Ubicada a 334 kilómetros al sur de Rabat, el 23 de diciembre de 1985, la Medina de Marraquech, en Marruecos, fue declarada Patrimonio Universal por el Comité de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), ente encargado de salvaguardar y conservar los principales monumentos arquitectónicos de los cinco continentes.
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Fundada entre los años 1070 y 1072 por Ibn Tachfin, líder de los almorávides, durante mucho tiempo fue un importante centro político, económico y cultural del Occidente musulmán, con una gran influencia en todo el norte de África y Andalucía. De ese periodo datan varias edificaciones impresionantes como la mezquita de Kutubiya, la casba, las murallas almenadas, las puertas monumentales y sus inmensos y coloridos jardines.
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Conocida mundialmente como la “Perla del Sur” , “Puerta del Sur” o “Ciudad Vieja”, la Medina está llena de edificaciones impresionantes, palacios, murallas almenadas, inmensos y coloridos jardines y de varias mezquitas, como la de Kutubija que, por cuestiones estrictamente religiosas, no pueden ser visitadas por los musulmanes.
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Además, se caracteriza por sus típicas y abigarradas calles bulliciosas en donde hay numerosos cafetines, zocos y plazas, entre las que se destaca la Plaza Jamma el Fna que, en 2008, fue declarada Patrimonio Intangible de la Humanidad por representar una concentración única de tradiciones culturales marroquíes representadas a través de expresiones musicales, religiosas y artísticas.
Con fuertes rasgos del paso de las civilizaciones almoravide, almohade, saadiana y alauí, la medina también cuenta con una medersa (universidad coránica), cuyos interiores labrados en madera y yeso son únicos dentro del estilo arabesco, y con una torre, dentro del conjunto de la mezquita, llamada La Katubia, que tiene un asombroso parecido a la Giralda de Sevilla y al minarete conocido como las Torres de Hassan, de Rabat.
Celosamente rodeada por 90 kilómetros de antiquísimas y elevadísimas murallas construidas en adobe, la medina es atravesada por 10 puertas, la mayoría de estilo hispano morisco, entre las que sobresale la puerta de Bab el Jemis, por su impresionante tamaño.
Cabe destacar que mientras para los turistas las puertas resultan una valiosa referencia a la hora de entrar y de salir de la Medina, la ciudad cuenta con una amplia oferta de tiendas de moda y galerías, como Dar Cherifa y el Ministerio del Gusto, como así también de refinados hoteles riads.
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