Salvajes, huidizas, astutas, recelosas y muy esquivas. Así son las truchas patagónicas. Lo que cuesta vale, dicen por ahí. No resulta sencillo llegar a los buenos lugares de pesca, por distancia, por accesos, por geografía. Y una vez allí, no es soplar y hacer botellas. Hay que dar con el horario, con la profundidad a que se encuentran, con el lance justo, con lo que se estén alimentando o dispuestas a comer y con un sinnúmero de cuestiones, entre las que la diosa fortuna juega su rol.
Invitados por el Ministerio de Agricultura, Ganadería, Bosques y Pesca y la Municipalidad de Trevelin para asistir al lanzamiento oficial de la temporada de pesca 2013-2014, viajamos hacia la cordillera chubutense para asistir al inicio de un nuevo y ansiado ciclo truchero. El suntuoso Sendero Lodge sería nuestra estratégica morada mientras durara la visita y el relevamiento.
Los inicios de temporada suelen tener pros y contras para la pesca. Lo positivo es que los ámbitos están intocados por varios meses y los peces poco movidos, lo que hace que las truchas se encuentren algo menos susceptibles. Las contras son aguas todavía frías y la consecuente disminución en el metabolismo de los salmónidos (comen menos con aguas a 8 °C que arriba de 10 o 12 °C). El agua muy rápida de los ríos es otro inconveniente a vencer.
Nota publicada en la edición 495 de Weekend, diciembre de 2013. Si querés adquirir el ejemplar, llamá al Tel.: (011) 4341-8900. Para suscribirte a la revista y recibirla sin cargo en tu domicilio, clickeá aquí.
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