Santa Elena: el homenaje a un pez emblemático convocó a pescadores de toda la región. 

La 24º edición de la Fiesta Provincial de la Pesca del Armado estuvo marcada por la calidad de las capturas logradas. Una actividad que confirma que las aguas de la zona tienen una excelente reproducción en su fauna ictícola. En referencia a esto, días previos a este evento se dieron faenas interesantes de dorados de todos los tamaños, con algunos portes realmente importantes, y también pacúes que curiosamente atacaron señuelos. Además, las zonas bajas tienen tarariras formando un combo tentador para los fanáticos de bait casting. 

Volviendo a la cita que ya es tradición en la región en el mes de noviembre, vale destacar que el clima y el buen nivel del rio fueron fundamentales para lograr tener una cancha acorde a las expectativas con que arribaron los 89 equipos de distintos puntos de la provincia, Buenos Aires y Santa Fe. La largada se dio a partir de las 7.30 de forma escalonada, empezando por los de menor cilindrada, emparejando así las chances de los participantes que contaban con lanchas más lentas para llegar a los sectores de pesca. Los rindes, vale aclarar, a pesar de ser a la espera y con línea fondeada, no son fáciles. 

Este siluro que hubo que buscar en las zonas más profundas tiene bien ganado su nombre debido a las dos poderosas hileras dentadas que tiene de cada lado de su cuerpo y que lo ayudan a protegerse de sus enemigos naturales. El pez suele ponerse de lado cuando se siente atrapado y cortar las líneas cuando lo tenemos en la superficie. Casi con cualquier carnada podemos tentarlo, pero entre sus preferidas está el pan, por eso durante el concurso se probaron las más variadas recetas entre las cuales los pequeños pancitos de centeno rellenos con un poco de mostaza fueron los más eficaces. 

Para pescar la especie se utilizaron cañas cortas y fuertes, líneas de un anzuelo para evitar enredos y plomos con pesos arriba de los 150 gramos. Esto, sumado al volumen del armado que viene desde las profundidades y a contracorriente nos hace tener una tensión y esfuerzo extra que muchas veces nos lleva a que perdamos la pieza o erremos el pique. A partir de las 14 comenzaron a regresar las embarcaciones mientras que, junto al torneo, los visitantes podían disfrutar de la Fiesta del Chupín, shows artísticos musicales, una variada feria de artesanos y emprendedores a la vera del Paraná. 

Después de un descanso, dio comienzo la cena entrega de premios en el histórico Club Urquiza. El lugar se vistió de gala para un cierre lleno de color, música y una mesa tradicional criolla con un broche final en el sorteo de la embarcación que tuvieron la suerte de lograr la barra pesquera El Siriri. Este grupo, vaya coincidencia, fue ganador de la edición anterior, mientras que el equipo 73 Piratas del Paraná, participantes de todas las ediciones, se quedaron con la copa Challenger con el primer puesto por equipo. En pieza mayor el trofeo fue para el equipo N°38 conformado por pescadores locales.