Un equipo de investigación de la Academia China de Ciencias ha creado un modelo que permite estimar cómo los árboles reducen la temperatura en zonas urbanas, brindando así una herramienta para que los planificadores urbanos puedan definir y establecer metas de forestación específicas. Los científicos querían entender cuánto disminuyen las temperaturas al añadir árboles en áreas urbanas de diversos tamaños, desde pequeñas manzanas hasta ciudades completas, por lo que esta investigación se enfocó en cómo varía la eficiencia de enfriamiento según el área cubierta por árboles.
Para llevar a cabo el estudio, el equipo analizó imágenes satelitales y datos de temperatura de cuatro ciudades con climas distintos: Beijing y Shenzhen en China, y Baltimore y Sacramento en Estados Unidos. Luego, dividieron cada ciudad en píxeles de tamaño equivalente a una manzana, calcularon la temperatura y el porcentaje de cobertura arbórea en cada sección, y, finalmente, agruparon estas áreas en sectores más grandes. Así, descubrieron que la “ley de potencia convexa” describe la eficiencia de enfriamiento: el efecto térmico de agregar árboles es mayor a pequeña escala y disminuye gradualmente a medida que el área cubierta aumenta.
Esto significa que un aumento del 1% en la cobertura arbórea genera un mayor efecto de enfriamiento en áreas pequeñas, y este efecto se estabiliza cuando la cobertura arbórea se extiende a zonas más amplias. Por ejemplo, en Beijing, un incremento del 1% en la vegetación reduce la temperatura en una manzana en aproximadamente 0,06 °C, pero a nivel de ciudad entera, ese mismo incremento reduce la temperatura en unos 0,18 °C, lo que sugiere que cada árbol adicional aporta al enfriamiento, aunque su efecto es menos significativo en áreas grandes.
El hallazgo se mantuvo consistente en las cuatro ciudades estudiadas, lo que sugiere que este patrón podría aplicarse a diferentes tipos de clima y áreas urbanas, siendo útil para planificar la plantación de árboles en diversas regiones. La "ley de potencia" en la eficiencia de enfriamiento de los árboles podría ayudar a planificadores urbanos y responsables de políticas ambientales a proyectar la cantidad de vegetación necesaria para alcanzar objetivos específicos de reducción térmica en sus ciudades.
Sin embargo, los autores también reconocen ciertas limitaciones en el modelo, como que no indica específicamente dónde deben plantarse los árboles, lo cual depende de factores sociales y de distribución equitativa. Además, sugieren expandir el análisis a ciudades con diferentes climas y densidades para validar la herramienta, considerando también los posibles efectos del cambio climático en el futuro inmediato.
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