Instaurado en el año 2018 por un decreto de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), a través de la Asamblea General de las Naciones Unidas, el 3 de junio se celebra el Día Mundial de la Bicicleta.
El objetivo esencial de esta fecha otorgarle un mayor protagonismo a un medio de transporte económico, práctico y, por sobre todas las cosas, saludable como lo es la bicicleta, que, además, contribuye a paliar en parte la gran crisis que está viviendo el mundo actual como consecuencia de la contaminación y del cambio climático que está experimentando la Tierra.
Es que la bicicleta contribuye a un aire más limpio y menos congestión, a la vez que hace posible que tanto la educación como la atención de la salud y otros servicios sociales sean mucho más accesibles para las poblaciones más vulnerables.
Así mismo, la bicicleta es un excelente medio para la práctica del deporte ya que su impacto sobre el medio ambiente es 100% natural, a diferencia del que producen otros vehículos como los coches, las motocicletas y los colectivos.
Un sistema de transporte sostenible que promueva el crecimiento económico, reduzca las desigualdades y refuerce la lucha contra el cambio climático, como propone la bicicleta, es fundamental para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sustentable elaborados por la ONU
Origen de la bicicleta
La bicicleta fue el resultado de una serie de intentos fallidos que tuvieron desde principios del siglo XIX, con el objetivo de crear un vehículo innovador. Bautizada Draisiana, el primer modelo de bicicleta, que vio la luz en Alemania en 1817 de la mano del inventor Karl Freiherr von Drais , estaba hecho totalmente de madera, pero no prosperó porque no tenía pedales por lo que para hacerla andar había que impulsarse con la ayuda de los pies desde el suelo.
A ese modelo le siguieron otros que, más allá de los cambios que se le iban incorporando seguían siendo muy rudimentarios. Hasta que, finalmente en 1861, al herrero y fabricante de carrozas francés Ernest Michaux se le ocurrió la idea de incorporar pedales en la rueda delantera.
Sin embargo, su invento tampoco resultó tan exitoso como esperaba porque de esa manera era difícil mantener el equilibrio. Fue así que, en 1879, el inglés James Starley decidió que la rueda delantera sería un poco más grande que la trasera y, de esa manera, creyó haber resuelto el problema.
Finalmente, la bicicleta moderna aparece en el mercado en 1885, con un modelo ideado por el industrial e inventor inglés John Kemp Starley que era muy similar al que actualmente conocemos y que incluía frenos, llantas con cámara de aire y una cadena con conexión a la rueda trasera.
Comentarios