La plataforma de peticiones más grande del mundo, Change.org, acaba de generar un pedido con el objetivo de proteger al Agujero Azul, exigiendo que se tomen medidas urgentes para salvaguardar a ese ecosistema vital en el Mar Argentino. La iniciativa, que ya cuenta con más de 22.000 firmas, fue impulsada por las principales ONGs de conservación marina de la Argentina y, además, cuenta con el apoyo de Yago Lange, reconocido deportista olímpico y activista medioambiental
La pesca de arrastre de fondo se identifica como una de las actividades más destructivas para el lecho marino y su biodiversidad. De hecho, en las aguas que bordean a la Zona Económica Exclusiva de Argentina, atravesada por el frente productivo más importante del Hemisferio Sur y con menos de 200 metros de profundidad, se acumulan más de 200.000 horas de esfuerzo pesquero cada año. Estas actividades, que operan sin regulación ni control, arrasan los fondos marinos, capturan recursos transfronterizos compartidos con los espacios marítimos argentinos, destruyen ambientes bentónicos vulnerables y liberan carbono secuestrado, contribuyendo significativamente a la crisis climática y a la pérdida de biodiversidad.
Agujero Azul: proyecto de ley para su preservación
En respuesta a esta grave situación, un proyecto de ley para la creación del Agujero Azul como un Área Marina Protegida Bentónica se encuentra actualmente en el Congreso de la Nación. El área propuesta, que cubriría 148.000 km² de fondos oceánicos más allá de las 200 millas marinas, se localiza en la Plataforma Continental Argentina extendida, que fue incorporada como parte de los espacios marinos argentinos en 2019 a través de la Ley N° 27.557.
Cada día que pasa, el Agujero Azul es sometido a más de 450 horas de pesca de arrastre por parte de flotas internacionales, mientras que los poteros operan en la columna de agua perteneciente a la alta mar, donde la Argentina no tiene derechos soberanos, los arrastreros explotan el fondo marino, que sí pertenece a Argentina y sobre el cual el país tiene derechos de soberanía.
En este contexto, las Áreas Marinas Protegidas son esenciales para abordar la crisis ambiental actual, ya que no solo conservan la biodiversidad y restauran ambientes y poblaciones marinas, sino que, también, contribuyen de manera crucial a mitigar los efectos del cambio climático, al absorber el exceso de calor atmosférico y del CO2 emitido por nuestras actividades. Proteger el Agujero Azul significa salvaguardar ecosistemas marinos vulnerables, sistemas de cañones submarinos, y ambientes clave para la captura y almacenamiento de carbono.
La creación de esta área protegida es vista como una medida indispensable para detener la pesca destructiva y, a futuro, para que la Argentina pueda exigir mayores niveles de protección sobre la columna de agua internacional cuando entre en vigor el Tratado de Biodiversidad más allá de las Jurisdicciones Nacionales, por lo que esta iniciativa es considerada un paso crucial para convertir el Agujero Azul en un símbolo de esperanza y conservación para las futuras generaciones, así como para establecer un precedente global en la protección de ecosistemas marinos.
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