Cuando arrancaron muchos torneos en la costa bonaerense, el premio más importante era ganarlo. Tener el orgullo de haber pescado un pez y quedar en la grilla de ganadores era suficiente, pero todo fue cambiando como pasa en la vida. Las cifras millonarias que se empezaron a ver con el correr de los años hizo que aparecieran las clásicas avivadas y esa honestidad que era más habitual en aquellos tiempos, cambió con los vivos de siempre que pretenden ganar a costa de cualquier cosa. Esa situación generó que las distintas instituciones que realizan competencias, busquen brindarles mayores seguridades a los pescadores y aparecieron los controles de las capturas, siendo el club Cazadores de Tres Arroyos, con sus clásicas “24 horas de la corvina negra”, uno de los pioneros, con la ictióloga Vivian Pereyra, una referente en la materia.
Quien arrancó lavando piezas en los controles y a medida que fue creciendo en sus estudios fue ascendiendo en los trabajos de control fue Juan Manuel Piscicelli, hoy el ictiólogo de referencia en todos los concursos de la región. Realiza labores en todos los torneos de la zona de Reta, Claromecó, Orense, Marisol y diariamente trabaja en la Estación Hidrobiológica de Puerto Quequén. Juan nos brindo conceptos muy importantes en una entrevista, hace algunos años, en Weekend, y días pasados, charlo con los amigos de Planeta Pesca de Tandil y contó jugosos detalles. Este ictiólogo, es responsable de analizar toda pieza que ingresa en puestos de clasificación de los concursos y de advertir a la organización ante cualquier anomalía encontrada. Su compromiso es determinar que haya sido capturada, primeramente, en la zona donde se realiza la competencia, durante el horario establecido para ella y, tercero, que el pez sea fresco y recién capturado. Según nos contaba, en los últimos años el pescador ha tomado conciencia de que cada pieza es objeto de una detallada revisión, por lo tanto, son muy raros los intentos de fraude. Inicialmente, una vez que el control llega con la pieza al reducto de fiscalización, el análisis macroscópico inicial brinda datos importantes. Sin abrir el pez, Piscicelli advierte posibles alteraciones en escamas, aletas, ojos y demás puntos clave. Tras ello, recién ahí realiza la apertura del ejemplar, analizando órgano por órgano. El contenido estomacal es fundamental, pero la totalidad de las características a cumplir, según el protocolo que utiliza, son alrededor de 33.
Discreta presencia de las corvinas en Marisol
El peso es clave en los concursos, y veinte gramos pueden significar miles de pesos más o menos, por eso poner plomo en el interior del pez es lo más usual entre los tramposos. También, insertar alambres en los músculos o la arena en la cavidad bucal, branquias y el resto del sistema digestivo son opciones que encuentran para sumar en el porte de la captura. Hoy, en los torneos organizados por instituciones, la presencia de un ictiólogo evita estos inconvenientes.
Otro de los mitos en muchos torneos es el pez capturado antes del concurso o traído de otro lugar, ya sea mantenido en cautiverio o congelado. Hoy es mito, pero antes, hubo historias que, en algunos casos, se corroboraron. Un pez enjaulado o enganchado es fácil de detectar por las marcas que presenta al intentar liberarse de la línea y el anzuelo, el estrés traumático, los golpes en diferentes partes del cuerpo y las manchas sanguinolentas, entre otras características. Además, el tiempo que pasa es letal para el pez, que inmediatamente empieza con la descomposición tras su muerte, por procesos de autolisis (rotura de las células con liberación de su contenido celular, en especial, enzimas degradadoras de proteínas) y la propia acción bacteriana presente en el mucus que recubre al pez. Piscicelli entre tantas anécdotas, mencionaba un hecho que habla de la creatividad del pescador, en este caso, no deportivo. En una necropsia a una corvina rubia, en el estómago y metido a presión, apareció un envoltorio de un alfajor triple de una marca muy conocida, lleno de arena. Tenía el tamaño de un puño cerrado, siendo una de las avivadas descubiertas muy fácil que se le viene a la mente a este profesional.
Sin dudas, en tiempos de tantas posibilidades de competencias, es muy importante participar en eventos de instituciones serias que, con la presencia de un profesional, brindan generosas garantías al pescador, algo muy interesante cuando hay tantos millones de pesos en juego. Aplausos para biólogos como Piscicelli a los que nos se les pasa nada y se bancan hasta toda la noche sin dormir, analizando piezas, en torneos como "Las 24 Horas".
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