La más antigua conexión a distancia entre el pescador y el pescado es la línea. Cuando el ser humano descubrió que no solo podía capturar los peces que estaban cerca sino también aquellos más remotos, debió crear un instrumento que llevara la carnada hasta ese punto distanciado de su mano y, a su vez, trajera el rústico anzuelo con un pez prendido o sin resultados. Así aparecieron las primeras líneas. Con el advenimiento del nailon, se lo adoptó masivamente para la pesca hasta la llegada del multifilamento, que presentó una nueva opción para los deportistas. Indudablemente, la disyuntiva actual está entre estas dos líneas. ¿Cuáles son sus pros y sus contras?
Nailon
En 1935, Wallace Hume Carothers inventó el nailon y lo patentó tres años más tarde. La Segunda Guerra Mundial comenzó de inmediato y, por esta causa, casi toda la incipiente producción se destinó a fines bélicos. En la segunda mitad de la década siguiente, pacificado el mundo, se multiplicaron las aplicaciones de este revolucionario invento derivado del petróleo. Entre ellas, las líneas de pesca (monofilamento) aparecen como un enorme campo de desarrollo que se afirma a principios de la década de 1960.
Desde entonces, el nailon es el material más usado en este campo. Con variantes que la tecnología propuso, como los colores que complementaron a las versiones iniciales transparentes, o las diferentes resistencias y grosores, ha llegado hasta nuestros días en las clásicas presentaciones en rollos, generalmente de 100 metros (los importados, en yardas; 1 yarda: 0,91 cm) para los usuarios del mercado argentino.
Nota publicada en la edición 494 de Weekend, noviembre de 2013. Si querés adquirir el ejemplar, llamá al Tel.: (011) 4341-8900. Para suscribirte a la revista y recibirla sin cargo en tu domicilio, clickeá aquí.
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