Tres integrantes del Grupo Conservacionista de Fósiles descubrieron en la localidad de Doyle, partido de San Pedro, provincia de Buenos Aires, los restos de cientos de caballos que murieron como consecuencia de la falta de agua que dio lugar a la “Gran Seca”, un cambio en el clima que afectó fuertemente a la región pampeana hace 200 años y que había sido descripto por Charles Darwin en su libro de viajes.
El curioso hallazgo, que puntualmente tuvo lugar sobre la margen izquierda del río Arrecifes, a pocos kilómetros de Doyle, fue protagonizado por Roberto Steiven, Ricardo Pereyra y Bibiana Ferreyra, tres empleados de la estancia “La Paz” que, totalmente sorprendidos por lo que habían encontrado mientras recorrían el lugar, inmediatamente se pusieron en contacto con las autoridades del Museo Paleontológico “Fray Manuel de Torres” de San Pedro.
Siguiendo los pasos de Darwin en Puerto Deseado
“La verdad que fue sorprendente, porque observamos un sector de unos 130 metros de largo, con un espesor de unos 80 centímetros, donde afloraban cientos de huesos de caballos. En esa masa de piezas óseas había ejemplares de diferentes edades y tamaños. Unos arriba de los otros en un espectáculo caótico que revelaba una muerte abrumadora”, relató José Luis Aguilar, director del mencionado museo a la agencia noticiosa CTyS-UNLaM.
“No observamos un patrón definido en la disposición de los huesos. Tampoco señales de depredación ni ataque alguno. Sólo era una enorme cantidad de huesos amontonados a lo largo de decenas de metros en la barranca del río. Como si esos animales se hubieran pisoteados unos a otros en un tremendo frenesí por llegar al río”, agregó.
La teoría de la Gran Seca de Darwin
Si bien al principio, los especialistas creyeron que podía tratarse de una acumulación sucedida a comienzos del Holoceno, en el momento en que se produjo una gran extinción de caballos en Sudamérica, la presencia de una pezuña de oveja y de un molar de vaca en las inmediaciones de los restos de caballos los llevó a considerar una antigüedad mayor de los animales, que, sorpresivamente, los condujo nada menos que hasta una teoría Darwin.
“Repensando el tema dimos con el relato de Darwin y eso nos cambió la mirada hacia aquel desastre climático. La asociación de animales encontrados y el estado de preservación ubica a estos restos en un período moderno. No son fósiles sino históricos. Y la `Gran Seca` es el único acontecimiento natural que nos puede explicar semejante mortandad en un solo lugar”, explicó.
Sumado al descubrimiento realizado por un equipo de científicos del Museo de La Plata en Chascomús, en 2008, son los dos registros de mayor envergadura detectados hasta hoy, que avalan las narraciones escritas por Darwin en su diario de viaje.
“La ‘Gran Seca’ a la que se refiere Darwin se desarrolló en el marco de la Pequeña Edad de Hielo, que se manifestó fuertemente en la región pampeana durante los siglos XVIII y XIX, con una aridez predominante. Sin embargo, durante este período se registraron también en la región episodios de grandes inundaciones que alternaron con los eventos secos preponderantes. Este y otros eventos desarrollados en el último milenio, señalan que el cambio climático siempre estuvo presente, independientemente de la responsabilidad del hombre en la era industrial”, señaló, por su parte, Eduardo Tonni, profesor emérito de la Universidad de La Plata y jefe de la División Paleontología de Vertebrados del Museo de La Plata.
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