“Miren, hay una convención de cascarudos”, dice con un guiño el guía del Parque Patagonia Argentina. Miramos hacia abajo y tiene razón: varios de estos ejemplares caminan entre nuestros pies. Probablemente en la ciudad este pequeño ¿enjambre? daría miedo -o al menos un poco de aprehensión- pero aquí es tan natural y bello como esta flor amarilla que nos acompaña por el sendero llamada Paramela y que tiene propiedades medicinales, cosméticas y “salvadoras” en este ambiente seco porque frotando una rama de sus hojas aceitosas las manos se humectan.
Todo está sabiamente colocado en este lugar. ¿Sabiamente por quién? Esa es una pregunta que nos llevaría largo rato de debate, pero en el mientras tanto podemos decir que sea quien sea el creador de todo esto (o la creadora), los humanos podemos hacer mucho para conservarlo. Estamos en la estepa de la provincia de Santa Cruz (al noroeste), en la región del Parque Patagonia y nuestra aventura por este escenario con aire al Señor de los Anillos recién comienza.
Un testimonio de 9.000 años
La Cuevas de las Manos es un sitio arqueológico ubicado en el cañadón del río Pinturas, donde se pueden ver –justamente- pinturas rupestres realizadas por el pueblo originario anterior a los tehuelches que habitaba la zona. Se ven guanacos, escenas de caza y, por supuesto, manos grandes y chicas realizadas con técnicas de “negativo”, cuyo objetivo aparentemente era dejar registro del paso por el lugar y afianzar la noción de pertenencia al grupo, compuesto por lo general de entre 25 y 30 personas. Su dependencia del guanaco para sobrevivir era muy alta, así que estaban obligados a seguir sus manadas, para lo cual emprendían largas y exigentes caminatas con niños y ancianos. Estando aquí ni hace falta cerrar los ojos para visualizar la escena.
La cueva tiene unos 24 metros de profundidad, 15 de ancho y 10 de alto y nos resulta impactante pensar que grupos humanos se guarecían del gran frío y viento en ese lugar y con buenos resultados, ya que en promedio (nos explica la guía) vivían unos 35/40 años, un número significativo si pensamos que en la Edad Media el promedio de vida era apenas pasar los veintis (quizás la naturaleza tenga que ver con esto también). La experiencia del recorrido es emocionante y más aún cuando nos damos vuelta y nosotros turistas vemos el paisaje del cañadón del Río Pinturas tal como lo veían ellos, más de 9 mil años atrás. Hoy es Patrimonio Mundial de la Humanidad.
La Cueva se ubica a unos 114 km desde la ciudad de Perito Moreno y se puede llegar directamente hasta el centro de interpretación, mientras que otra opción es ir hasta el borde del Cañadón del Río Pinturas (por Ruta Nacional 40 y luego por el acceso a Cuevas) de donde sale un sendero llamado Bajada de Los Toldos que llega hasta las Cuevas y es de una exigencia media.
“A las Cuevas de las Manos, se puede llegar tanto en auto o caminando, según las posibilidades o gusto de cada visitante”, explica Marian Labourt, perteneciente la Fundación Rewilding Argentina, impulsora del Parque Patagonia y que busca crear un nuevo destino de turismo en esta zona del noroeste de Santa Cruz, restaurando el ecosistema y cuidando las poblaciones de las especies. “La propuesta de actividades turísticas en esta región consiste en realizar senderismo y avistaje de fauna en estrecho contacto con la naturaleza; en este momento hay 20 km de senderos y 5 circuitos distintos para recorrer de forma autónoma o con guías, con la posibilidad de llevarse el premio mayor viendo pumas”.
En relación al trabajo con la fauna Federico Castro, guardaparque de la Estación Biológica El Unco de Fundación Rewilding, explica que en este lugar se monitorea la flora y fauna de la zona para aprender de la biología y ayudar al estado de conservación de las especies para que el motor de la economía local sea la naturaleza. “Trabajamos con puma, guanaco, huemul, chinchillón, coipo, choique y gallineta austral”, enumera. “Ya hemos colocado varios collares y dispositivos de seguimiento para observar el comportamiento de los animales”.
Estepa y conciencia
El Portal Cañadón del Río Pinturas es uno de los accesos públicos y gratuitos a la belleza natural del circuito del Parque Patagonia y se ubica sobre la Ruta Nacional 40. Hoy nos toca recorrer el sendero Tierra de Colores, una caminata mágica pasando entre elevaciones rocosas amarillas, ocres y anaranjadas que con el atardecer toman matices de ensueño. Además, es sencillo de recorrer, entonces podemos estar más pendientes del paisaje que del esfuerzo físico y apreciar el relieve, los colores y los aromas de la caminata. El recorrido culmina con un mirador sobre la estepa patagónica, ideal para una escena de gran plano general para mostrar la inmensidad del paisaje y lo pequeño del ser humano, sensación que nos acompañará durante gran parte de todo este viaje por la Patagonia.
