A pesar del viento y del frío, David Del Valle junto a su hijo Rodrigo salieron a recorrer el río Uruguay en busca de dorados, especie que encontraron y en buena cantidad. Veníamos hablando con David de diferentes pescas en la zona de Villa Paranacito, Entre Ríos (donde la actividad está habilitada), tanto de pejerreyes como de bagres de mar, pero él tenia la inquietud de seguir con los dorados que ya los había pescado y de muy buenos portes.
Con su hijo Rodrigo, ladero y fiel pescador que lo acompaña a diario en estas salidas de cuarentena, prepararon todo el equipo, algunos víveres para pasar la jornada y en una de las embarcaciones más chicas fueron de recorrida. Sabían que el agua estaba muy fría pero que las condiciones estaban dadas para lograr una buena pesca. Ellos son amantes de los artificiales con equipos de baitcasting, por lo cual prepararon cañas de hasta 2,10 m de largo con potencias de 10 a 17 lb, reeles huevitos cargados con multifilamento de 40 lb y una buena variedad de señuelos donde se destacaron los Gozio Chake, Bendy y las bananas Voraz del tipo curvas. También probaron los Globitos Voraz y varios tipos de minnows.
Sus primeros intentos fueron sobre las costas del ancho río Uruguay donde encontraron los piques pegados a los palos que producían algo de correntada. Rodrigo eligió un Chake color flúo que supo darle buenas respuestas recogiéndolo moderadamente. A todo esto, su padre David miraba y seguía intentando. De las costas del río fueron entrando en diferentes riachos, buscando la pesca sobre las costas y con señuelos como el Bendy, de paleta un poquito más larga, que dieron buenos resultados.
Ya la pesca se iba tornando en una competencia entre padre e hijo, pero ni hablar de quién picaba en punta. El sol ya calentaba un poquito y decidieron volver hacia su casa en la isla pescando en algunas desembocaduras y en otros lugares de aguas quietas. Obviamente, David, como buen guía y compañero, le indicaba a Rodrigo dónde tirar sus señuelos, y muchas veces los aciertos del "nene" se los adjudicaba él, sabiendo que todos estos piques lo hacían muy feliz.
Entraron en aguas del río Gutiérrez y su correntada era un poquito mayor, por lo que decidieron pescarlo anclado. Los resultados no fueron los mejores, pero así y todo pudieron pinchar algún que otro doradito. Soltaron cabo y ayudados por el motor eléctrico para mejorar la "caída" los resultados aumentaron considerablemente, logrando alguno que superó los 4 kg de peso. Sin duda, toda la zona de Villa Paranacito está rindiendo de manera colosal, aunque solamente puede ser aprovechada por sus habitantes, ya que seguimos en pandemia y debemos acatar las ordenes de nuestros gobernantes. Ojalá pronto podamos visitarlos y así acompañarlos en estas pescas extraordinarias.
Guía: David del Valle, Tel.: 3487 524128.
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