Las fallas humanas están presentes en todos lados e incluso afectan a las máquinas más avanzadas o imponentes. A veces lo más curioso no es la falla en sí, sino qué fue lo que la produjo. Un caso muy particular es el del buque Wakashio, un carguero de 100.000 toneladas que naufragó porque la tripulación estaba buscando buena señal de celular.
El pasado 25 de junio, el barco en cuestión, de bandera panameña, encalló en las costas de Mauricio, a un kilómetro y medio de Pointe d' Esny, al sureste de la isla. Por suerte navegaba sin carga, por lo que solo produjo un derrame de 1.000 toneladas de petróleo (una cifra menor si se lo compara con otros derrames de mayor magnitud), que aun así generó mucha preocupación por las posibles consecuencias ambientales.
Ahora bien, más allá de la gravedad que implica un hecho de esta naturaleza, lo más desconcertante es la causa que lo produjo. Según el informe elaborado por la Autoridad Marítima Panameña, el capitán desvió el rumbo debido a que uno de los pasajeros cumplía años y decidieron acercarse a la costa para tener mejor cobertura de telefonía celular.
Así como lo lee, un buque de 100.000 toneladas se fue a pique por una llamada o un saludo de cumpleaños. Obviamente que aquí surgen frases tan trilladas sobre lo traicionero que es el mar o lo poco que sabemos de él, pero lo cierto es que no nos podemos fiar, por más experiencia que tengamos sobre el agua.
Vale la pena recordar que uno de los naufragios más mediático de los últimos años fue provocado por una cuestión casi banal. En 2012, el crucero Costa Concordia naufragó frente a la Isla del Giglio, en Italia, debido a que el capitán desvió el rumbo para tener una mejor vista del puerto. El hecho dejó la lamentable cifra de 32 fallecidos y 4.197 evacuados.
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