“Nuestra propuesta es ser un refugio base para explorar el Parque Patagonia”, resume Federico Djeordjian de Chelenco Tours y a cargo de la hostería Posta de Los Toldos, ubicada a 4 km del Portal Cañadón del Río Pinturas, que propone como “ideal” una estadía de 3 días 4 noches para hacer todos los circuitos y, además, poder disfrutar del observatorio de estrellas que hay en el predio. Y este punto es clave: el circuito del Parque Patagonia implica detenerse, tomarse el tiempo para conectarse, ser parte de este entorno natural y no andar a las corridas para simplemente decir “esto ya lo hicimos, pasemos al próximo sendero o actividad”.
“Esta no es una Patagonia nueva sino una Patagonia para descubrir a través del avistaje de fauna, la diversidad geográfica y el arte rupestre; es también una oportunidad de experimentar la soledad propia con la soledad del paisaje”, reflexiona Federico que soñaba con “dedicarse a esto” y acá está, haciéndolo y experimentando en el propio cuerpo la conexión con la naturaleza, lo indispensable de cuidarla y de ser parte del cambio. “El turista que llega siempre se sorprende con lo que encuentra, porque es más de lo que espera. A la vez este factor sorpresa impulsa una toma de conciencia acerca de la importancia de cuidar el ambiente, que luego se divulga, porque uno como turista también puede ser un agente de cambio”.
Otro acceso es el Portal La Ascensión, que toma su nombre de La Ascensión, una histórica estancia patagónica ovejera. Este portal de acceso público y gratuito es operado por la Administración de Parques Nacionales y se destaca por tener camping y circuitos de trekking, varios de baja exigencia y que permiten llegar al lago Buenos Aires.
Cerro amarillo y pumas
Gracias al conocimiento de Facundo Epul, guía local, logramos ver al famoso chinchillón anaranjado que vive (o se esconde) en las grietas de los paredones de la meseta. En total silencio y con lenguaje de señas nos asomamos a un borde de piedra y allí, en un hueco, está “el chinchi” (como lo llama Facu con familiaridad) que a su vez nos mira, quizás con desconfianza, sorpresa o una mezcla de ambas.
Ahora nos encaminamos a nuestro triple objetivo: recorrer el sendero La Guanaca para llegar a la cima del Cerro Amarillo donde hay un mirador, lograr ver cóndores y tener la suerte de avistar un puma. Son las 11 de la mañana y el sol pega como pega por estos lugares: con insistencia y sin descanso, por eso el agua, los anteojos, el pañuelo y el gorro son tan indispensables como la Sube en la ciudad. La recorrida hasta la cima es de una hora y media aproximadamente, pero la claridad del sendero y su ascenso paulatino hace que quizás tardemos más porque es inevitable detenerse a admirar el paisaje, a sacar fotos, a pensar en cosas.
Además de estas excursiones a pleno día, también hay propuesta de recorridos nocturnos para ver fauna desde el vehículo, garantizando una experiencia segura. “Se usan linternas que cambian la luz de blanca a roja cuando se encuentran los animales, para no molestarlos”, describe Facundo cuando aclara que se ven pumas, gatos de pajonal y cachorros de zorro gris. “La fauna se sorprende y a veces se oculta pero poco a poco va ganando confianza dado que ya hace 4 años que la zona es un área protegida y no está permitido cazar, un factor determinante para que se vayan acostumbrando a la presencia humana”.
Facundo cuenta que los pumas son curiosos y que suelen acercarse el auto, lo cual es una experiencia impactante porque una cosa es hablar del felino y otra muy distinta tenerlo a unos centímetros. “El turista llega con una visión diabólica del puma, creada por la sociedad que lo presenta como peligroso y que por eso hay que exterminarlo, pero luego cuando conoce el rol clave que juega este animal en el ecosistema ya que muchas especies viven de lo que él caza, como el zorro, el gato del pajonal y el cóndor, esta idea cambiar, explica. “La gente tiene miedo de que el puma se acerque y le haga algo, pero lo cierto es que él nos tiene más miedo a nosotros”.
Cómo llegar
Desde Comodoro Rivadavia hay servicios diarios de bus a Perito Moreno y a Los Antiguos, durante todo el año. Desde Comodoro Rivadavia a Perito Moreno y Los Antiguos hay dos rutas, con un trayecto entre 440 y 500 km: ·Por provincia de Santa Cruz, a través de la Ruta Provincial 43. ·Por provincia de Chubut, a través de la Ruta Nacional 26 y luego Ruta Nacional 40.
Más información:
Comentarios