A poco más de un mes del inicio de la próxima edición de la Fiesta Nacional del Surubí, que como todos los años tendrá una impresionante convocatoria, se realizan testeos y relevamientos en aguas del río Paraná, en los sectores de pesca donde se desarrollará la competencia deportiva entre el 24 y el 30 de abril.
Pescando surubíes desde kayaks
Quien estuvo recorriendo personalmente el pesquero, con el objetivo de tener un panorama de su estado, fue Pedro Sa, presidente de la Comisión Municipal de Pesca (COMUPE).
Fue así que, como parte de este relevamiento, nuestro amigo y gran pescador preparó el “Gran Capitán” para una salida: mesa, parrilla, mucha agua y limón para el terere. Por supuesto todo lo necesario para la pesca y, eventualmente, los elementos para considerar un frito en la isla para escapar del sol del mediodía y darle alguna satisfacción a la panza.
50 años hablando de pesca con mosca
Con todo el equipo listo, partió rumbo al río Paraná por el riacho Goya, escenario de la mítica largada de la fiesta, el cual mantiene buenos niveles de entre 4,50 y 5 metros, valores ideales para permitir el vertiginoso paso de las embarcaciones, pero que al día de hoy está en consideración debido a algunos derrumbes en la costa.
Los dorados y surubíes volvieron a Goya
Después de un breve derrotero arribó al lugar elegido, el Arroyo Soto, boca de la laguna del Yacaré, un pesquero que suele dar satisfacciones debido a su estructura, donde habitualmente el dorado o el surubí buscan su alimento.
Vale destacar que, por la transparencia del agua, se pueden observar cardúmenes de alevinos en desarrollo de las más diversas especies, algo que demuestra que hubo un importante desove que, a futuro, repoblará la cuenca, siempre y cuando la mano del hombre no intervenga antes.
Ahí arrancó el día de pesca. El aparejo es simple: una morena mediana encarnada de manera que se vea tentadora en una línea que llegue al fondo y a partir de allí esperar serenamente algún toque.
El primer intento se transformó en la captura de un soberbio ejemplar de surubí a unos seis metros de profundidad que, de haber sido logrado en el marco del concurso, seguramente hubiera llevado al podio a los tripulantes, foto de rigor con todo el grupo y de nuevo al agua.
Pensaron que un cambio de carnada podría traer algún lindo dorado como para tal vez dar por cerrada la jornada, así que la línea volvió al agua con una anguila. Fue en ese entonces que apareció una descomunal raya que hizo temblar la caña y la embarcación, que tranquilamente podría haber arrastrado en su desesperación por escapar de la trampa.
Después de un largo rato de lucha lograron izar a un majestuoso ejemplar que, debido a su circunferencia, estimaron que rondaba los 100 kilogramos de peso. Un mano a mano inolvidable para todos los presentes que fue coronado con varios sapucai, que sirvieron para dejar en claro la alegría del momento. No faltaron la foto y el video de despedida antes de devolver al animal a su medio.
Así es la pesca deportiva, una actividad que regala historias inolvidables y sorpresas fuertes, como la que le deparaba el destino a nuestros amigos: un encuentro con un imponente animal que, en escasas oportunidades, puede sentirse del otro extremo de la caña.
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