Tuesday 19 de March de 2024
NAUTICA | 06-10-2018 08:35

Cómo realizar el mantenimiento de la sentina

Cuáles son los chequeos que se le deben efectuar a la parte más baja del barco para evitarnos sorpresas al navegar.
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La sentina se encuentra en la parte más baja de la embarcación, sobre el sector de quilla y entre los dos refuerzos longitudinales paralelos a la quilla. Este espacio, coincidente con el extremo más bajo de la “V” del casco, y que se extiende de proa a popa, es un lugar confinado, de acceso bastante restringido en algunos casos, pero en otros con suficientes cuarteles de inspección para verificar estado y controlar la diversidad de servicios y sistemas que pasan por allí, exactamente por debajo de donde se habita el barco.

Las sentinas tienen interferencias en toda su eslora. Son las cuadernas, los mamparos, algún refuerzo especial y, tal vez, alguna esclusa de toma de mar o salida al exterior. En toda la embarcación existirán imbornales, que son pequeños ductos vinculantes que permiten el pasaje del agua de un compartimento a otro, a excepción de los mamparos principales, que son estancos. Estos imbornales permiten que toda el agua que ingrese al fondo, sea por donde fuere el ingreso, buscará el punto más bajo del barco; precisamente allí, en la sentina, estarán actuando las bombas de achique, manuales y automáticas, que garantizan zonas libres y secas en todo momento.

Inspección de la zona

Hay algunas diferencias básicas entre cruceros y veleros. La sentina en los cruceros se extiende de proa a popa. En popa, en términos generales, encontramos la sala de máquinas y, en algunos casos, el sector de los timones sobre el cual podría estar montado un camarote marinero en los barcos de mayor eslora. Luego, hacia proa, habrá diferentes cuarteles de inspección en el camarote principal, en pasillos y en el camarote de proa. En este último, es muy posible que se encuentre el bow thruster instalado (cruceros). En los veleros, en sección media se encuentra el anclaje del quillote, con su bulonería específica y refuerzos localizados.

Como primera medida, hay que remover alfombras –si las hay–, abrir todos los cuarteles y sacar las tapas fuera del barco (numerándolas y marcando su exacta posición). Ventilar las zonas abriendo todos los ojos de buey y tambuchos. Es necesario, además, el ingreso de buena luz a estos sectores, en general oscuros (actualmente muchas embarcaciones tienen una iluminación básica de leds en la sentina).

Una vez abierta e iluminada la sentina, empezar desde la proa hasta la popa haciendo un reconocimiento visual completo, a fondo y minucioso. También ayuda testear a través del olfato –los olores que emanan de allí también son pistas para detectar problemas–. La sentina habla por sí sola. Se puede verificar lo más sencillo, como la existencia del agua –que puede ser limpia (pérdida de alguna cañería) o de mar (deja residuo oscuro) o tratarse de otro fluido (aceite, aguas negras, combustible, etcétera)–. En general, los ingresos de agua pueden ser desde el fondo o desde partes superiores del barco. Verificar también el estado y funcionamiento de las bombas de achique, su conexión y la no existencia de residuos sólidos que pueden obturar o trabar su accionamiento.

Sala de máquinas

Al llegar a este sitio, el panorama es más complejo. Verificar primero que no exista combustible o aceite en sentina, proveniente de algún motor, tanque o parte mecánica del barco. Es importante que dichos fluidos no accedan al sistema de achique, ya que éste puede expulsarlo en forma automática al exterior –bombas de achique automáticas–, contaminando el medioambiente. Debajo de cada motor debe haber una bandeja colectora o, de no existir, un espacio cerrado para que los fluidos pesados queden retenidos para su remoción especial.

En caso de unidades monomotores o cruceros, allí también hay ajuste de patas de gallo, bocina –salida de eje– y limera del timón. Examinar los anclajes: si los tornillos no tienen óxido o pequeñas filtraciones, si la limera no muestra sangrado de agua / óxido y si el prensa de eje posee grasa y está firme y sin filtraciones siquiera mínimas.

En los veleros, sumar a los pasos uno a seis del recuadro de la página siguiente, un momento más para verificar el anclaje del quillote en la zona de sala de máquinas, siempre pequeña y ajustada, y en la salida de transmisión –para tipo sail drive–. Las esclusas de salida de casco llevan sifones especiales, que deben estar firmemente amurados debido a las constantes y comunes escoras del barco.

En las lanchas, cuya dimensión es mucho menor, los controles se limitan a verificar su limpieza, ingresos de agua fuera de lo convencional a través del botazo o desde el fondo. Debe cuidarse que la batería se encuentre amurada en forma correcta, que no haya cables sueltos, que las mangueras de combustible estén lejos de la batería y en condiciones, con doble abrazadera. También, que el venteo del tanque fijo posea una manguera de buena calidad y anclaje seguro, al igual que la boca de carga. Se sugiere el reemplazo de todas las mangueras del tipo cristal o transparente, las cuales se resecan con el tiempo y pueden llegar a quebrarse. La verificación de las bombas y la limpieza correcta de los sectores, la remoción temporaria de los tapones de achique, externos o internos de doble fondo, en especial el pocete de popa, son los puntos más destacados de este mantenimiento base.

Nota completa en Revista Weekend del mes Octubre de 2018 (edicion 553)

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Martín D'Elía

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