¿Ayuda el casting a la pesca? ¿Son mejores pescadores los mejores lanzadores? ¿Se puede aprender a tirar? No son preguntas nuevas. En 1955, Roberto Guglielmi, que veinte años después empezaría una larga carrera como periodista de Weekend, afirmaba: “El casting es sinónimo de pesca integral … como complemento de la pesca deportiva se practica casting en seco, con el objeto de aumentar las condiciones de éxito en la pesca y vencer las distancias que acortan las probabilidades del aficionado”.
A principios de la década del ‘80, otro periodista icónico de la casa, Haig Vartazian, aseveraba también que la práctica del casting “sacará mejores resultados en los largos cast cuando busque distancia en los lugares de pesca”. El escribía esto en el auge de la práctica de la modalidad en las federaciones con decenas de competidores en todo el país.
Algunas precisiones
Por diferentes motivos, muy largos de explicar en esta nota, muchos clubes de pesca fueron desapareciendo y el casting mutó. Al haber más clubes, el casting libre era muy popular en todo el país. Sin embargo, actualmente el longcasting congrega a muchísima gente también, ya sea en torneos nacionales o abiertos. Un ejemplo: en 2019, solamente en la zona Metropolitana una fecha congregó más de 70 participantes y cerca de 90 apellidos se registraron en todo el año.
Existen dos tipos de práctica de lanzamiento a larga distancia: longcasting (distancia pura: gana el que tira más lejos y jamás se pesca; es practicado en cuatro zonas y por aficionados no federados en torneos abiertos) y casting limitado (solo practicado por federaciones como parte del calendario anual, mezclado con los torneos de pesca).
El casting limitado tiene variantes según cada federación: en Córdoba y Santa Fe se tira con caña hasta 3,50 metros y reel original, sin modificaciones, que es la modalidad de lanzamiento histórica, ya que hace más de 50 años que se practica casi con el mismo reglamento); en Femepyl (Federación Metropolitana de Pesca y Lanzamiento), caña y reel rotativo libres.
La diferencia entre el longcasting y el casting tradicional que se practica en la Argentina es el reglamento. Principalmente, porque en el longcasting se tiran de cuatro a seis tiros y se computa solo el más largo, y en el casting limitado se lanzan solo tres tiros y se anotan los tres, dejando sin chances al tirador que erra o corta un tiro.
La cancha de longcasting mide el doble de ancho. Además están permitidos todo los tipos de lances (siempre y cuando no representen un riesgo para la salud del competidor y de terceros), predominando en los últimos años el tiro de péndulo, mientras que en el casting limitado es obligatorio el lanzamiento desde el piso.
En longcasting hay cuatro categorías de plomos: 100, 125, 150 y 175 gramos, con distintos grosores mínimos de nailon: 0,25, 0,28, 0,31 y 0,35 milímetros, respectivamente. Siempre se arranca por los más pesados. En el casting limitado, en Córdoba y Santa Fe, con plomo de 120 gramos; en Femepyl, de 150 gramos.
Los chicotes, es decir, la última parte de la línea, que es la que sufre la mayor violencia en el lance y donde se producen los cortes, tienen un grosor mínimo de 0,65 mm para los plomos de 100 y 125 gramos, y de 0,75 para las categorías de más peso. Los chicotes se unen a la carga del reel generalmente con ácido pegatanza.
El diámetro es un tema complicado en las competencias: no todas las marcas son precisas y, cuando se miden las cargas con un calibre, vienen las sorpresas. No se usa multifilamento pues está prohibido por reglamento. Tiene lógica por el grosor tan pequeño, el material de que está hecho y la presión: se pegarían las vueltas dificultando el lanzamiento. Además, con el multi es muy difícil acercarse a las medidas mínimas del reglamento por no ser cónico ni de un material maleable (no tiene cuerpo como el nailon).
Las canchas tienen forma de V, con el tirador en el vértice dentro de una pedana cuadrada. La apertura entre los dos vectores llega a los 129,4 metros y a los 250 metros lineales frente al deportista. Los torneos de longcasting se desarrollan, en general, a cinco o seis tiros por categoría de plomo y, en el caso de los campeonatos nacionales que se disputan de a dos plomos por día, se efectúan tres a cuatro tiros por plomo para tener siempre luz diurna.
Algo de historia
En Buenos Aires y el Gran Buenos Aires se practicó casting en distintos campos. Los más memoriosos recuerdan la zona de carbonilla frente a Retiro, algunas áreas verdes (Saavedra, Belgrano) que terminaron con problemas de plomo contra los vecinos; General Pacheco o San Fernando. Todo quedó solucionado en la década de 1980 con el campo ubicado en el parque Pereyra Iraola, que lleva el nombre de uno de los maestros del casting, Paulino García Diez.
Hubo otros grandes tiradores en la historia, como Roberto Schoon (fabricante de cañas vegetales para lanzamiento), César Wursten (valor de la historia del Club de Pescadores Olivos), José Luis D’ Aquino (Club Parque Chacabuco), Diego Guglielmi (hijo de Rafael, gran tirador ya citado), José Luis Ungarelli (fenómeno marplatense), Hugo Bormida y Julio Picasso (ambos de Olavarría), etc. Además surgieron grandes maestros como Martín Ginés y Pedro Mercury en Buenos Aires.
