquet más populares que el béisbol, dice Fabio Negro, gestor de producto para el mercado estadounidense de un
operador turístico. “Justamente, en Nueva York vendemos muchas
entradas”. En esta ciudad hay una inigualable densidad de equipos
profesionales: ocho en total, dos en cada liga.
Quien organice el viaje por su cuenta también tiene que adquirir las
entradas a través de las páginas web oficiales de los clubes o
plataformas de compra como Ticketmaster o Stubhub, esta última
recomendada por Köhlers. “Esta página muestra la ubicación exacta de
cada asiento en el campo”, explica. Por lo general, para comprar se
necesita una tarjeta de crédito. Köhler aconseja adquirir los boletos
en formato electrónico para que, al llegar al estadio, sólo sea
necesario enseñar el smartphone. Y porque facilita su venta online en
caso de no poder asistir finalmente al match.
Para los encuentros de fútbol americano merece la pena comprar con
tiempo. En la temporada regular cada equipo sólo tiene 16 partidos. A
modo de comparación, en la MLB tienen 162, es decir, diez veces más.
Por ejemplo, las entradas para los Dallas Cowboys, el equipo favorito
de Köhler en la NFL, se agotan a las dos o tres horas de ponerse a la
venta. Pero esto no quiere decir nada, ya que normalmente se pueden
obtener boletos de todas maneras. Los socios que no pueden asistir a
un encuentro venden sus localidades en plataformas on line.
“Estas entradas de reventa suelen ser más caras que las normales pero,
aún así, resultas más económicas que las ofertas de terceros”, explica Rosteck.
En general, él aconseja comprar los boletos únicamente a través de
proveedores oficiales y alerta sobre los precios del mercado negro.
Habitualmente es válida la siguiente regla: en la NFL hay que hacerse
con tickets lo antes posible. Para los partidos de las otras tres
ligas suele haber localidades de última hora, a menudo el mismo día
del encuentro, directamente en el estadio. Se trata de una opción para
los turistas que decidan asistir a un encuentro de manera espontánea,
algo que, en todo caso, merece la pena y no sólo por el deporte de
primera calidad.
Los eventos deportivos americanos también permiten hacerse una idea
de la cultura estadounidense. Antes de los partidos suena el himno
nacional, expresión del omnipresente patriotismo. “Cuando no se
conoce es impresionante -dice Goldmann-. Cada uno es libre de juzgar
si le parece bien o mal”. Por todas partes hay merchandising y los
vasos de plástico para refrescos y cerveza tienen un tamaño XXL, lo
que no deja de ser una expresión de la marcada fiebre consumista del
país.
Horas antes de un encuentro de la NFL se puede experimentar un
aspecto particular de la cultura local en los aparcamientos situados
alrededor del estadio. En las llamadas Tailgate-Partys, las parrillas
echan humo, hay cerveza, música y buen humor. Köhler recomienda
visitarlos: “Se entabla conversación muy rápido con la gente y ellos
se emocionan cuando se enteran de que has viajado a su país epecialmente para ver los partidos”.
Fotos: dpa
Comentarios