Tuesday 23 de April de 2024
PESCA | 16-12-2016 13:00

Lisas en La Boca

La exlaguna San Lorenzo reabre con nuevos servicios, recuperando su antiguo nombre y ofreciendo un calificado menú de especies al pescador, donde se destacan sus difíciles lisas. Nota con video.
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A quienes llevamos décadas en esto de pescar y contarlo, volver a practicar nuestro deporte en un pesquero que hace rato no visitábamos nos produce siempre una inmensa alegría. Si este pesquero reabre después de un período sin acceso al público, la emoción se duplica. Y si ese reencuentro es también compartido con amigos de viejas aventuras, la fiesta es “casi” completa. Y el “casi” puede transformarse en “súper” cuando el ámbito nos termina regalando sus bondades. Precisamene todo eso nos pasó en laguna La Boca (exlaguna San Lorenzo), cuyos nuevos administradores permitieron a Weekend hacer una previa antes de su reapertura formal prevista para el 8 de diciembre. Y así pudimos comprobar que este querido espejo goza de una magnífica lozanía, tanto en su nivel y calidad de agua, como en la abundante pesca variada que ofrece, pues pudimos cobrar en una misma jornada todo lo que una laguna puede darnos: lisas, tarariras, carpas, dientudos, bagres y pejerreyes.

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El espejo y sus servicios

Mario Campanella, actual propietario de este espejo compartido por Pila y Castelli, pretende imitar en la renombrada laguna (ver recuadro) lo hecho en Vitel, donde ofrece magníficos servicios al pescador y su familia, que irán cambiando la otrora fama de pesquero de “servicio cero” que tuvo la antigua laguna San Lorenzo. Y además, muy pronto habrá en sus aguas jaulones para resiembra de pejerreyes, cuidado del recurso que antes no estuvo presente.

Pero el hoy por hoy de este querido espejo es el de una laguna de muy buena cota, donde basta poner un motor en marcha para ver bulos de pejerreyes por doquier, y en donde el solo elevar la vista al horizonte nos devuelve impresionantes saltos de lisas que –brincando cual delfines en el mar– parecen provocar al pescador que se desvela por esta especie.

Así las cosas, tras bajar la lancha de nuestro guía Juan Bravi –verdadero sabueso para las lisas del corredor de autovía 2–, embarcamos junto a Hernán Fernández rumbo a la boca del arroyo Camarón, donde prometedores desbordes nos auguraban una mañana a pura clavada de lisas. Pero, se sabe, esta especie caprichosa vive complicándonos la existencia y allí donde la suponíamos abundante, brilló por su ausencia. Remontando el Camarón nos encontramos con un panorama sin lisas a la vista, pero con la presencia de otro amigo guía, Luis de El Repollo, en la misma búsqueda de las ansiadas lisas. Pero nada.

Cambiamos a la zona del arroyo Pesoa, otro de los cursos que conectan con la laguna. Y aquí tampoco estaban las ojudas. Eso sí, se las veía saltar por el centro del espejo a montones, pero nunca arrimadas a las costas. Luego coincidimos ambos grupos de pescadores en la ribera del embarcadero, a unos 1.000 metros hacia la izquierda, donde unas elevadas barrancas ofrecían un reparo al viento reinante (elemento que siempre conspira contra la pesca de lisas). Allí nos distribuimos en unos 100 metros, separándonos y probando en distintas variantes: con líneas aéreas y de flote clásicas.

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Toda la variedad

Los primeros piques me sorprendieron, porque en la lombriz usada como carnada y en las líneas de flote de apenas 15 cm de profundidad de brazolada, comencé a pescar regios pejerreyes. Y luego empezaron a molestar los dientudos. Pero de lisas, nada, salvo sus chapoteos a unos 40 metros de la línea hacia el centro del espejo, pero sin arrimarse. Finalmente, Hernán Fernández dio en la tecla cambiando a línea chiripá y tuvo la primera respuesta. Ni lerdos ni perezozos optamos todos por esos aparejos y empezamos a jugar con un lento tironeo del multifilamento y allí se detonaron los ataques. El detalle: como los dientudos molestaban demasiado, nos inclinamos por pancita de lisa y corazón coloreado y tuvimos suerte con esos cebos, evitando a los dientones.

En cuanto a equipos, usamos cañas de 4 metros de acción rápida y con punteros fuertes para soportar buenos lances con líneas de tres boyas Doble-T y Mandale o boya zanahoria con un chicote de 1 metro y plomada del 0,60. Fernández sorprendió usando el chiripá en una caña más bien corta, de 2,70, pero fuerte como para meter palos bien adentro con sus aparejos. El pique de lisas duró un suspiro, pues tras lograr algunos ejemplares de 1,5 kilos que nos dieron las primeras alegrías, la cosa se cortó, las lisas se fuero hacia el centro del espejo y comenzamos a buscarlas otra vez.

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Ultimos intentos

Hacia la zona donde San Lorenzo se vincula con Altos Verdes vimos muchos aficionados pescando de orilla sin suerte, pero numerosas lisas saltando aguas adentro. Intentamos pescarlas en el centro de la movida, con las lisas saltándonos alrededor, pero nunca picaron. Arrimamos hacia una orilla cercana a los cardúmenes y tiramos los aparejos desde allí esperando actividad. Mientras aguardábamos, logramos algunas carpas y bagres que tomaban de muy buen agrado la lombriz de tierra gorda y gruesa que había llevado el guía Bravi, quien tiene su puesto de venta de carnadas en el Km 92 de la autovía 2.

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En mi caso, mientras relojeaba mi línea de lisas, armé una caña corta, de 2,10 m, con un aparejo de flote con boya Doble-T con rattlin y un leader con un anzuelo 7/0 donde enhebré dientudos enteros que el buen Bravi había procurado llevar por las dudas. Y así, tirando en paralelo a la costa a unos 5 metros de ella, empecé a tener corridas de taruchas, que una a una fueron subiendo a la lancha tras brava pelea. La particularidad de estos ejemplares, que iban de 800 gramos a 2 kilos, es que no picaban en dientudo fileteado o cortado al medio sino en uno entero enhebrado de cola a cabeza.

En una jornada donde el calor pasó los 30 grados, las lisas no volvieron a comer, pero nos dieron una muestra como para invitarnos a regresar por ellas. El resto de las especies dijeron “presente” con ganas y nos regalaron muchas alegrías. Así, la buena pesca cerró el combo ideal compuesto por buenos momentos compartidos entre amigos y la emoción de ver recobrado un pesquero notable y querido para los pescadores porteños y bonaerenses.

Confiamos en que la ex San Lorenzo y actual laguna La Boca continúe siendo el paraíso de siempre, pero con más y mejores servicios para el bienestar de los pescadores.

Mirá el video de la nota:

https://youtu.be/0vJiwJ3yzlc

Nota completa publicada en revista Weekend 531, diciembre 2016.

merino

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Wilmar Merino

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