En longcasting, el estilo de lanzamiento es totalmente libre, pero se utiliza más el péndulo, en el que se balancea el plomo y se lo gira antes de tirar. La pedana, es decir, el cuadrado donde se coloca el caster, mide 3,5 metros de lado. El competidor puede correr, dar un salto, levantar los pies, es libre. Existe un tope o punto cero que no lo puede pasar, pues anula el tiro. Casi todas las canchas son de césped y hay que tener calzado cómodo pues, después de tirar, cada aficionado debe buscar su plomo. Los récords de todas las categorías se registran siempre con plomos de 125 o 150 gramos. Con menos peso, el tiro cae más rápido y con más peso, el nailon es más grueso y ofrece más resistencia al vuelo.
Qué equipos se utilizan
Mario Montania, campeón mundial de longcasting radicado en el Gran Buenos Aires, nos contaba que, si bien algunos emplean la misma caña para todos los plomos, conviene cambiarla. “Son cañas de dos tramos para facilitar el traslado y la calidad del grafito permite optimizar el lanzamiento, pues son muy difíciles de cargar y se descargan muy rápidamente. Miden entre 4,20 y 4,50 metros de largo”.
Los pasahílos más grandes son de 30 milímetros de diámetro, porque ya no se necesitan las cacerolas que se empleaban para los reeles frontales. “Van desde los más livianos hasta los tradicionales de óxido de aluminio o alconite”, nos señala Pablo Papu, encargado de enseñar casting en Buenos Aires. No son cañas que habitualmente se emplean para pescar. Las mejores se diseñan específicamente para longcasting en Inglaterra e Italia. Ya se están usando para pescar en toda la costa, sobre todo en los torneos, porque resultan las que permiten tirar más lejos. Obviamente, reducen la sensación de pesca por ser muy rígidas, pero el rendimiento es muy bueno. De diseño argentino, las cañas Seabay se equiparan con las de fabricación italiana a un precio muchísimo más accesible.
Algunos tiradores usan reeles frontales y otros, rotativos. Actualmente, estos últimos son más populares y brindan mejor rendimiento, ya que los frontales alcanzan su performance óptima con nailon más fino: cuanto más gruesos, al vaciarse el nailon empieza a rozar en las paredes del carretel en su salida, mientras que en los rotativos, la salida siempre es de frente y sin ningún roce. “Se puede tunear cualquier reel: lo ideal por precio y calidad son Abu 5500, 6500, 5600 o Daiwa 7 HT”, agrega Pablo.
Le sacan la tapa y le ponen o le adaptan una especial con Monomag: freno magnético muy sencillo, regulado por un tornillo, que libera la salida de línea al girarlo con la mano, cuando el plomo va en el aire, alejando el imán del carretel y permitiendo que fluya el nailon con control y sin peligro de galletas en el golpe/explosión inicial, mientras se reduce el roce durante el vuelo del plomo, momento mucho más controlable que en la salida. Además le sacan el carretel original y le ponen un carretel ZZ Tunning, que se fabrica en Italia, súper alivianado; le cambian el eje por uno de vidia, el segundo material más duro luego del diamante, porque vibra menos; al chasis lo cambian por una caja QTC, europea también, que es más baja y permite mejor agarre del pulgar con la caña. Y algo muy importante: se le colocan rulemanes de distintos tipos en lugar de los originales para reducir todo roce. Todo esto lo permite un reel Abu García, aunque le quede poco del original, es decir, la maquinaria para recoger.
Estos reeles no tienen devanador y, nos añade Montania, es imprescindible que el carretel sea flotante, o sea, independiente del eje, pues gira “entre 20 y 25 mil revoluciones por minuto en la salida, ya que el plomo se dispara a unos 160 km/h”.
Relación con pesca
Muchos pescadores que andan muy bien en los torneos que premian a la pieza mayor usan reeles con modificaciones similares. Obviamente no son tan filosos, ya que en el campo se tira con viento de atrás y en el agua es poco probable que toque desde ese sector, evitando de ese modo las tan conocidas y odiadas por los pescadores galletas.
En la pesca son muy populares los reeles frontales, porque alcanzan mejor rendimiento que los rotativos, con cargas finas, lo que permite el uso con multifilamento delgado.
La Argentina sigue contando con muy buenos lanzadores. Si bien nadie deja de saber castear, como de andar en bicicleta, sería muy útil que luego de este paréntesis de aislamiento obligado volviéramos a practicar. Hay algunas personas que enseñan en diferentes puntos del país.
Como fuere, saber tirar es fundamental para pescar mejor. A veces con tiros cortos alcanza. Otras veces hay que pasar los 80 o 100 metros. Para estas situaciones, los que practican cast corren con ventaja.
Dónde aprender
En Buenos Aires: las clases que da Pablo Papu son a la gorra, a voluntad. En general se desarrollan martes y jueves a las 18 y sábados a las 7:30 en la costa del Río de la Plata, en Quilmes. Lo publica en el face de la escuelita: https: //www.facebook.com/ groups/ 351309822011225/
En Tandil: me contaba el periodista Jorge Virgilio que, nuestro campeón del mundo Salvador Bustos realiza una escuelita donde pasan desde chicos hasta gente mayor a 70 años. No es todo el año, pero suele hacerse los sábados.
En Mar del Plata: hace años también enseñan Rubén Farías y Marcos Frade.
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