El planeador Slocum G2, más conocido como Silbo, acaba de completar un viaje que se extendió por más de 4 años, en el recorrió unos 22.000 kilómetros circunnavegando las aguas del Océano Atlántico, lo que lo convierte en el primer vehículo submarino autónomo (AUV) de la historia. También conocidos como "gliders", estos planeadores se desplazan sin motor bajo el agua, en una suerte de vuelos parabólicos en los obtienen su impuso de dos fuerzas de la Naturaleza: la gravedad, en los descensos, y el principio de Arquímedes, en los ascensos. Sus dos pequeñas alas transforman ese movimiento vertical sin motor en desplazamiento horizontal. Y las baterías que lleva a bordo solo sirven para operar el sistema que hace que flote o se hunda (un dispositivo que imita la vejiga natatoria de los peces), la inclinación de las alas y los sensores y equipos de comunicaciones.
Según informaron los responsables de esta colosal misión que fue llevada a cabo por un grupo de investigadores de la División de Robótica y Oceanografía Computacional del Instituto Universitario de Sistemas Inteligentes y Aplicaciones Numéricas en la Ingeniería (IUSIANI) y de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), entre tantos otros, durante los 1.273 días que el planeador no pilotado estuvo en el agua logró recopilar “valiosos datos sobre huracanes, al tiempo que corrigió los modelos actuales y proporcionó cerca de 5.000 modelos que ayudan a la predicción meteorológica”.
Además, esos logros conseguidos por este mini-drone subacuático tienen una vital importancia de cara al desarrollo de nuevas técnicas para aumentar la duración de los robots en el mar “Silbo ha sido un banco de pruebas para muchas nuevas características de hardware y software de ingeniería para planeadores Slocum y de próxima generación. Las últimas etapas han proporcionado datos sobre nuevas configuraciones de batería, software avanzado y técnicas para misiones de larga duración y fórmulas para minimizar la bioincrustación”, señalaron los investigadores.
Un equipo liderado por los investigadores Antonio González Ramos y Josep Coca, ambos representantes de la ULPGC, diseñó para este planeador un revolucionario sistema de planificación de rutas, aplicando un modelo matemático empleado en Astrodinámica, y que, en su origen, fue pensado para conseguir rutas más eficientes y rápidas con los vehículos y sondas espaciales. Se trata de la primera vez que estas técnicas se implementan en el océano con ese mismo fin, lo que ha conseguido que Silbo alcanzara velocidades sin precedentes, con un mínimo consumo de batería.
Tras completar la vuelta al Atlántico Norte, el planeador regresó a Cabo Cod (Massachusetts, EE.UU.) a finales de junio de 2020. En el trayecto de ida, desde Estados Unidos a Irlanda, Silbo recorrió una distancia de 6.557 kilómetros en 330 días. Mientras que en el segundo tramo viajó de Irlanda a Canarias, recorriendo nada menos que 3.695 kilómetros en apenas 178 días y participó en la "Escuela de Planeadores" organizada por la Plataforma Oceánica de Canarias (PLOCAN) y la ULPGC, el tercer tramo duró 418 días -otro récord para un planeador autónomo- y llevó a Silbo desde Canarias a Saint Thomas, en las Islas Vírgenes (Estados Unidos), cruzando nuevamente el océano Atlántico, con un recorrido de 6.256 kilómetros.
Por último, el cuarto y último viaje del planeador comenzó el 18 de julio de 2019 desde St. Thomas y concluyó el pasado 29 de junio de este año, al sur de Martha’s Vineyard, completando el trayecto final de 6.236 km en 348 días. Durante este último tramo, pasó tres meses al sur de Bermudas, estudiando el Océano Atlántico. En esa área se unió a la Corriente del Golfo para convertirse en el primer planeador sobre el que pasó directamente una tormenta tropical, Arthur.
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